Estos han generado en mí las ganas de hacer deporte todos los días. Ahora quiero desempolvar mi paleta, comprarme un 'corcho' nuevo, arreglar el aro de la cancha y, por qué no, animar a mis amigos para más 'pichangas'. Quiero ser como Kevin Martínez y Claudia Suárez en frontón; y disfrutar de las olas como la delegación de surf, pero haciendo bodyboard.

Ese mismo entusiasmo lo he notado en mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo y lo he visto en redes. Es el momento de aprovechar la motivación colectiva de la gente para fomentar más deportes. Es el momento de que los niños no salgan frustrados de una prueba de fútbol porque les dijeron que no tenían condiciones, y creen que no hay más alternativas. Sí las hay. Como muestra, está Lima 2019.

La realización del —nada menos— tercer torneo deportivo más importante del mundo nos dejó la infraestructura que no teníamos antes. Fueron 21 sedes con, por lo menos, 19 canchas bien equipadas para practicar 39 deportes. 

Ahora el reto está en terreno del Estado. Carlos Neuhaus, jefe del Comité Organizador de los Panamericanos 2019, ya mencionó que no se privatizarán los escenarios, y que se abrirán las puertas para todos los ciudadanos. Aunque algunas disciplinas se jugaron en lugares donde no cualquiera tiene acceso, como la Base Aéreas Las Palmas, la Escuela Militar de Chorrillos, el Lima Golf Club, entre otros. ¿Cómo nos garantizarán el pase?

De todos modos, estos Juegos llegaron a 14 distritos de Lima y el Callao. Ahora miles de familias en Villa María del Triunfo y Villa El Salvador, por poner solo dos ejemplos, cuentan con estadios alucinantes de rugby, hockey, béisbol, gimnasia, polo acuático, natación, tiro, y la lista sigue. Varios chicos vieron por su ventana a atletas de élite competir, a quienes ya quieren emular. Solo falta que se animen a salir y experimentar nuevos deportes.

Lima 2019 dejó la valla alta a Chile, que planea hacer los próximos Panamericanos de Santiago 2023 con un tercio de lo invertido en nuestro país. Pero también le dejó la valla alta al Perú, a su gente y a los deportistas. Con 39 preseas, superamos largamente la meta predestinada. Además, la atención y pulcritud de la organización nos dio lecciones de civismo. 

Si nuestros atletas premiados tuvieron mucho en contra y, prácticamente, la pelearon solos, las nuevas generaciones cuentan ahora con una ventaja. Lima 2019 ha regalado un legado inquebrantable. Las últimas dos medallas de oro entregadas en la ceremonia de clausura para Ariana Baltazar, integrante sub 13 de la selección de judo, y Nano Fernández, campeón sub 15 de tenis de mesa, representan un futuro que promete. Sigamos jugando todos.

Juegos exitosos.