Wendy Ramos: "No veo televisión, siento que no me aporta nada”

“Mi mamá falleció cuando yo tenía cuatro años. Y eso hace de mí alguien diferente. Yo era una rareza. Luego tuve una amiga cuya familia criaba ganado. Un día, no sé qué hice, me dijo: ‘eres una vaca descarriada’. Fue algo lindo y me quedé con eso”, explica la actriz.
"Lo triste fue cuando se acabó ('Pataclaun') y no pasaba nada", expresa Wendy Ramos. (La Ceguera).

Aún siente ‘miedo’ antes de salir a escena. Nervios que han revivido con el lanzamiento de su primer libro 'Diario de una vaca descarriada' (Planeta, 2018), que ha sido confeccionado pensando en “la gente de mi murito”, como ella se refiere a quienes la siguen en Facebook. Se siente como cuando fue el primer capítulo de 'Pataclaun'. Antes de empezar la entrevista, me advierte que tendré que nadar en sus palabras. “Nos iremos por las ramas”, me propone. Bienvenidos al universo de .

En el libro, uno de los temas que aborda es la felicidad. ¿Cómo se puede ser feliz hoy en día?
Aún tengo atracados los casos de Eyvi y Juanita. No puedo ser feliz. Y encima con todo esto de los audios. ¿Cómo haces para no ver eso y ser feliz un rato?

¿Cuál es la receta contra la infelicidad?
Procuro ser feliz. Me hace feliz comer un panetón, ver a mis hermanas. El otro día en Chiclayo casi he llorado de la felicidad almorzando. Es como cuando, a mis 51 años, descubres algo que nunca comiste en tu vida. Aprender me gusta mucho.

¿Qué le incomoda?
Cuando lees comentarios de gente que dice que Eyvi merecía lo que le pasó, o poniendo en duda lo que habrá hecho. O en el caso de Cueva y gente que dice que le hubieran dicho lo mismo. Hay personas que crees que no existen, pero existen.

¿Qué se hace contra eso?
Si te fijas un poco más en quiénes hay a tu alrededor, si te fijas un poco más en ti, en procesar lo que te hace daño. Porque a estas personas les deben pasar cosas feas que no las procesan y se comienzan a llenar de lo peor, y llega un momento en que no lo pueden contener y lo botan. A esta gente que vive quejándose todo el tiempo qué le puede estar pasando para que vivan en ese modo constantemente. Busco rodearme de gente que, por lo menos, trata de estar bien, que se cuestiona cosas.

Siempre nos cuestionamos por qué pasa esto, pero pocas veces nos preguntamos qué hacemos para que no ocurra.
Soy comunicadora. Cuando estudiaba, entendía que lo que nos enseñaban era para, de alguna forma, cambiar el mundo. Pero cuando empecé a trabajar, me di cuenta de que nadie en los medios quería educar. Era vender potos, tetas y muertos. Fue frustrante y por eso me pegué al claun, porque hallé que es un vehículo de comunicación increíble, donde hablábamos sobre lo que queríamos. Por ejemplo, con 'Cuerda' hablaba de la soledad, la libertad, sobre cuánto nos cuesta decidir sobre nuestras vidas y soltar las cosas nocivas. Cuando me piden dar talleres para empresas, meto otros temas que me interesan para que se pongan a pensar en eso o cambiar ciertos comportamientos. Siempre tengo la esperanza de que las cosas que hago le puedan servir a alguien.

'Diario de una vaca descarriada' de Wendy Ramos (Difusión).

Aunque se autodefine como una vaca descarriada.
Por rebelde, porque no me gusta ir por donde van todos.

¿Cuándo se descarrió?
Creo que viene de mi orfandad. Soy huérfana desde chiquita. Mi mamá falleció cuando yo tenía cuatro años. Y eso hace de mí alguien diferente. En el colegio era la única huérfana. En esa época ni siquiera había hijos de padres divorciados. Yo era una rareza. Además, mis ojos eran medio turquesas, un color rarísimo. Heredaba la ropa de mis hermanas, que tenían gustos súper originales; entonces mi ropa siempre era diferente. Y me acostumbré a eso. Luego tuve una amiga cuya familia criaba ganado y cualquier cosa que pasaba la comparaba con las vacas. Un día, no sé qué hice, me dijo: “Eres una vaca descarriada”. Fue algo lindo y me quedé con eso.

¿Su padre qué papel tuvo en su formación?
Él trabajaba en la FAP y conmigo fue increíble. Era un maestro chévere. Éramos compinches. Falleció hace 11 años. Me gusta estudiar y creo que tiene que ver con él. La curiosidad es algo muy fuerte en mí. Como me pasó con el claun, que me metí sin saber qué cosa era y me enamoré. Lo otro que tenía mi papá es que era súper correcto. Es algo que agradezco muchísimo. No voy por atajos, no te voy a dar una coima.

¿Alguna vez le han pedido una coima?
Sí y he dicho no: “Llévame, ponme mi papeleta, no te voy a pagar nada”. Me llevaron a la comisaría. “Llama a tu jefe”, solicité y a este le dije: “Ponme a mí y a él la papeleta porque me ha pedido plata”. “Ya, ya, vaya nomás”, me respondieron.

¿Qué ha sido lo más difícil que tuvo que enfrentar?
Cuando sueltas cosas muy grandes. El no saber si está bien o mal lo que estás haciendo. Cerrar Bolaroja fue difícil.

¿El fin de Pataclaun?
Lo triste fue cuando se acabó y no pasaba nada. Pensé que todo el mundo me iba a llamar. Tuve que levantar mi cuerpito y volver a empezar. Y así nació Bolaroja.

¿Qué le enseñó Bolaroja?
A liderar un grupo. Yo era una magnífica mano derecha. Y, de pronto, estaba al frente y me sentía como Forrest Gump cuando va corriendo y lo sigue la gente. Delegar me costó la vida.

¿Qué aprendió con Pataclaun?
A hacer las cosas bien hechas. A no tener miedo, a cuestionar. ‘Pataclaun en la ciudad’ hablaba sobre el terrorismo y en una época complicada.

¿Hoy falta espíritu crítico?
Hay mucha copia. Toca sentarse y pensar cómo nos queremos construir. No veo televisión, siento que no me aporta nada.

¿Qué le falta a Wendy Ramos?
Espero enseñar siempre. Estoy haciendo un taller que es ‘Herramientas del clown para la vida’.

¿Y cuáles son esas herramientas?
Perder el miedo al fracaso, perderle el miedo a la vida, romper las rutinas y maravillarse con las cosas que ves. No perder la capacidad de asombrarnos.

Autoficha:
“Nací en Pueblo Libre. Estudié Comunicaciones en la Universidad de Lima. Luego tomé talleres de claun. Lo único que he hecho en televisión es 'Pataclaun' y 'Carita de atún'. En cine hice un cameo en '¡Asu mare! 1' y haré otro en '¡Asu mare! 3'. También hice 'A los 40', 'Locos de amor 2' y 'Cebiche de tiburón'”.

“Siempre vuelvo a las películas 'La vida es bella' y 'Cinema Paradiso'. Ahora estoy enferma con las series, como 'Game of Thrones', 'Breaking Bad', 'Black Mirror', 'La casa de papel', 'Merlí'. Conocí a Merlí en Barcelona. Mis amigas me llevaron de sorpresa a una obra de teatro donde estaba él”.

“Antes de salir a escena, lejos de sentirme más tranquila, me siento más nerviosa, porque mientras más cosas hago, más responsabilidad tengo de presentar algo bien hecho. No quiero que la gente salga del teatro y se olvide de lo que acaba de ver. Empezaré a escribir mi próximo unipersonal 'Por las ramas'”.

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