(Getty Images)
(Getty Images)

Muchos admiramos al escritor, al autor de esas primeras novelas monumentales, aquel que pronunciaba discursos apasionados como el de “La literatura es fuego”. Por otro lado, el Vargas Llosa que opina de política es el que más antipatías causa, sin embargo hay en sus convicciones tantas o más dosis de apasionamiento que en lo literario. Estas ideas del nobel se encuentran condicionadas por su filiación al liberalismo, doctrina filosófica política que orienta sus creencias, así como también sus fobias.

De esto último va precisamente La llamada de la tribu, libro que ha sido denominado como su autobiografía intelectual. Pero más que una autobiografía (salvo por el testimonio personal en el prólogo), lo que nos presenta el autor son perfiles, bajo la forma de ensayos, de siete pensadores a los que admira y debe su orientación liberal. Tal como él mismo señala, estos filósofos le ayudaron a desprenderse de su juvenil influencia marxista y lo llevaron hasta el liberalismo de su madurez. Pero ante todo, Vargas Llosa nos entrega este libro como una cerrada defensa del liberalismo, vilipendiado y calumniado más que otras doctrinas, según sostiene.

TRIBUTO A SUS ÍDOLOS

¿Pero qué es el liberalismo para Vargas Llosa? Él lo define así: “Una doctrina que no tiene respuestas para todo, como pretende el marxismo, y admite en su seno la divergencia y la crítica, a partir de un cuerpo pequeño pero inequívoco de convicciones” (p. 24). A lo largo de este ensayo dividido en siete capítulos, además de reseñar los aportes de cada filósofo, el narrador pone en contrapunto las ideas de estos frente al pensamiento de la izquierda, fundamentalmente en su vertiente marxista. Si bien admite algunas coincidencias con el “socialismo democrático”, coincide con Popper en que el Estado es un “mal necesario”, especialmente en materia jurídica y de seguridad.

En las poco más de 300 páginas, Vargas Llosa subraya que le debe principalmente a siete autores su credo liberal: Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich von Hayek, Karl Popper, Isaiah Berlin, Raymond Aron y Jean-François Revel. Todos ellos pensadores europeos del siglo XX y, desde luego, sin una mirada sobre la realidad en otras latitudes como Latinoamérica.

Si bien a cada uno de ellos le dedica un capítulo, el más extenso de todos es aquel sobre Karl Popper (1902-1994), a quien no oculta su admiración y denomina como el “pensador más importante de nuestra época”, colocando su más celebrada obra, La sociedad abierta y sus enemigos (1945), como uno de sus libros de cabecera. Es más, el título La llamada de la tribu es una alusión al “espíritu tribal”, categoría que utiliza Popper para referirse a la fuente del nacionalismo y “de la negación del individuo como ser soberano y responsable”.

UNA LECTURA MUY PERSONAL

La llamada de la tribu es un homenaje de Vargas Llosa a sus maestros. Es un libro personal en ese sentido, pues aquí –a diferencia de sus columnas de opinión– no propone una visión del mundo actual, sino se centra en repasar la importancia que tuvieron estos intelectuales en su formación. Resulta curiosa la lectura de este ensayo en el que abunda una defensa del mercado y de la libertad económica, cuando hay un factor que lo arrasa todo hoy en día: la corrupción. Y si bien es cierto estos son pensadores que miraron la realidad de Europa del siglo XX, nos hace ver la necesidad de repensar la situación del mundo de hoy, sobre todo ante una crisis que es evidente.

Este libro es para quien esté interesado en el pensamiento político de Vargas Llosa. La lectura es poco fluida, especialmente por el tono de admiración del que está impregnado. ¡Que venga el siguiente libro de Vargas Llosa!, pero de ficción o algún nuevo ensayo literario.

FICHA TÉCNICA

'La llamada de la tribu'
Mario Vargas Llosa
Alfaguara. Lima, 2018. 313 p.