Redacción PERÚ21

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Hace 18 años el Estadio Nacional de Tokio reventaba de hinchas de dos de los clubes más populares del planeta. El Real Madrid se enfrentaba contra por la una de las ediciones más recordadas de la ya extinta

La cita, que juntaba en un partido único al campeón de la Champions League y  la Copa Libertadores, puso en el verde a estrellas merengues de la talla de Luis Figo, Iker Casillas, Roberto Carlos, Guti, Raúl. En tanto, en club sudamericano se encontraba el portero Óscar Córdoba, Sebastián Batagglia, José Basualdo, Martín Palermo y

Justamente este último se robaría el show del partido. Si bien el goleador Martín Palermo fue el autor de los dos goles de la victoria, fue  'Topo Gigio' quien tuvo una noche de ensueño, un partido para presentarse al mundo entero y dar cuenta de la calidad de su pierna derecha.

Con 22 y en su cuarta temporada en el club xeneize, Román era el indiscutido '10'. Libró una batalla especial con Claude Makélélé, cinco años mayor que él y ya consolidado como uno de los mejores volantes centrales del mundo. 

Pero en el recuerdo del hincha de Boca hay un momento especial. Makélélé desesperado persiguiendo a Riquelme. El '10' esconde el balón una y otra vez para generar que el francés pierda la paciencia. Empujones y faltas. El recuerdo ha quedado grabado también en video, que a 18 años suman visitas y elogios a Román, el último '10' de Boca.

Pero lo de Riquelme no solo fue espectáculo. A los 6 minutos, a solo 3 de que Palermo haya sorprendido con el 1-0, Román recibió el balón cerca a su área, corrió unos pasitos y sacó un pase mágico para que Palermo la coloque en el palo derecho de un sorprendido Iker Casillas. 

Iban seis minutos y Boca ya ganaba 2-0. En tan solo seis minutos ya 'Topo Gigio' había mostrado al mundo su calidad entera. 

Y casi al final, cuando la hinchada azul y oro ya sentía el triunfo cerca. Román fue por izquierda para ofrecer otro acto de su show. Tras recoger un balón, superó con facilidad a Helguera, entonces vio como el Geremi se le plantó al frente y no tuvo mejor opción que iniciar con unos jueguitos con su pierna derecha. El camerunés solo podía seguirlo de cerca con una impotencia compartida por sus compañeros. Ni Guti, que se acercó a ayudar, pudo con Riquelme y solo una falta pudo pararlo. En las tribunas, solo se escucharon aplausos. 

Han pasado 18 años de aquella recordada Copa Intercontinental, pero el recuerdo de lo que hizo Riquelme aquella noche en Tokio sigue más vivo que nunca.

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