En Caliente: Deporte social en tiempos de crisis. (Composición: agencias)
En Caliente: Deporte social en tiempos de crisis. (Composición: agencias)

La excentricidad con la que viven miles de atletas hoy en día, todo lo que gastan los clubes, el dinero que mueve la organización de campeonatos, nos ha hecho pensar que el deporte está en otro estrato. Pero aquel pensamiento no puede estar más alejado de la verdad. La relación entre el ser humano y el deporte es más antigua que la creación de la rueda. Y el deporte siempre ha estado allí para resolver conflictos o extender la mano en tiempos de crisis, como la que experimentamos ahora con el .

Miramos con recelo lo que ostentan los deportistas y, sin embargo, olvidamos que un balón nos une, ya sea con un número cinco o de los pequeños que rebotan mucho. Y es que el deporte se entromete en todos los ámbitos de la vida: en la política, en la economía, en la religión, en las relaciones personales.

Una crisis como esta, en la que más de 50 mil personas han muerto por el COVID-19, según la universidad estadounidense Johns Hopkins, logró despertar el lado social del deporte. Ya varios clubes de fútbol, de baloncesto, tenistas, golfistas, nadadores, etc, etc, se han unido para paliar los efectos negativos de la pandemia.

El deporte puede parecer una quimera para muchos que deben buscarse la vida de otras maneras. A veces ignoran que en realidad siempre está ahí, tan cerca y presente, sobre todo cuando se trata de ayudar.

UNA MANO EN EL CORAZÓN Y OTRA EN EL BOLSILLO

La donación del Barcelona fue confusa, pero real a fin de cuentas. Pese a los entredichos entre el presidente Josep Maria Bartomeu y los líderes del equipo, se llegó a un acuerdo de reducir los sueldos de los jugadores en un 70%. , añadió que, además, aportarían un extra del 2%. En total, “16 millones (de euros) de rebaja al mes”, según dio a conocer el medio Mundo Deportivo de España. Todo ese dinero irá a destinado a los otros trabajadores del Barza, que no tienen un salario tan jugoso como las estrellas.

También los jugadores de la Juventus de Italia se sumaron en la lucha contra el coronavirus. No van a cobrar marzo, abril, mayo y junio de este año. , por su parte, decidió reducirse 3,8 millones de euros la remuneración.

El fútbol no es el único deporte que está dispuesto a vencer este letal virus. El basquetbolista Rudy Gobert, pívot de Utah Jazz, ofreció 500 mil dólares para los funcionarios de su club, quienes cumplen la cuarentena y están fuera de labores. Gobert fue nada menos el jugador que dio positivo para COVID-19 antes del partido contra Oklahoma City Thunder. Fue la razón por la que la NBA se suspendió apresuradamente.

EL DEPORTE Y UNA HISTORIA DE PAZ

Para dejar en claro lo importante que es el deporte como un agente social, es necesario citar a la mismísima Organización de las Naciones Unidas. En el 2002, lo reconoció como un derecho humano que sirve como herramienta esencial y práctica para lograr la paz y el desarrollo en el mundo.

Los tiempos adversos siempre han sacado lo mejor de la humanidad. Y el deporte no ha sido la excepción. A lo largo de la historia, le puso fin a conflictos que parecían irremediables.

Cuando el apartheid fue abolido en 1990–91, el presidente de Sudáfrica Nelson Mandela intentó unir nuevamente a blancos y afrodescendientes mediante el rugby. Así fue como organizó el Mundial de esta disciplina en 1995. Un heroico equipo de los ‘Springboks’, como llaman a la selección nacional, consiguió adueñarse del trofeo. El odio entre compatriotas, entre dos clases sociales que habían estado siempre enfrentadas, disminuyó notablemente gracias al balón ovalado.

En 1996, luego de la masacre por el genocidio en Ruanda, el fútbol apareció como un intermediario para el perdón. La Youth Sports Association de Kigali creó el club deportivo comunitario Espérance para integrar de nuevo en la sociedad a los asesinos que habían cumplido sus penas, junto con las familias de las víctimas. Se lee cruel y nefasto, pero fue una gran alternativa para la reconciliación.

Cuando todo era más tenso en el mundo, cuando se sufría más, el deporte estuvo allí para interceder y devolverle la paz a la población. Jugando todos siempre se han entendido más fácil, como niños. Y ahora en plena crisis también está presente, extendiendo una mano a los que más lo necesitan.