Yola Polastri: "Me da pena que la TV les haya cerrado las puertas a los niños"

Hace seis meses fue la primera operación por aneurisma a la que se sometió Yola Polastri. Perú21 la entrevistó y nos dijo: "La fiesta no se acaba; siempre hay una razón para celebrar”.
Yola Polastri y una vida dedicada a los niños (Foto: Mario Zapata).

Muchos nos preguntamos cómo está . Se han cumplido seis meses de su primera operación por aneurisma. Se siente cada día mejor y con buen apetito. Y acepta con rubor que ha subido unos kilos de más. Y, sobre todo, sigue haciendo fiestas para sus “niños de 20, 30, 40 y 50 años”, y en bodas, empresas y discotecas. “La fiesta no se acaba. Siempre hay una razón para celebrar”, dice y confiesa con preocupación que en un año tiene que volver a los chequeos médicos.

A los siete años, la desahuciaron por tener púrpura sanguínea. La llevaron donde el yerbero y –ella asegura– la curó. A fines de los ochenta, se iba a quedar ciega, porque contrajo un parásito poco común. Pero nunca le dio sarampión. Es la chica de las enfermedades raras.

En la adolescencia descubrió la TV. Pasó por Matrimonios y algo más, coprotagonizó la novela Verano para recordar y la buscaron para Me llaman Gorrión, pero no aceptó. Ya bailaba en un programa para niños. Hizo televisión durante casi 25 años y sin parar.

Son las 8 de la noche. Toco la puerta de su casa, en algún lugar lejano de La Molina. Entro y me recibe un letrero que dice: “Hola, Yola”. Mientras espero su salida, más de una decena de peluches me miran. “Qué calor hace”, sorprende vestida con una peluca, gorra y traje turquesas. Frontal y genuina. Un referente de los programas infantiles. “Cuando hablan conmigo, nunca se acaba la conversación”, me advierte.

En la enfermedad siempre se piensa lo peor.
Este aneurisma me lo encontraron accidentalmente. Fui al médico por un olvido que no me pareció normal. El primer doctor me dijo que iba a quedar parapléjica. Fue como entrar al túnel del terror. Pero mi cardiólogo me recomendó que vaya a otro médico.

En varias etapas de tu vida, has contraído enfermedades singulares. ¿Dirías que hasta para eso eres original?
No sé si soy rara, pero quizá tengo cosas muy marcadas que pueden diferenciarme. Tuve suerte, que es la oportunidad, el conocimiento, el talento y qué tan fácil aprendes.

Estuviste casi 25 años en la televisión. ¿No la extrañas?
Sí. Y estuve vigente, actualizándome y modernizando el programa. Lo que ves hoy en TV es improvisado, ligero, nada para aprender y todo para horrorizarse. Yo he enseñado a apreciar la vida, a quererla, a formarla con valores.

Alguna vez declaraste que cuando eras adolescente, querías trabajar donde puedas ganar dinero.
Yo tenía en mente siempre hacer dinero. En tercer año de media, durante las vacaciones, trabajé; y en cuarto año, también. Mi hermano ya bailaba en la TV, en el programa Ritmo Boys, era el coreógrafo y me llevó al Canal 5. Yo tendría 17 años y comencé a conocer ese mundo maravilloso. De chiquita ya fantaseaba, mirándome al espejo, con tener el pelo lila. En el colegio ya hacía teatro.

¿Y ganaste dinero en la TV?
Lo suficiente. Trabajé mucho, tanto que no salía a la calle y cuando lo hice, me di cuenta de que era famosa. Nunca dejé de recrear y educar. No viví ansiosa por buscar novio y casarme. Y supe que no podía tener hijos. Me absorbió mi trabajo, donde me sentía plena. Había encontrado un mundo para estudiar y aprender.

¿Hipotecaste tu vida personal por la televisión?
Creo que no todas las mujeres sueñan con casarse. Mi vida era diferente. Una mujer es completa con hijos o sin hijos. Aspiraba a otras cosas, no necesariamente al matrimonio.

¿Pero lo intentaste?
Siempre se aparecen pretendientes. Como trabajaba bastante, el tiempo que tenía era menor y hay mucha libertad para tu pareja, y si te toca uno que no es fiel, te va a fallar. Todos los que he encontrado han fallado. Pero bien por mí.

Hoy se habla del empoderamiento de la mujer y tú ya lo tenías claro.
Hacía ocho trabajos: compositora, libretista, directora, coreógrafa, cantante, actriz, animadora y empresaria. También diseñaba las escenografías, los trajes.

¿Ser Yola Rocker también fue una forma de arriesgar?
Así es. Hoy me dicen que yo era el Internet de la época, porque me iba al extranjero y traía la música actual. Y en el programa tuve a todos los rockeros, como Soda Stereo, Hombres G, El Tri y los nacionales. Además, tuve la suerte de conocer a Mick Jagger en la selva, porque estaba grabando Fitzcarraldo. Yo estaba de vacaciones con unas amigas. Fuimos a un restaurante y entró él. Mis amigas saltaron como resortes. No fui porque la gente de Iquitos se acercaba y me pedía autógrafos. Después él contó que en Perú en un restaurante no lo habían reconocido, pero había una mujer que firmaba autógrafos (risas).

Hace unos años, desde el rock y afines, bandas nacionales te rindieron homenaje con el disco Tributo a la niñez, pero no te gustó.
Me agarraron en un momento bien difícil. Yo no quería nada con ellos. Después me hubiera gustado reencontrarme, hablar y quizá hacer algo. Escucharlos bien y compartir ese momento.

¿Hiciste algo mal?
No creo. Fue triste salir del canal. Juré que iba a regresar a la TV, pero ese juramento no podré cumplirlo.

¿No fue un error no adecuarte a los nuevos tiempos?
No. Me pidieron un programa de cuatro niños. La directiva de los Crousillat cambió tanto el canal. ¿Pero y qué de moderno tenía el reemplazo que pusieron? Era una cochinada, sin contenido, no enseñó nada. A la televisión de hoy le doy hasta 12 años de vida. Pasará a ser como tu antigua radio, como el teléfono fijo. Me da pena que la televisión les haya cerrado las puertas a los niños.

Te miras al espejo, ves tus trajes y al pasado. ¿Qué piensas?
Sé que tengo un pasado hermoso, pero vivo el presente y me preocupo por el futuro, aunque este no sea muy largo. Lo que más extraño son mis energías, porque al Perú me he dedicado totalmente.

AUTOFICHA:
“Soy Yolanda Piedad Polastri Giribaldi. Soy del 25/2 del 50. Nací en San Isidro. Somos cuatro hermanos: María Eugenia, Remo, Augusto (quien me llevó a la televisión) y yo. Nunca me gustó mi nombre. Yola es un diminutivo bonito, por eso funciona bien ‘hola, Yola’, así como la Coca-Cola”.

“He llenado cuatro estadios: dos nacionales y dos del Alianza Lima. Primero fue en La Victoria y nunca se había llenado tanto (risas). Todo lo aprendí en la misma televisión, aunque no hice todo lo que aprendí porque, por ejemplo, no dirigí cámaras porque ya era la figura”.

“Tengo un proyecto chiquito, que no puedo decir de qué se trata y lo lanzaré en cualquier momento. No es un programa de TV, pero lo he hecho tres veces en mi carrera. Y no puedo decir más. También me han ofrecido hacer una película, pero aún no lo he decidido, tendría que sentarme a escribirlo”.

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