Miles de aficionados de las selecciones de y llegaron hasta las inmediaciones del Estadio Luzhnikí, escenario de la gran final del , para alentar a sus equipos previo al juego más importante del año.

Con los rostros pintados, vistiendo las camisetas de sus combinados, agitando la bandera de sus países, levantando réplicas de la Copa del Mundo, en grupos de amigos y solos, todos viven, a su manera, la fiesta del fútbol.

Algunos de los fanáticos de Francia y Croacia ya ingresaron al coloso ubicado en la capital rusa. En las tribunas ya se oyen los cánticos, las arengas, la ovación para los protagonistas del juego por el Mundial.