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Diego Maradona y Cuba, un amor incomprendido

“Fidel, si algo he aprendido contigo a lo largo de años de sincera y hermosa amistad, es que la lealtad no tiene precio”, dijo Maradona a Fidel Castro en una carta para el recuerdo.

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Fecha Actualización
Diego Armando Maradona falleció hoy 25 de noviembre a los 60 años luego de sufrir un paro cardiorespiratorio en su domicilio ubicado en Villa Italia en Argentina. El entrenador de Gimnasia y Esgrima de La Plata venía recuperándose de una intervención quirúrgica a principios de mes por un hematoma subdural en su cabeza; sin embargo, no resistió.
Sobre el gramado era una estrella, capaz de driblear al rival más duro y hábil con el balón pegado al pie para marcar verdaderas pinturas de goles que trascenderán por siempre. Sin embargo, su adicción a las drogas trajo a menos una de las carreras más prodigiosas que vio el fútbol mundial.
Corría el año 2000 y Diego decidió instalarse en Cuba por cinco años, hasta el 2005. Motivado en busca de rehabilitación a su adicción a las drogas, viajó acompañado de su representante de ese momento, Guillermo Coppola, y su secretario, Gabriel Buono.
Alojado en el resort La Pradera de La Habana, en un espacio convertido en una especie de hospital para rehabilitación. “El hospital había puesto a un chico cubano que se encargaba de todo: de que Diego comiera a horario, del menú, de que hubiera café en la casa. Que no faltase nada”, detalló Leo Sucar, un amigo cercano al Diez, a Teleshow.
Entre el 2000 y 2004 Sucar visitó tres veces a Maradona en Cuba, quedándose en su domicilio, lo que le permitió conocer cómo era el funcionamiento del lugar donde el argentino cumplía con su tratamiento.
No tardó mucho tiempo para que en Cuba se escuche sobre las andanzas nocturnas del Diez. El crack argentino estaba protegido por el régimen cubano cuando paseaba por la capital. Maradona se tatuó la imagen del Che en el hombro y a Fidel en la pierna como agradecimiento.
Entre fiestas y excesos, peleas y discusiones con los mismos enfermeros del hospital, Diego pasó su primer periodo en la isla hasta 2004, aún sin recuperarse al cien por ciento. Apenas meses después el argentino volvió a Cuba al sufrir una recaída con la cocaína. Ya en 2005 abandonó Cuba.
Sobre ese periodo de rehabilitación se conoce que los primeros días tenía dos turnos médicos de ocho horas, es decir, 16 horas diarias. Además, tenía una ambulancia a disposición, una enfermera, un paramédico y un chofer.
Parte de la rehabilitación consistía en un entrenamiento con un fisioterapista, quien logró que Diego pudiera correr cinco kilómetros por día. Empezó con uno y medio, y fue aumentando de a 500 metros cada cuatro días.
El campeón del mundo en México 86 viajaba con regularidad a Cuba para visitar a Fidel Castro y siempre defendía sus políticas. Eran amigos cercanos.
Sobre ese lazo que compartían, Maradona señaló a la prensa argentina que los 4 años que vivió en Cuba “Fidel me llamaba a las 2 de la mañana para hablar de política o de deportes o lo que sucediera en el mundo y yo estaba dispuesto, es el recuerdo más lindo que me queda”, aseguró ‘El pelusa’.
“Fidel, si algo he aprendido contigo a lo largo de años de sincera y hermosa amistad, es que la lealtad no tiene precio”, remarcó Maradona a Fidel Castro en una carta escrita el 15 de enero de 2015 que el mandatario cubano difundió.
Amigos y cómplices, Fidel Castro murió el 25 de noviembre de 2016, y ahora, cuatro años después, Maradona dejó este mundo en la misma fecha.