Los tres grandes muralistas mexicanos: Obras de Siqueiros, Orozco y Rivera se exhibirán en el MALI

Las obras de José Clemente Orozco (1883-1949), Diego Rivera (1886-1957) y David Alfaro Siqueiros (1898-1974), los tres más grandes representantes del muralismo mexicano, pisaron suelo sudamericano en 1973, en Chile. El entonces presidente Salvador Allende iba a inaugurar la exposición un 13 de setiembre, en el Palacio de la Moneda. Sin embargo, dos días antes, estalló el golpe de Estado de Augusto Pinochet y la muestra no pudo abrir sus puertas.

Conocida también como la 'exposición pendiente', las pinturas, dibujos, grabados y bocetos sí lograron ser exhibidos en decenas de países. Hasta que en 2015, 43 años después, logró presentarse, por fin, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile. Y ahora la tenemos, por primera vez, con más de 70 piezas en el Museo de Arte de Lima (MALI), bajo el nombre de Orozco, Rivera y Siqueiros. Modernidad en México 1910-1966. Una colección de lujo que el joven médico mexicano Álvar Carrillo Gil se encargó de recopilar entre los años 1930 y 1970.

Para el curador de la muestra, Carlos Palacios, cada obra destaca la historia antigua y moderna de México, que en el caso de Orozco se expone con crudeza y frialdad. Siqueiros representa lo político, la lucha de las masas y la revolución socialista. Mientras tanto, Rivera es el gran pintor de retratos cubistas que trascendió el tiempo y las vanguardias europeas.

"Carrillo Gil fue un coleccionista estratégico y adelantado a su época, porque se dio cuenta de que estos tres muralistas encabezaban una proyección del arte que nadie había visto. Vio que Orozco era un artista que fácil podía establecer un diálogo con el impresionismo alemán. Le impresionó la cultura cubista de Diego Rivera, que estaba muy lejos de la folclorización del arte y el activismo político de Siqueiros", nos explica Palacios.

Entre las obras de Siqueiros que se podrán apreciar en la exhibición se encuentran Nueva resurrección (1946), Retrato de José Clemente Orozco (1947) y Maclovio Herrera (1948). Según señala Palacios, se trataba de un artista conocedor de los problemas sociales de su país y un ferviente luchador por sus ideales. Características que demostró en cada trazo, como en el Mural del porfirismo, en el cual plasma la marcha obrera sindicalizada.

En lo pictórico, rompió con los cánones establecidos en la pintura tradicional y académica. "A diferencia de los cuadros que se ven todos lisos y bien hechos, Siqueiros muestra los puntos de fuga y cómo se construye una imagen. Él desnuda lo que la pintura esconde", agrega el curador.

Los muertos (1931), Prometeo (1944), El réquiem (1928), Autorretrato (1946) y Guerra (1926-28) son algunas de las obras de Orozco que veremos en la muestra. De acuerdo con Palacios, a diferencia de Siqueiros y Rivera, Orozco era el menos activista, ya que no creía en la revolución ni en la humanidad; al contrario, ve a la masa que protesta como un grupo desorganizado sin razonamiento alguno.

"Orozco era un hombre muy concentrado en su obra, un artista de unas grandes potencias expresivas que reflejaba mucho la fatalidad de las personas y la muerte", apunta el curador.

Por otro lado, entre sus imágenes más características, también se puede observar su interés por el hombre como ser capaz de controlar su libertad y destino, a pesar de las cadenas políticas y religiosas.

De Rivera, a Carrillo Gil le interesó más su etapa en París, entre 1911 y 1921, porque ahí adquirió conocimientos de influencias prevanguardistas y, además, porque fue un cubista que estaba al nivel de Pablo Picasso.

No solo conoceremos a los tres grandes de México, también la importancia del arte público, que impacta y enseña. Y será lo más cerca que estaremos de una muestra internacional de primer nivel.