(Reuters)
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Redacción PERÚ21

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(AFP) Si el Barcelona de Josep Guardiola, rey de Europa la pasada temporada, era alabado por su fútbol espectáculo y su filosofía ofensiva, su sucesor en el palmarés de la Liga de Campeones, el inglés, ha sido criticado por justo lo contrario.

El equipo londinense ha sido tildado, antes y después de la final, de resultadista, ultradefensivo e incluso de adalid del antifútbol, en la más pura tradición italiana del 'catenaccio', que parece haber aplicado su técnico Roberto Di Matteo, nacido en Suiza pero que jugó con la 'Nazionale'.

Todos coinciden en señalar que en la final de la Champions de ayer, en la que el Chelsea conquistó su primer título europeo tras imponerse 4-3 en la tanda de penales luego de un empate 1-1, el Bayern de Múnich mereció mejor suerte por su motivación, su valentía y su dominio claro del juego.

Di Matteo y sus 'blues' supieron contrarrestar a Mario Gómez, Arjen Robben y Franck Ribery con grandes dosis de fortuna y un planteamiento tan simple como eficaz de fortaleza defensiva, presión asfixiante atrás y confianza en el talento y velocidad de sus puntas para los contragolpes.

La estrategia dio resultado y hay datos que muestran hasta qué punto el dominio del Bayern fue abrumador: tiraron veinte saques de esquina, por apenas uno de su rival.

Tras el partido, Di Matteo y sus jugadores tuvieron que responder a preguntas sobre esa falta de brillo del juego del nuevo campeón de Europa.

"Teníamos cuatro jugadores suspendidos y dos defensas que habían estado de baja varias semanas… Era muy complicado, teníamos que optar por el mejor equipo posible y el sistema más conveniente", justificó el joven entrenador del sexto clasificado en la recién terminada Premier League.

¿Cambio de tendencia en el fútbol europeo o éxito puntual? El tiempo lo dirá, aunque se habló de algo similar en 2010, cuando el Inter de Milán de Jose Mourinho ganó la 'Champions', también ante el Bayern, y al año siguiente el Barcelona y su fútbol espectáculo reconquistaron la corona europea.