A pesar de que al equipo de Josep Guardiola no le haya ido bien en esta temporada, en la que perdió su liga a falta de cuatro fechas y fue eliminada en los playoffs de clasificación a los octavos de final de la Champions League, a su legado, a su escuela, le va de las mil maravillas, pues su imagen se refleja claramente en las pizarras de los cuatro semifinalistas del torneo futbolístico más importante de todo el mundo. Y me explico.
Habiendo visto las ‘semis’ de ida, quedó completamente claro que ni los españoles Mikel Arteta o Luis Enrique, ni el alemán Hans Flick o el italiano Simone Inzaghi renunciaron a su estilo de juego, a ese que todo el mundo aspira a recrear desde que Pep lo mostró al mundo con el Barcelona del sextete, uno de los mejores equipos de la historia del balompié. Porque así como la mitad de jugadores más uno intenta emular los regates de Messi, la mitad de entrenadores más uno hace lo mismo con Guardiola.
Mikel Arteta vs Luis Enrique
En la primera llave de la semifinal de la Liga de Campeones 2024/2025 se dio el enfrentamiento, desde los banquillos, de dos técnicos que no solamente comparten la nacionalidad, sino que también fueron ‘pupilos’ del catalán que cambió el fútbol. El hoy entrenador del Arsenal comenzó su aventura siendo el asistente técnico de Josep Guardiola en el Manchester City por tres años y, de él, aprendió e hizo suyo el famoso ‘tiki taka’ o la ‘religión del toque’, como es conocida en Perú; mientras que el técnico del Paris Saint-Germain (PSG) tuvo que recoger y seguir la filosofía de Pep, a quien reemplazó en el Barça B y en el primer equipo también luego de los intineratos de Tito Vilanova y Gerardo Martino.
Ambos estrategas demostraron en el partido de ida que esa idea, la de salir tocando, la de expropiar el balón y la posesión, no era negociable, como les enseñó su mentor. Y ahí apareció —por ejemplo— Ousmane Dembélé como falso ‘9’, puesto que le inventó Pep a Messi, y con el que ambos llegaron a su prime; o también la locura de los gunners que, en un tiro libre en ataque, aprovecharon el marcaje en zona de los parisinos, se salieron del punto donde los defensas esperaban que llegara el esférico y, solo después de la autorización del árbitro, se metieron en la línea y cabecearon. Sin duda, un tremendo golazo que merecía ser el empate, pero que no lo fue por poco. Un pasito más y se libraban del offside. “Innovaciones” dignas solo de los mejores soldados del ‘Sargento Peppers’.
Simone Inzaghi vs Hans Flick
En la otra llave de ida, se vieron las caras no dos alumnos, pero sí dos grandes admiradores del estilo del que reunificó a la banda Oasis tras más de 15 años. El italiano, el menor de los Inzaghi, el menos afortunado en su carrera futbolística, pero el ‘rey de copas’ gracias a la superioridad estética de los equipos que dirige, abandonó el tradicional catenaccio de pierna dura en el país de la bota y se dedicó a construir paredes adornadas con grafitis de tacos y chalacas, como los que pusieron a su Inter encima de los catalanes, con los que acabaron empatando el pasado miércoles. En la misma línea, el alemán, que se curtió y benefició —en la Selección de Alemania campeona del mundo en 2014— de los jugadores y estilo del Bayern Münich de Pep, le devolvió la vida a un Barcelona plagado de jóvenes talentos, como Yamal, que ya supera en números a Messi cuando tenía la misma edad (17). Precisamente, sobre el 3-3 del Barcelona e Inter, Guardiola declaró este 1 de mayo que “gracias a este tipo de juego, los estadios nunca estarán vacíos”.
Cuatro equipos que juegan en terno hasta tres cuartos, como manda Pep, pero que sacan la lanza cuando se acercan al arco rival. Cuatro (de las muchas) cepas de Guardiola. Dos discipulos y dos admiradores. Gane quien gane las semifinales, campeone quien campeone la Champions League, triunfará el fútbol, la escuela, el legado y uno de los cuatro champions de Josep Guardiola.
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