“Me inquietan los vínculos que no funcionan, ya sean familiares o de pareja”

La escritora Susanne Noltenius ganó el Premio Nacional de Literatura, en la categoría de cuento, por su libro ‘Tres mujeres’.

Luego de más de tres décadas de ausencia, vuelve el Premio Nacional de Literatura. La ganadora en la categoría de fue Susanne Noltenius (Lima, 1972) por su libro ‘Tres mujeres’ (Animal de Invierno, 2015), siendo la única mujer entre los premiados por el en distintas categorías.

Noltenius es administradora de empresas, casi por mandato familiar. Pero a los 32 años, decidió retomar ese camino con el que soñaba de niña, porque su vocación habita en la literatura. De esos mundos paralelos, su obra y sobre ser mujer conversamos en estas líneas.

¿Por qué es importante recuperar o tener este tipo de distinciones desde el Estado y, además, que una mujer sea una de las ganadoras?
Uno no escribe esperando un premio, pero que llegue un reconocimiento es alentador. Te demuestra que hay un Estado interesado en la cultura, en cosas que no solo son economía, finanzas, la grande agenda, sino también las humanidades. Y que lo haya ganado una mujer demuestra que no se está mirando el género, sino la obra.

Pero sí es curioso que seas la única mujer en las tres categorías.
Eso sí me llamó la atención. Sospecho que se han presentado más obras de autores hombres que de mujeres. Pero aún se me quedan preguntas en la cabeza de por qué ha ocurrido así.

¿Qué preguntas?
¿Por qué no hay más mujeres en poesía y cuento? ¿Por qué no hay más lectores de escritoras?

¿Y has ensayado respuestas?
Varias, pero no me atrevo a decir ninguna. Ojalá en algún momento esas preguntas dejen de rondar nuestras cabezas. Ojalá algún día no nos importe qué respuesta podría haber. Que sea indistinto que escriba un hombre o una mujer.

Pero hoy sí es necesario poner cierto énfasis en visibilizar el trabajo de la mujer, ¿no?
El hecho de que una mujer haya ganado el premio sí es una respuesta para estas voces que estamos cuestionando el medio.

El premio lo recibes por ‘Tres mujeres’, que publicaste hace dos años, donde narras la cotidianidad (y batalla) de tres mujeres en medio de su entorno laboral, familiar y personal. ¿Esa realidad persiste?
Hay un mundo en consonancia entre un artista y su obra, entre un escritor y sus libros. Escribí ‘Tres mujeres’ en un momento en que esas realidades eran los cuestionamientos que yo tenía. Hoy, ya los procesé un poco. No podría escribirlo igual. Pero sí creo que es una realidad vigente, como el hecho de mujeres profesionales tratando de hacer equilibrio entre el trabajo, los hijos y la vida personal. Siempre lo más fácil es postergar a una misma. Tu prioridad siempre serán tus hijos y salir adelante. Tus inquietudes personales están en el último lugar. Es una lucha permanente no solo de las mujeres, sino quizás los hombres también tienen que hacer equilibrio entre muchas variables. Pero la maternidad pesa bastante. Es algo inherente de la mujer.

Entonces, ¿la mujer está condenada a tenerla doblemente difícil?
Muchas veces. En los países llamados desarrollados sí hay una división de las tareas del hogar y el cuidado de los hijos. Eso no lo ves acá todavía.

¿Cuánto podemos hacer los hombres para que eso sea diferente?
Ya hay una tendencia pequeña de hombres que apoyan a sus parejas para que ellas puedan realizarse. En la medida que los hombres apoyen a sus parejas en administrar la casa y cuidar a los hijos, estas mujeres van a volar mucho más alto.

El libro está dividido en tres relatos: divorciada, casada y soltera. ¿Por qué lo planteas de esa forma?
Para no seguir el orden tradicional, que es al revés. En realidad, este libro tuvo muchas formas. Al inicio fueron siete cuentos, luego intenté armar una novela en que los cuentos se cruzaban. Pero no estaba contenta con el resultado. Así es que elegí estas tres historias que tenían como hilo conductor la lucha de una mujer con estas variables: laboral, maternidad y personal.

'Tres mujeres'

En el segundo relato, cuando presentan el primer libro de Marcela, ella recibe un comentario de Alonso, quien señala que la autora busca conmover a través de historias cotidianas. ¿Ese momento es un reflejo tuyo?
Sí. Ese cuento es algo así como mi arte poética. Los temas que yo quiero tratar no son fantásticos ni estridentes, sino quisiera conmover a partir de temas cotidianos, de personas que tienen un mundo interior a pesar de que por afuera se ve algo muy rutinario y anodino, pero que puede ser muy conmovedor y llevarnos a reflexionar.

¿Cómo y por qué ingresas al mundo literario, siendo administradora de empresas?
Lo primero que yo quería ser de niña era escritora. Desde que aprendí a leer, me imaginaba la posibilidad de publicar un libro. Tenía un libro que había sido de mi madre cuando ella era niña, del escritor brasileño Lobato Monteiro, que se llama ‘Las travesuras de naricita’, escrito en los años 40, 50. Al libro de mi madre le faltaban las últimas páginas, entonces yo no sabía cuál era el final. Y lo leí como 10 veces durante la infancia y siempre me imaginaba un final distinto. Creo que de esa manera estaba empezando a escribir historias en mi cabeza. Muchos años después encontré el libro en Internet y cuando leí el final me desilusionó. Y bueno, había que estudiar una carrera que te permita sostenerte económicamente, vengo de una familia tradicional, mi papá es empresario y estudié administración de empresas. Pero siempre me quedó la inquietud (por la literatura) y cuando se abrió la escuela de escritura creativa de Alonso Cueto e Iván Thays, me metí. Tenía 32 años.

Lo que coincide en buena cuenta con la historia de Marcela. ¿También atravesaste por algo similar a la atracción de ella hacia Julián, en paralelo a su matrimonio?
(Risas). Siempre estoy en mis personajes, pero ninguno de mis cuentos es una confesión. Creo que mis historias responden más a cómo hubiera sido mi vida, más que a cómo fue.

Bueno, los escritores tampoco lo van a revelar, ¿no?
(Risas). Sería aburrido.

¿Y por qué eliges las historias de pareja? En el libro ‘Como si no bastase ya ser’, que reúne a 15 narradoras peruanas, también presentas un cuento que bordea esa temática.
Parece que es el gran tema en lo que yo escribo. El cuento de ese libro que mencionas, que se llama ‘Auto sacramental’, está en mi primer libro ‘Crisis respiratoria’ (Estruendomudo, 2006). Y ahí los temas eran las parejas fallidas, las familias disfuncionales, los vínculos entorpecidos con las madres. Creo que en general me inquietan esos vínculos que no funcionan, ya sea familiares o de pareja. Creo que voy a seguir escribiendo sobre eso. Es lo que sigue dándome vueltas en la cabeza.

El mundo empresarial no te ha devorado lo suficiente como para abandonar el mundo literario.
Es bien absorbente, pero es un mundo que me gusta porque me permite ver historias, obtener materia prima para escribir.

Además, te da contraste, ¿no? Uno parece frívolo y el otro reflexivo.
En algunas cosas pueden parecer opuestos, pero también tienen similitudes. En cualquier ambiente donde llegues vas a encontrar argollas, privilegios, oportunidades.

¿Este mundo empresarial también ha influenciado en tu forma de escribir?
Sin duda. Mi formación como administradora me ha dado una estructura, que es importantísima para cualquier cosa, pero particularmente en el oficio de escribir necesitas una estructura clara para poder transmitir con precisión el gran tema de tu relato. Cualquier oficio que te forme te puede servir como estructura de pensamiento para ejercer otros oficios.

Vives en dos mundos, casi dos vidas. ¿Ese será tu derrotero?
No lo sé. Y eso lo hace más interesante. Ver qué va a pasar el día de mañana sin saberlo.

Por lo pronto, ya escribes tu primera novela, ¿no?
Estoy tratando de hacerlo. Es un esfuerzo distinto al cuento. Tenía una historia que inicialmente era un cuento que empecé hace más de 10 años. Lo dejé dormir y cuando lo quise despertar me di cuenta de que daba para una trama más larga. Debería terminarla al próximo año.

DATO:
* ‘Tres mujeres’ lo encuentras en el stand 65 de Estación la Cultura de la Feria del Libro Ricardo Palma (Miraflores). El libro tiene un costo de S/35.

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