Vanessa Silva Sperka, protagonista de la telenovela 'Luz de luna'. (Foto: Captura América TV)
Vanessa Silva Sperka, protagonista de la telenovela 'Luz de luna'. (Foto: Captura América TV)

Radica en México, hoy trabaja en Perú y sus padres viven en Alemania. Su madre nació en la República Eslovaca, migró a Alemania, adquirió la nacionalidad y a los 4 años aterrizó en , en la llamada época de oro, para años más tarde conocer a quien sería su esposo, un venezolano. Su hermana vive en Colombia y su hermano, en palabras de Vanessa, en varios lugares. “Estamos regaditos”, dice. Es la geografía de los Silva Sperka, venezolanos por el mundo.

Llegó al Perú el 27 de mayo último. Desde que bajó del avión se dedica a trabajar. Es protagonista de la telenovela , que se transmite por América TV. Despierta a las 5 de la mañana y hay días que graba hasta las 9 de la noche. De lunes a sábado. Es su primera vez en Perú, experiencia que por lo pronto califica como “excelente”.

No existían los televisores pantalla plana. Los televisores eran como cajas, casi cuadradas y en algunos casos enormes. “Mami, yo quiero entrar ahí”, pedía a los 3 años. “¿Cómo hago, cuando yo entre irás a buscarme?”, agregaba. No recuerda si su madre sonreía o se le caía una lágrima por la ternura de la hija. Pero es una historia que marcó su camino. Tampoco recuerda una vida sin ser artista.

MIRA: María Laura y Martín, Tárbol: “Los títeres son nuestra forma de resistencia desde lo tierno y alegre”

-¿Cómo te ha recibido el Perú?

Excelente. Pero no he conocido nada, porque solo me he dedicado a trabajar (ríe). Además, por la pandemia no puedes estar saliendo. Del Perú sabía lo que todo el mundo conoce, Machu Picchu y el cebiche.

-¿Y el cebiche pasó la prueba de Vanessa?

Ay sí, es que a mí me encanta el cebiche. Y siempre será diferente comerlo en el lugar de donde es, donde nació el plato.

-Radicas en México y tus padres en Alemania. ¿Hace cuánto dejaron Venezuela?

Ellos dejaron Venezuela hace cuatro años, por la misma razón que nos hemos ido todos, buscando oportunidades, para tener calidad de vida. Mi hermano ya vivía en Alemania. Yo me fui antes que ellos, vivo en México hace casi 5 años.

-¿Por qué te fuiste primera?

En Venezuela tenía un programa infantil, pero siempre tuve ganas de trabajar en otros lugares, y cuando se dio la oportunidad me fui. México era un lugar que estaba en mis planes.

-Pero también eras muy joven cuando migras.

Sí, pero mis papás siempre me han apoyado en todas las decisiones. Saben que soy muy madura y confían ciegamente en las decisiones que tomo. Lo único que me han dicho es: “aquí están tus papás, nuestra casa será tu casa siempre, pero anda, vuela y haz lo que quieres hacer, cumple tus sueños”. Jamás me han cortado las alas.

MIRA: Edwin Núñez del Prado, coronel FAP: “Hay que destacar a Quiñones por su audacia, arrojo y coraje”

-¿Cómo te haces actriz?

En Venezuela. Estuve muchos años estudiando. Allá hice mi primera obra, mi primer programa, mi primera novela. Gracias a Dios me han abierto las puertas en otros países.

-¿Por qué la actuación?

Yo sé que hay gente que se hace con el tiempo o que le llega oportunidades. Pero creo que yo nací con eso (la actuación) muy despierto. Mi primera obra la hice cuando tenía 6 años. “No puede ser, si eres una niñita”, me decía mi profesor. Al año siguiente, me dieron un personaje protagónico, con un montón de texto. De ahí no paré. Cuando mis papás vieron que no había más oportunidades de crecimiento en lo que quería hacer, dejamos Puerto Ordaz y nos fuimos a Caracas. Todo el mundo les dijo que eran unos locos, que cómo iban a cambiar su vida porque yo tenía el capricho de ser actriz. Hoy en día esa gente les dice: “felicidades, lo lograron”. No lo puedo creer, sabes.

-Tus padres tuvieron visión.

Para ellos yo soy una estrella (ríe). Yo creo que todos los papás nos ven así, pero yo desde muy pequeña era muy despierta, era de los niños que se roban el show en todos lados y bailan, modelan en todos lados y se toman fotos en todos lados. Esa era yo. Yo andaba en los tacones de mi mamá teniendo cuatro años y me pintaba los labios. Dice mi mamá que me los pintaba perfecto, sabes. Y nos fuimos de Puerto Ordaz cuando yo tenía 8 años de edad.

-Muchas veces pasa al revés y los padres dicen: “¿de qué vas a vivir en el arte?, mejor estudia para ser abogada”.

Mi mamá estudió artes escénicas, ella estuvo en la televisión; finalmente, ella decidió no continuar y decidió ser una mamá dedicada 100% a su familia. Eso la hacía feliz. De ahí viene la vena artística. Mi papá es ingeniero y, de pronto, creo que le hubiera gustado que yo sea ingeniera o doctora, pero hoy en día él me ve y es el más orgulloso y a todo el mundo le habla de mis cosas.

MIRA: Harry Chávez, artista plástico: “Magia y belleza son quizás lo más cercano a lo divino”

-¿Vanessa, qué extrañas de Venezuela?

Uno se adapta donde está. Pero siempre se extraña la unión familiar, el tener la oportunidad de verlos siempre, de compartir con ellos. Siempre digo que mi hogar será donde esté mi gente. Pero extraño sus playas deliciosas.

-¿Qué impresión te deja la migración masiva de venezolanos por distintos países?

Me da mucha nostalgia porque sé que todos pasan lo mismo que paso yo, que es la angustia de no tener a la familia cerca, no saber cuándo los volverás a ver, de separarte de tus raíces, de tu gente. Pero creo firmemente que la mayoría estamos aportando cosas positivas a los lugares donde vamos, adaptándonos a su cultura, adaptándonos a sus costumbres y respetándolas. Creo que la mayoría estamos haciendo las cosas bien. Y me ha ido muy bien, en todos lados me han recibido con mucho amor, gracias a Dios. Al final, uno recibe lo que da.

-Esta entrevista capaz la lee algún compatriota tuyo, ¿qué te gustaría decirles?

Que los acompaño, que sé lo que sienten, que yo también lo siento, pero que tenemos que ser fuertes y que vendrán tiempos mejores, más felices, que mantengan la frente en alto, que trabajen mucho y que respeten siempre el lugar adonde van y a la gente con la que conviven.

-¿Se espera con ansias el día que cambie la situación en Venezuela o tal vez ya estás resignada?

La esperanza es lo último que se pierde y soy una persona de mucha fe. Y espero que en algún momento todo lo negativo que pasa en Venezuela se acabe.

-¿Si esta entrevista la leen tus padres en Alemania, qué te gustaría decirles?

Seguro que la van a leer. Les diría que me siento profundamente agradecida con ellos, que los amo con toda mi alma, que son lo mejor que me pudo mandar Dios, que agradezco todos los días que sean ellos los papás que me tocó y que les agradezco por siempre estar en los momentos duros, en los momentos en que yo no podía más, en los momentos que quería llorar y que ellos encontraban siempre la manera de hacerme sonreír para no rendirme nunca. Creo que se nota cuando hablo de ellos, que el amor que siento es una cosa que no puedo describir (ríe).

-Y le dirías a tu mamá que finalmente entraste en la caja del televisor.

Pues sí, ya estoy. Lo logramos (risas).

AUTOFICHA:

- “Soy Vanessa Cristina Silva Sperka. Tengo 24 años. Nací en Puerto Ordaz, Venezuela. Estudié muchos cursos y talleres de actuación en Venezuela y en México, donde hice el taller para neutralizar mi acento, un laboratorio de actores”.

- “Lo más importante que he hecho es Luz de luna, que es un protagónico, pero en México tuve un protagónico juvenil en una novela que se llamó La taxista, que me disfruté un montón, tuve excelentes compañeros y equipo, fue increíble esa experiencia”.

- “Tengo un proyecto por ahí para el próximo año, pero no puedo decir nada todavía, es algo que nunca he hecho, algo que me tiene muy feliz. Será en México. En algún momento me gustaría ser una villana en alguna telenovela, me encantaría trabajar en España porque estaría más cerca de mi familia”.

ESTE VIDEO TE PUEDE INTERESAR

Colección del Bicentenario: El boom de la gastronomía y su aporte en el turismo
Colección del Bicentenario: El boom de la gastronomía y su aporte en el turismo

TE PUEDE INTERESAR


TAGS RELACIONADOS