Universitario ganó el Clásico y se muestra más sólido que nunca, o mejor dicho que en varias temporadas. Los cremas lograron su quinto triunfo consecutivo y son los líderes absolutos de la Liga 1, sacando 5 puntos de ventaja al segundo lugar.

Cuando escuchamos la famosa frase ‘los clásicos se ganan, no se juegan’, ¿qué imaginamos? Probablemente un partido en donde, aún sin mucho fútbol, se consiga la victoria. Nada más lejos de lo que ayer vimos.

Para ganar se necesita algo más que garra y jugadores talentosos, como planificación, estrategia y lectura del rival, y eso lo hizo muy bien Ángel Comizzo. Con sus armas, supo neutralizar a los llamados a ser figuras del encuentro, como Rinaldo Cruzado y Adrian Balboa.

Una mención importante para un gran trabajo escalonado de contención entre la defensa y el medio campo de los cremas.

Inteligentes en su planteamiento, sólidos en defensa con solo tres goles recibidos en nueve partidos y efectivos en ataque con jugadores desequilibrantes como Hohberg o Quintero. Eso son los merengues ahora, encontraron el equilibrio que su hinchada tanto quería de la mano de su entrenador.

Cuando la victoria se mancha

Añorar un clásico pintado de los colores de ambos equipos se convierte en indignación cuando te das cuenta que no hemos aprendido nada. Ayer murió un joven en un enfrentamiento de barras. ¿Cuánto más tiene que suceder?, ¿cuánto más pueden manchar el fútbol?

Parece que seguiremos añorando algo que está muy lejos de volver por la culpa de quienes se esconder en el disfraz de un verdadero hincha del deporte más lindo del mundo. ¡No es solo fútbol!, es mucho más que eso.