En el lugar donde las cámaras ya no tenían más acceso, al menos en ese momento, el capitán de Portugal ya no se tapó más la cara y siguió su ruta. Eso sí, el llanto nunca cesó. Poco a poco, conforme daba más pasado, la figura del actual agente libre desapareció, pero ya había dejado una de las imágenes históricas en la Copa del Mundo.