Nunca una frase tan coloquial como “lo barato sale caro” tuvo mayor sentido para resumir el impacto económico y deportivo que está sufriendo el Barcelona tras la salida de Lionel Messi al PSG. A más de 40 días desde que el argentino partió al fútbol francés, el club padece las consecuencias de una decisión dirigencial que se tomó con el único fin de evitar la crisis financiera, que el año pasado ya había registrado pérdidas por 481 millones de euros, según confirmó el presidente Joan Laporta.
Pero esa intención de querer salvaguardar la estabilidad económica podría jugar en contra: el ahorro salarial que genera la desvinculación de Messi se vería superado por la caída de los ingresos que este mismo provoca. De acuerdo a la consultora Brand Finance, la partida del argentino le costaría al club una pérdida de 137 millones de euros en valor de marca repartidos de la siguiente manera: 77 millones en ingresos comerciales, 43 millones en merchandising y 17 millones en el ámbito deportivo.
Es más, algunas predicciones ya empezaron a materializarse. Por ejemplo, en lo deportivo, el Barcelona dejó una mala impresión en su debut en la Champions League ante el Bayern Munich, que le metió tres goles en el Camp Nou y tranquilamente pudo hacerles más. Incluso, fue la primera vez en este torneo que el cuadro azulgrana no remató al arco en todo el partido. ¿Acaso es el efecto Messi?
Problema económico
En lo comercial, también surgieron problemas que el club tendrá que afrontar. La última mala noticia fue el anuncio de que Rakuten no seguirá siendo el principal sponsor de la institución blaugrana después de esta temporada. La decisión pasa por un tema particular: el impacto de la pandemia. Antes de la llegada del coronavirus, la marca turca pagaba 55 millones de euros; sin embargo, tras lo ocurrido, el monto se redujo a 30 millones.
El reto de la dirigencia del Barcelona está en encontrar a una marca que pague lo suficiente para colocar a su camiseta como una de las más poderosas del mundo, junto a las del Real Madrid, Manchester United y el PSG, que actualmente dominan el mercado en este rubro. Sin embargo, con la ausencia de Messi, el desafío parece casi imposible de alcanzar.
Por otro lado, el impacto también ha tenido repercusión en la venta de camisetas. Cuando estaba Messi en el plantel, el Barcelona proyectaba generar ingresos de 200 millones de euros, de los cuales 30 millones iban directamente a las arcas del club. Además, de cada 10 camisetas que vendían, 8 llevaban el estampado del apellido del argentino y el dorsal 10. No obstante, tras su salida del club, la estimación ha cambiado y esperan que la caída de las ventas de camisetas solo sean en un 30%.
La apuesta, en ese sentido, apunta a que el nuevo centro de atracción de los potenciales compradores de camisetas sea Memphis Depay, el fichaje más importante del club, y que de cada 10 remeras que vendan, 5 lleven estampado el apellido del holandés. Sin duda, es una medida optimista que, seguramente, se podrá medir con exactitud al finalizar la presente temporada.
Sin Messi no hay fiesta
La falta de un jugador-imagen, como lo fue Messi en su momento, también le pasa factura al cuadro azulgrana. Para el duelo de la primera fecha de LaLiga ante Real Sociedad, el primero con asistencia de público luego de 17 meses por la pandemia, apenas 15,280 de los 52,262 abonados solicitaron una entrada. Y lo mismo ocurrió en el debut en la Champions League contra el Bayern Munich, donde solo 31,213 abonados pidieron un boleto. Esa situación obligó a que el club pusiera a la venta entradas para el público en general, algo que era poco usual con Messi en el plantel.
Seguramente, la caída en las visitas al estadio y el museo del club también ocasionará un impacto negativo en la economía, aunque todavía es muy pronto para medirlo. Esta actividad era una de las más preferidas por los turistas e hinchas que visitan Cataluña. Las entradas cuestan de 26 a 119 euros y en el 2019, antes de la pandemia, más de un millón de personas pagaron su boleto para recorrer los pasillos del Camp Nou.
A lo económico se suma lo deportivo, que también traerá consecuencias. Con lo mostrado en la Chamions League, será difícil que el Barcelona pueda meterse entre los ocho mejores del torneo. Hasta el momento ha dejado una impresión de un equipo vacío, sin la explosión de antes ni un genio que los guíe.