El último partido de la fecha 30 del Torneo Argentino ya tenía a un campeón cantado. Boca Juniors se había consagrado faltando dos encuentros y los xeneizes llegaron a La Bombonera en medio de una multitudinaria afición que con cánticos a todo pulmón le recordaban a toda la Argentina que se encuentran en lo más alto del fútbol nacional.
El encuentro ante Unión de Santa Fe era un mero acto protocolar. La fiesta ya estaba anunciada y luego de la victoria por 2-1, Boca inició con los festejos correspondientes.
La entrega de medallas y el levantamiento de la copa se vivió en un entorno místico plagado de los clásicos colores amarillo y azul que identifican al equipo que no ha descendido en toda su historia (lleva 112 años desde su fundación).