Antes de empezar la entrevista, Tony Custer nos muestra tres videos sobre el programa , una iniciativa de su fundación que brinda aprestamiento especial a los alumnos con dificultades de aprendizaje de primero y segundo de primaria de las escuelas públicas. Asimismo, capacita a maestros y padres de familia para apoyar este proceso. Custer es un papá orgulloso. Nos dice que dos de esos videos fueron hechos por sus hijos, quienes también le tienen bastante cariño a la fundación. Luego damos un breve paseo por su oficina, nos muestra un retrato de su padre, un hombre muy parecido a él, y arrancamos la conversación. 

- En la web, muchos sitios se refieren a usted como un filántropo. ¿Se identifica como tal?
Yo entiendo la base de la filantropía como alguien que quiere a su prójimo y trata de ayudarlo. Quizás la parte de esa palabra que menos me gusta es que me ponen aparte de otra gente y yo no lo considero así. Lo que yo hago es lo que todo el mundo tendría que hacer. No lo considero algo especial, debería ser normal. Además, conozco gente que es filántropa con cantidades inimaginables de dinero. Filántropo con ‘F’ minúscula sí soy y todos deberíamos serlo. 

- ¿Cómo le nace la idea de crear su fundación?
Uno de mis hermanos sufrió muchísimos años en el colegio porque tenía dislexia y discalculia. Teníamos recursos para ayudarlo, pero en ese tiempo no sabíamos qué hacer; ahora se sabe qué hacer, pero mucha gente no tiene recursos. Cuando pusimos nuestra primera aula, pensábamos que íbamos a trabajar con los niños que tenían problemas similares, pero nos dimos cuenta de que rutinariamente pasaban el 35% o 40% de alumnos de una clase. Nos sorprendimos porque nos dimos cuenta de que había un montón en esa promoción cuyos resultados arrojaban problemas de aprendizaje, pero eso les venía porque tenían cero aprestamiento. Y, si lo piensas, es lógico porque las mamás de los alumnos de ese colegio estaban haciendo todo lo que podían para subsistir, ¿en qué minuto los iban a aprestar? 

- ¿Por qué decidió enfocarse en la educación?
Porque es esencial. Tú puedes decir: la alimentación también es importante, pero hacer una diferencia en eso es trabajo del Gobierno. Sin educación, los niños no van a llegar a ninguna parte. Se puede poner un mejor techo para cubrir sus casas en invierno, pero los niños no van a avanzar nada. Necesitamos ir a un sitio donde podamos hacer la diferencia. 

- ¿Qué necesita la fundación para estar en más colegios?
Necesitamos más donantes fijos que den una cantidad apreciable de dinero y que podamos contar con ellos, porque la única forma de abrir más aulas es saber que no las vas a cerrar al año entrante. 

- Usted también ha escrito dos libros de gastronomía peruana. ¿Cómo empezó?
Es curioso. Yo viví muchos años en el extranjero y la gente que sabía que era peruano me preguntaba si conocía Cusco y. Eso era todo lo que ellos sabían. Lo que les interesaba era ver las piedras, textiles. ¿Para qué nos necesitaban a nosotros? A mí me daba mucha pena eso porque nuestra comida es única en todo el mundo. Se me ocurrió lo del libro cuando estaba en Nueva York, en el 99. Fui a la librería y en la sección cocina había una cantidad de libros de todos lados, pero no había nada sobre el Perú. ¿Cómo iba a ser eso posible? Por eso, cuando volví a Lima, fue para hacer “El arte de la cocina peruana”. 

- ¿Cuándo salió la primera edición?
Entre el 31 de marzo y 1 de abril de 2000. Es interesante porque en la sobrecubierta propongo una visita gastronómica al Perú. Luego fue muy satisfactorio entrar a una exposición de textiles peruanos en París en 2007 y ver un póster grande de Promperú que decía: “Ven al Perú a descubrir la gastronomía”. Le dije a mi esposa, que me acompañaba: “Nos hemos demorado siete años, pero ahí está”. 

- Puede ser un libro precursor del boom de nuestra cocina.
Puede ser. Hay gente, que en una blasfemia suavecita, dice que es su biblia; me lo ha dicho gente en Estados Unidos, en Francia, acá en el Perú. Trabajamos muy duro en las recetas para que sean sencillas y salgan fácil y rico. Se han vendido 100 mil copias alrededor del mundo y el 100% de lo que ganamos va para la fundación. 

- Usted también ha escrito cuentos para niños.
Siempre quise escribir cuentos y una vez caí en cama por salmonela. Me propuse escribir tres páginas a ver qué pasaba. Cuando terminé, se lo mostré a un montón de gente y una editorial me dijo que les gustaba. En el 98, las editoriales me decían que era un poquito demasiado moralista. Yo les dije que ese era el tema: cuando tú escribes para un niño pequeño, tienes que formarlo. Si simplemente cuentas algo que no tiene mayor tema o si cuentas historias donde siempre ganan los malos, ¿qué estás haciendo? Estás deformando. Al final conseguí que me crean y ahí están las publicaciones. 

- ¿Por qué es un oso el personaje principal?
Porque así me conocen mis nietos, mi esposa, mi mamá. Yo soy el oso. 

- ¿Cómo cree que será el Perú en unos 15 años?
Si seguimos en el plan en el que estamos... No lo sé. Se tienen que cambiar las costumbres de las personas, para que al tomar un trabajo, en el sector privado o público, se haga con seriedad, sean conscientes de que es un trabajo importante, que contribuye. Hace 15 años, por ejemplo, el Gobierno alemán nos ofreció poner agua y desagüe en Paracas, solo nos pedía poner el 10%. Una parte la iba a poner una empresa petrolera y la otra, un amigo y yo. Pero no se hizo nada porque el alcalde de esa época le buscó la cuadratura al círculo. Era evidente que no lo hacía porque no tenía por dónde morder su parte. Podríamos avanzar un montón, pero debemos cambiar. 

AUTOFICHA
​- “Nací en 1954 en Lima. He vivido la mayor parte del tiempo en Perú, pero estudié en Estados Unidos y en Europa. Tengo mi pregrado en Economía y posgrado en Administración de Empresas. Trabajé un tiempo en Francia. Hablo tres idiomas como si fuera un local: español, inglés y francés”. 

- “Tengo cinco hijos y ocho nietos. Yo no tengo mascotas, pero mis hijos sí, me consideran su abuelo. Hay un bulldog que es divertidísimo, se llama Torito; también mi hija tiene una gata que se llama Ginger, es adorable y tiene toda una personalidad regia”. 

- “Me gusta todo tipo de música, pero hay mucha gente que dice que soy un rockero perdido y es cierto. Toco la guitarra y canto también. Estoy leyendo nuevamente una novela policiaca de John Dann MacDonald, un brillantísimo escritor de los grandes clásicos detectivescos americanos”.