No han pasado ni 24 horas de su noche inolvidable y Alberto Rossel no asume poses de campeón del mundo, pese a que lo es. Atiende con humildad a todos los que le preguntan lo que siente por haber ganado el título mundial interino minimosca ante el mexicano José Rodríguez.
¿Qué es despertar como el mejor? "Ustedes los periodistas no me dejan asumirlo bien, ja, ja. No tengo tiempo de pensar, pero soy feliz; es bonito que digan que gané el título mundial. No es poco, ¿verdad?", contesta y pregunta el muchacho de Villa El Salvador. Un hombre que, en todo momento, se cobijó en el aliento de la gente en el Dibós.
"El grito de la gente me llenó de confianza. Aunque nadie lo entienda, te puedo decir que cada vez que lancé un puñete me sentía un hombre poderoso porque recibía la energía de mi pueblo", apuntó el púgil, que no pudo contener la emoción cuando su brazo fue levantado a las 10:30 p.m. de un 14 de abril de 2012.
"Cuando me dieron ganador, surgieron los rostros de mi mamita Julia, de mi esposa Susana, de mis entrenamientos en mi barrio de Villa El Salvador, cuando recién empecé mi carrera", asegura.
SACRIFICIOS Y DEMÁSTodo hombre sabe que para alcanzar un sueño hace falta sacrificio. "Hace dos meses no hago el amor, desde diciembre no me tomo un vaso de cerveza. Desde que confirmaron el combate me olvidé de todo", sostiene el boxeador, que invertirá su ganancia en un terreno y una academia para los chicos. "Tampoco crean que soy millonario, eh… Eso sí, a mí no me van a ver con un auto último modelo", dice.
Camina y le piden una foto, un autógrafo. Le gritan desde un microbús, también de un restaurante. "Si tengo hambre y ganas de comer en una carretilla, lo haré. Yo vengo de abajo, no seré otro por una pelea ganada", subraya nuestro campeón. Ese campeón que vale un Perú.
En 2010, Rossel perdió el título supermosca ante el mexicano Hugo Cazares. Peleó de visitante y regaló dos categorías. El púgil de 34 años dedicó su triunfo al profesor Manuel Ronches y a su excolega Luis 'Puma' Villalta, ambos fallecidos.