El escándalo de corrupción en la FIFA alcanzó a Alemania, cuya candidatura para organizar el Mundial 2006 fue acusada este viernes por el semanario Der Spiegel de utilizar una cuenta secreta para comprar votos.
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En un avance en la página web de su próximo número, Der Spiegel aseguró que —según informaciones a las que tuvo acceso y cuyas fuentes no revela— los organizadores del Mundial 2006 abrieron en 2000 una cuenta secreta en la que el entonces jefe de la multinacional alemana Adidas, Robert Louis-Dreyfuss, ingresó 10.3 millones de francos suizos.
"El dinero se usó, según los indicios, para comprar los 4 votos asiáticos, de los 24 que tiene el comité ejecutivo de la FIFA", publicó Der Spiegel, que añade que el comité organizador devolvió luego a Dreyfuss 6.7 millones de euros (US$7.6 millones al cambio actual) haciendo una triangulación financiera con ayuda de la FIFA.
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Der Spiegel sostiene que tanto el entonces jefe organizador, Franz Beckenbauer, como el actual presidente de la Federación Alemana (DFB), Wolfgang Niersbach, que era uno de sus subalternos, estaban al tanto.
Considerados hasta ahora como figuras ejemplares y candidatos a los más altos sillones, los dirigentes alemanes se encuentran de repente bajo el foco de la sospecha junto a Joseph Blatter o Michel Platini.
Poco antes de que Der Spiegel diera la noticia, la DFB, la federación futbolística nacional, había descartado en un comunicado de prensa que se hubieran producido irregularidades en la adjudicación del Mundial 2006 a su país.
"A la luz de una investigación reciente a los dirigentes mundiales de la FIFA y debido a la cobertura mediática, la federación alemana abrió una auditoría interna sobre la adjudicación del Mundial de 2006", explicó la DFB.
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Pero, en la misma nota, la federación admitió que investiga la posibilidad de que la FIFA malversara un pago del año 2005. Se trata, precisamente, de esos 6,7 millones de euros.
Afirman que estos millones bajo sospecha "no tienen nada que ver con la adjudicación del Mundial, que había tenido lugar 5 años antes", en julio de 2000.
Alemania ganó la sede del Mundial a Sudáfrica en una ajustada votación por 12-11, en la que fueron decisivos los apoyos europeos y asiáticos, además de la sorpresiva ausencia en la votación del neozelandés Charles Dempsey.