“Cuando se me han cerrado puertas, me daban más fuerzas para seguir. De eso se trata la vida, no de ponerte a llorar, sino de seguir”.
“Cuando se me han cerrado puertas, me daban más fuerzas para seguir. De eso se trata la vida, no de ponerte a llorar, sino de seguir”.

Tenía 18 años, 100 soles en el bolsillo y muchas ganas de triunfar. Quería estudiar Odontología, pero no ingresó a la universidad y tuvo que dejar su natal Ica para migrar a Lima en busca de oportunidades. Fue mozo, limpió baños, empaquetador, hasta que entró a trabajar a una tienda de ropa y su vida cambió. cuenta que su clave del éxito fue siempre trabajar duro y nunca tirar la toalla.

Llegaste a Lima con 100 soles.

Sí, postulé a la universidad en Ica y no ingresé. A los 18 tuve que venir a Lima a trabajar. Primero estuve en la casa de mis tías, empecé con un colchón en el suelo. Antes de ser diseñador, he tenido como 15 trabajos. Nunca nadie me botó, cambiaba de trabajo para ganar más. Me iba con pena, pero tenía metas que cumplir y tenía que seguir avanzando y aprender otros rubros. He sido empaquetador, cajero, he vendido teléfonos puerta a puerta, muebles. He limpiado baños cuando fui mozo. Hasta que en 2006 empecé a trabajar en Ermenegildo Zegna, una tienda de diseño italiano. Ahí me di cuenta de que lo mío era la moda, pero no lo había desarrollado por lo mismo que era de provincia. Los clientes regresaban para que yo los atienda. Mi crecimiento ha sido escalonado. Viajaba a Buenos Aires y traía ropa, luego hacía un lonche en mi casa y la vendía.

¿Qué fue lo que más te costó de migrar a Lima?

Cuando tienes que mantenerte tú mismo es más difícil. Al principio, la sufrí porque pagaba mi cuarto, mi comida y con las justas llegaba. A veces, había uno o dos días que no tenía, pero me las ingeniaba. Tuve experiencias que me ayudaron a madurar. Una Navidad no me alcanzó para ir a Ica, y me quedé en mi cuarto.

Empezaste en el rubro de la moda alquilando una tienda pequeña.

Después de dos años de trabajar como vendedor, renuncié, quería apostar por mí. Alquilé una tiendita superchiquita en Larco que compartía con un chico. Un año después, pasé a una tienda más grande. Compraba ropa y le hacía algunos detalles. Empecé a hacer polos pintados a mano. Cuando recién saqué el escudo, nadie le hacía caso; recién cuando empecé a mandarle a algunos famosos, se hizo conocido. Después de tres años, ya tuve una tienda con puerta a la calle. Ahí ya hacía colecciones. Me presenté en un desfile en Expotextil y quien ganaba, se iba a un desfile a República Dominicana Fashion Week. De las 15 marcas, me eligieron a mí.

Fue un gran primer paso.

Sí, a la gente le encantó. Unas semanas después me invitaron a Ecuador Fashion Week, luego fui a otro evento en Estados Unidos y así empezaron a invitarme porque les gustaba mi colección. Siempre he sido el ‘chancón’, hacía hasta los zapatos. Quería perfecto hasta el mínimo detalle. No tenía mucho presupuesto, hacía mis diseños con saldos de exportación. Me las ingeniaba y armaba mi colección. Soy autodidacta, investigaba sobre moda en otros países, viajé a Italia, Francia, Estados Unidos y veía a la gente cómo se vestía, y según mi criterio hacía las cosas. Recién cuando empecé con los desfiles, llevé un curso de 3 meses. Después de hacer 10 desfiles pequeños, me presento en el Lima Fashion Week como nuevo talento y fui ganador.

También le mandaste trajes a Nicola Porcella en La Casa de los Famosos.

Sí, somos amigos desde hace muchos años. Me escribieron por redes y me decían que le mande algunas prendas. Entonces, me buscó la mamá de su hijo, que justo iba a viajar a México y se la envié con ella. A veces le escribo y conversamos, lo mejor que hizo fue ir a México porque le está yendo muy bien. Es simpático, tiene esa picardía y sabe bien lo que le va a gustar a la gente. No solo le he enviado ropa a él. Antonio Banderas y J Balvin también han usado mis diseños, a Luis Fonsi le hice una casaca con el escudo de Puerto Rico y abría sus conciertos con ella. Pronto le enviaré una casaca a una cantante muy famosa.

Finalmente, pudiste cumplir la promesa a tu mamá de construirle su casa.

Sí, después de varios años de esfuerzo, pude construirle su casa a mi mamá. Ahora, tengo más sueños, por ejemplo, en septiembre tengo mi primer desfile en Europa en París Fashion Week. Y tendré más sueños.

A la par, también cumpliste el sueño de ser padre.

Sí, ahora tengo mi hija Victoria Camila, que acaba de cumplir un año, que es algo que había deseado desde los 40 años. Me cambió la vida, la amo con toda mi alma y es el motor de mi vida. Me encantaría que fuera diseñadora, pero, al final, la apoyaré en lo que ella quiera ser. En un año y medio tendré otra hija.

¿Fue difícil salir del clóset?

No, gracias a Dios, no. Siempre he tenido el apoyo de mi familia. Le conté a mi mamá cuando tuve mi primera pareja, a los 27. Al principio, lloró y sufrió, pero hoy en día es mi ‘pata’ y le cuento todo. A mis familiares, no tuve que sentarlos a contarles, solo llegaba con mi pareja y ya. A mi papá tampoco le tuve que decir, o sea, se sobreentendía. Mi familia me ama y está orgullosa de mí.

¿Sentiste que a nivel profesional, el ser de provincia y parte de la comunidad LGBT+ fue un obstáculo?

Tal vez cuando yo empecé, sí, porque tú sabes que siempre hay argolla, pero yo soy bien insistente. Cuando se me han cerrado puertas, me daban más fuerzas para seguir ahí. Creo que de eso se trata la vida, no de ponerte a llorar, sino de seguir con más fuerza. Desgraciadamente, vivimos en un país tan machista con poca educación. Si yo muero y me dan la oportunidad de volver a nacer, yo volvería a ser gay porque soy feliz.


AUTOFICHA

  • “Quería ser odontólogo, postulé a la universidad en Ica y no ingresé. Una de mis metas era construirle una casita de mamá, ayudar a mi familia. Siempre me ha gustado hacer más de lo que normalmente tendría que hacer. Nunca he renegado, ni en mis trabajos, ni en mi casa”.
  • “Hago diversos tipos de prendas. No solo para modelos, he hecho trajes a medida, vestidos de novia, ropa de hasta 4 o 5 XL, alfombras. Es algo que no se sabe. En paralelo tengo la línea comercial, que es más económica y hay donde hay prendas de niño hasta tallas 2 XL”.
  • “Antes de ser diseñador, siempre pensaba que la moda era algo superfrívolo, pero en realidad nosotros usamos todos los días ropa y es nuestra propia moda, ya sea algo clásico o conservador es tu propia moda. Pienso que si hubiera una sola palabra que me describiera, sería resiliencia”.

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