Los medallistas de los Parapanamericanos dieron una lección de superación. (GEC)
Los medallistas de los Parapanamericanos dieron una lección de superación. (GEC)

Fuimos testigos de hazañas épicas en los . Una persona que no puede ver llegaba primero a la meta acompañado de un guía; un habilidoso joven con la raqueta, al que le falta una pierna, rugía de euforia al salir campeón; una mujer en silla de ruedas levantaba mucho más de la mitad de su peso para quedar en el podio; un policía que perdió la movilidad de las extremidades inferiores producto de un tiroteo apuntaba a los blancos con suma precisión. Aquellas y otras victorias, sin contar las decenas de ejemplos internacionales que triunfaron en nuestra capital, nos dieron una lección de vida, de superación, y de civismo.

La segunda parte de Lima 2019 no solo fue una exhibición del mejor deporte de la región para personas con discapacidad; también representó un desafío para esta sociedad que aún le cierra el paso a los que son “diferentes”. Gran parte de la logística desplegada en el torneo se desarrolló pensando en estos deportistas.

Los que asistieron a las sedes de los Juegos pudieron apreciar que las vías contaban con una franja amarilla en alto relieve. Muchos se preguntaban para qué servía. A esta construcción se le llama: superficie podotáctil, una pista con textura para guiar a gente invidente. Además, se crearon rampas, señalización en braile, ampliaron los accesos y se acondicionaron las canchas para los atletas.

Pero hay camino por recorrer en la carrera hacia la inclusión. Por ejemplo, el Coliseo Eduardo Dibós, donde se jugó baloncesto en los Panamericanos, no pudo albergar al baloncesto en silla de ruedas, debido a que el túnel de salida a la cancha era muy angosto e implicaba una remodelación total. Por esa razón, este deporte se realizó en el Polideportivo 1 de la Villa Deportiva Nacional (Videna).

El cambio no solo se debe sentir en el ámbito deportivo. Perú tiene ahora el gran reto de brindar facilidades a los que más lo necesitan, ya que más de tres millones de ciudadanos en este país presentan algún tipo de discapacidad, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

En el 2006, la implementación del Reglamento Nacional de Edificaciones prometió un desarrollo urbano sostenible, creando espacios accesibles. Sin embargo, hasta la fecha, aquello no se cumple. Ni los distritos limeños con mayor índice de recaudación tributaria cuentan con pistas en óptimas condiciones. En varios locales no existen rampas.

Un reportaje reciente de Panorama demostró que para una persona con movilidad limitada es imposible subir al transporte público. Microbuses, combis e, incluso, los Corredores no presentan un sistema alternativo que permita viajar con comodidad. El Metropolitano va tan lleno en hora punta que le niega el abordaje a ciudadanos en silla de ruedas. Los fiscalizadores se esfuman durante estas ocasiones. Los puentes en las carreteras solo tienen escaleras, hay infinidad de veredas destruidas, y la lista sigue.

Los Juegos Parapanamericanos Lima 2019 fueron una vitrina perfecta para deportistas que no están acostumbrados a estar en el ojo público. Sí, fue una fiesta indiscutible, que nos conmovió y nos enseñó a nunca rendirnos. Pero, sobre todo, estos Juegos sirvieron para iniciar un cambio social a favor de la inclusión. Que el Perú sea un país sin limitaciones.

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