Su madre era la chica de plata, la que los llevaba al Regatas, quien vivía en Surco y era modelo, de ascendencia italiana. Con su padre iban a los agachaditos del Centro de Lima, donde vivía su abuela, de ascendentes croatas; él tuvo dos carreras: Administración y Derecho, pero se dedicó a vender reses. Falleció de un derrame cerebral cuando Vanessa tenía 12 años. Es la mayor de cuatro hermanos, pero le digo que parece la menor. “Debe ser porque soy alegre, no me tomo la vida tan en serio”, me dice y suelta una sonrisa pícara.