Durante 15 minutos, en un espacio de 15 m², 15 espectadores, sentados o de pie, disfrutan de las obras teatrales que son puestas en simultáneo en cada una de las salas del Microteatro de Lima. Una casona barranquina que desde hace un año y medio se ha convertido en el recinto de nuevos y experimentados directores, dramaturgos y actores, que dan vida a historias que giran en torno a relaciones familiares, sexualidad, política, entre otros tópicos de la cotidianidad.
Dirigido por el actor español Jordi Vilalta, de 34 años, el Microteatro es una interesante alternativa para disfrutar y acercarse a las artes escénicas. Y este año regresa con la edición número 17, denominada 'Por los Huevos', que incluye nueve obras de teatro para adultos, como La encantadora de huevos, Fecundación a primera vista, Ángel sin crías, Cicatriz, Huevos, jefe, De vuelta por Gino, A la punta del huevo, Ármate de huevos y dime!, Escúchame un momento, y una para niños, Los huevos de la gallina Carlota, que usted podrá ver hasta el 4 de marzo.
"Este encuentro celebra las decisiones que son tomadas con 'los huevos' para enfrentar las situaciones más complejas de la vida. Esas que marcan un antes y después en nuestras historias", nos explica Vilalta.
Este formato teatral surgió en España, en el 2009, en un burdel en desuso de la calle Ballesta, en Madrid, en donde las habitaciones fueron adaptadas como salas, aprovechando las cortinas y la luz tenue de cada rincón. Según Vilalta, en aquel año, el tema principal de todas las obras en escena fue la prostitución, en honor al sitio y porque en esa oportunidad en lugar de pagar por sexo, el público pagó por teatro.
"Microteatro pertenece a lo underground, al contacto callejero con lo que sucede en la urbe. Con este concepto hemos logrado desmitificar que el arte es sagrado y lejano, pues todos los grandes artistas han salido de la calle", señala.
Si bien esta propuesta artística ha logrado introducirse con gran éxito también en EE.UU., Argentina, México y Venezuela, hace unos meses, en nuestro país, una acusación de discriminación en las redes sociales puso en tela de juicio el trabajo que han venido haciendo.
"Lo que pasó fue un malentendido. Es cierto que Microteatro estaba haciendo una pequeña reunión para recaudar dinero. Sin embargo, cuando vimos que más de 2 mil personas iban a asistir al evento, decidimos cancelarlo porque este lugar no tiene un aforo suficiente y muchas personas que no conocen el espacio pensaban que se trataba de una fiesta a lo grande. Jamás discriminaríamos a nadie", asegura el organizador.
El Microteatro, a diferencia de los teatros tradicionales, es una oferta de ocio y cultura totalmente flexible. Cada persona decide qué ver y a qué hora.
Y qué mejor que disfrutar de las obras acompañado de su trago favorito. Es teatro a la carta, breve e intenso.