El corredor cambió su vida cuando se enteró que su madre estaba enferma. (Perú21/ Anthony Niño de Guzman).
El corredor cambió su vida cuando se enteró que su madre estaba enferma. (Perú21/ Anthony Niño de Guzman).

Se enteró de que su madre tenía cáncer un día antes de ir al Mundial de Brasil 2014. Sus padres se lo contaron cuando ya tenían una solución. Le dijeron que haga su viaje y que se relaje. Pero su vida cambió. Tomó el vuelo y tuvo el tiempo necesario para pensar sobre lo que hacía con su vida. Diego Casabonne Benavides se preguntó si era feliz.

La felicidad no se mide en kilos ni en horas trabajadas ni en logros obtenidos ni en el tiempo para la juerga. En esa época pesaba 85 kilos, trabajaba hasta 12 horas diarias, ganaba bien, escalaba puestos como ingeniero industrial en una empresa cervecera y cinco noches a la semana se entregaba a la fiesta. Ahora pesa 67 kilos; tiene su negocio de comida saludable; corre de manera profesional, desde hace un año, en las montañas del Perú, Canadá y la Patagonia, y se alista para este año correr en Austria. Se quitó el terno y los zapatos, y se puso el short y las zapatillas. “A un deportista no lo hace la habilidad, sino la disciplina”, apunta The Running Cuy, como se hace llamar.

Hacemos la entrevista en medio de El Olivar de San Isidro. Pero el caos de la ciudad nos persigue. De fondo, el canto de la naturaleza interrumpido por los motores de las máquinas de limpieza y podadoras. Y nosotros. “Cuando empiezas a vivir en el futuro, dejas de disfrutar el presente”, reflexiona.

Te acaban de operar de la muñeca. ¿A raíz de la experiencia con tu madre, cada vez que asoma la enfermedad o algún accidente, hay una sensibilidad especial en ti?
Después de lo que pasó con mi mamá, cambié bastante mis hábitos. Llevaba un estilo de vida sedentario, trabajando y saliendo a fiestas hasta cinco veces a la semana. Así estuve desde los 22 años hasta los 26.

¿Qué pasó por tu cabeza en ese momento?
Renuncié a mi trabajo con el propósito de poner un negocio de comida saludable para la gente como yo: que vivía sola y que no tenía para cocinar, que comíamos súper mal porque eran las opciones más fáciles. En el trabajo que tenía me iba muy bien, ganaba bien, crecía, tenía un buen grupo de amigos, me llevaba bien con mi jefe. Pasé por siete puestos en cuatro años, pero no era lo que me hacía feliz.

¿Cómo se es feliz?
Encontrando lo que es para ti, que te levantes en la mañana y estés feliz. Hacer algo que te va bien porque eres bueno no siempre es la felicidad.

Si tienes plata, te va bien en el trabajo, estás rodeado de buenos amigos, todos los fines de semana te diviertes, ¿cómo sabes que no eres feliz?
Porque estás estancado en algo. Yo estaba conforme con tener un buen carro, con poder pagar mi departamento, con poder viajar. Pero en mi día a día no era feliz. Cuando pasó lo de mi madre, me pregunté: ¿qué voy a hacer de acá a 10 años?, ¿haré lo mismo, pero en un puesto más alto y ganando más, trabajando más horas y sentado en una oficina? No era lo que quería. Me planteé un objetivo en la vida: ayudar a la gente que estaba en la misma situación que yo. Si yo seguía con ese estilo de vida, a los 50 años me iba a dar cáncer, porque está 100% relacionado con tu estilo de vida. Yo no me sentía con energía, me levantaba cansado, me daba flojera. Salir todas las noches, trabajar 12 horas no es sostenible en el tiempo. A ese ritmo, nunca te detienes a pensar para entender lo que amas. Cuando piensas, puedes saber y con conocimiento tomas mejores decisiones.

¿Cualquiera puede tomar esa decisión? Se podría decir que es fácil cuando tienes plata o vives con tus padres y no tienes familia.
Hay costos de oportunidad. Antes trabajaba por plata y hacía lo que hacía por plata, no por amor. Si me quitabas mi sueldo, no lo seguía haciendo. No se debe ver la plata como un objetivo. Si haces lo que amas, es imposible que te vaya mal, porque si es lo que amas, siempre darás el 110%. Si amas lo que quieres, nunca dejarás de intentarlo.

Empezaste en maratones y al año ya corrías en la montaña. ¿Qué tiene la montaña?
Paz, calma, tiempo para uno, descanso del caos de la ciudad. Vivimos en una ciudad donde se toca mucho el claxon, que afecta tu paz interior.

¿Qué te enseñó la montaña?
A respetar el lugar donde vivimos. Es algo que se ha perdido en la ciudad. La gente fuma y el cigarro lo entierra en la arena, tiran la basura en la calle, no se respeta al peatón, no cruzan por los puentes sino por la carretera. Si no te quieres a ti, ¿cómo vas a querer a tu entorno? Además, al correr en la montaña, descubro lo que los incas vivieron en su momento. Me encantaría encontrar la siguiente ciudadela inca, que estoy seguro que existe, porque tenemos 2,500 km de Camino Inca.

¿Cómo se gana arriba, en la montaña?
Acabo de correr, en Chile, el Cruce de los Andes, 100 kilómetros en tres días, y llegué en el puesto 16 de 1,200 corredores. Para mí, eso es un triunfo. El triunfo es desafiarte a ti mismo y ganarles a las adversidades del lugar.

De niño te decían cuy de tómbola. ¿Por qué?
Siempre digo que es por ágil y rápido. Pero es porque tengo cara de cuy (risas). De niño era travieso, jugaba en la calle. Quedarme en una casa jugando Play Station no era lo mío. Quería explorar.

¿Qué querías ser?
Siempre quise ser futbolista. Llegué a jugar en Cantolao. La universidad y las lesiones me llevaron por otro camino, el de la vida cotidiana y sedentaria.

Un entrevistado me dijo que estudió Ingeniería Industrial porque esa carrera lo podía transformar todo.
Así es. Soy ingeniero industrial y en esa carrera se entiende el porqué de las cosas. Te permite adaptar las cosas a tu realidad.

¿Qué estás transformando?
A mí mismo. Estoy tratando de ser una mejor persona y transmitir esto a la gente que lo necesita. La única forma de hacer las cosas es intentándolo.

AUTOFICHA
​- “Tengo 31 años de edad, estudié Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima. Llevé cursos de coaching para ser entrenador y, actualmente, hago coaching online. Aunque no lo promociono mucho, porque prefiero enfocarme en las personas que realmente lo necesita y que me han buscado”.

- “He llevado cursos de supervivencia en zonas remotas, que son cursos de alta montaña. Si algo tienes que aprender, es que debes respetar a la montaña. En las zonas remotas, estás a días y horas de ayuda médica. Entonces, necesitas responder ante esas eventualidades”.

- “Actualmente, tengo el negocio de comida saludable Come en Casa. Tenemos planes de exportar a Chile. Y también hago la carrera Llanganuco Mountain Trail. Se vienen muchos proyectos más. La idea es promover el turismo deportivo en el Perú. Para este año tengo 13 carreras programadas”.