Susana Roca Rey y Mabela Martínez.
Susana Roca Rey y Mabela Martínez.


Cuando Susana Roca Rey se casó, su amiga Chabuca le cantó la misa criolla y fue testigo de su matrimonio. No tiene ni una foto con ella, pero conserva la tetera que la compositora le regaló y, sobre todo, el recuerdo de cómo era: encantadora, sencilla, inteligente, decía lo que pensaba, con carácter. También atesora toda su obra, incluso uno de los 120 vinilos de ‘La misa criolla’, que no se publicaron porque la autora de “María Landó” no estuvo conforme, al punto de romper el máster. “Cuando la conocí, entendí más lo que era mi identidad”, dice Susana, que entonces tenía 21 años y Chabuca estaba sobre los 50.

Corría la década del 80. Mabela Martínez conducía el programa Súper Jazz en radio Telestereo, que tenía como slogan “Música en inglés”. Ella quebró esa tradición y un día programó “La flor de la canela”. El dueño de la radio la llamó y le dijo que no se podía pasar música en español y la suspendió una semana. Pero ella advirtió que si le iban a cortar las alas, migraría a otra emisora. Y continuó. Encontró en Chabuca todo lo que le gustaba: las músicas del mundo, como el tango y el bossa.

Susana y Mabela se conocieron en Vancouver, Canadá, cuando a Mabela no le gustaba la música criolla y dejaba casetes grabados en el buzón de la casa de su nueva amiga. La música forjó su amistad; algunas veces al ritmo de Pablo Milanés, quien precisamente interpreta “La torre de marfil” en el segundo volumen del tributo A Chabuca, disponible en tiendas digitales como Spotify, del que alistan su presentación en Casa de América de Madrid. Les pregunto si habrá un tercer disco. No lo niegan, pero piden que las deje disfrutar de la luna de miel al lado de Chabuca. Y sonríen.

La primera canción del disco es “Bello durmiente”, que interpreta Armando Manzanero. Empieza con “te amo...” y parece que estuviéramos escuchando a Chabuca. ¿Les pasa?

Susana (S): Sí, les ha pasado a varias personas.

Mabela (M): Los artistas se mimetizan con ella. Le ha pasado también a iLe (Calle 13) con “María Landó”. Aunque como no hay una versión de Chabuca, se ha mimetizado con la versión de Susana Baca.

S: Además dice “te amo, mi Perú”, que es tan sentido.

Es como reivindicar la forma de cantar que tenía Chabuca.

S: Hay mucha gente que piensa que nadie interpretó mejor sus canciones que ella.

M: Ella misma decía: yo digo las canciones, no las canto. Ella prácticamente recitaba un poema y la melodía es un adorno. Era compositora antes que cantante. Interpretaba sin soltar un grito, sin hacer alarde de “aquí está mi voz” o “aquí está mi poesía”.

Alicia Maguiña me decía que hoy se grita mucho.

S: Efectivamente, las cantantes criollas gritan mucho. Chabuca no tenía voz, por eso cantaba así. “Pobre voz” la hizo por eso, porque la habían operado de las cuerdas vocales y se quedó con poquita voz.

Tengo la impresión de que aún no se descubre ni valora lo que Chabuca tenía adentro.

S: Es lo que hemos comentado mucho, que la gente no les presta atención a las letras. En su poesía está el talento.

M: Ella era afinada. No había desarrollado una condición vocal prolija como muchas otras cantantes. Pero su talento le brota por todos lados: en la composición, y no era académica.

La canción que cierra el disco es “Me he de guardar”, con Carlos Vives y Novalima. Y da un poco de rabia que Novalima no sea tan grande en Perú como lo es afuera. ¿Eso le pasó a Chabuca?

S: Definitivamente. Chabuca nunca estuvo de moda, por eso nunca ha pasado de moda. Para poder sobrevivir, se iba a Buenos Aires y México a trabajar. La cotizaban más afuera que acá.

Lo que le pasa a Novalima, que hace giras de meses en Europa y Estados Unidos, y en Lima apenas toca.

M: Igual que Yma Súmac.

S: Era una época en que la gente apreciaba más lo de afuera. Pero hemos recuperado la autoestima.

En 2020 se cumplen 100 años de su nacimiento. ¿Qué tan grande es hoy Chabuca?

S: Muy grande.

M: Lo que pasa es que Chabuca hizo música universal, hizo música para el mundo. Por eso ha sido interpretada por María Dolores Pradera, Plácido Domingo, Celia Cruz, Raphael. La música de Chabuca no era regionalista, tenía de Brasil, Argentina, España, Centroamérica. Era una mujer de avanzada. Teresa Fuller, su hija, me cuenta: “Mi mamá se fue a la discoteca Studio 54 en Nueva York y vio algo que nunca había visto en su vida y dijo que quería que algún día su música suene en una discoteca”. Ella se codeaba con todas las Limas que había. Ser mujer en los 60 y 70 con una propuesta tan avezada era prácticamente un sacrilegio.

¿Por qué emprenden los tributos a Chabuca?

M: Chabuca iba a cumplir 30 años de fallecida. Pensé que no se había hecho nada con artistas internacionales. Saqué plata de mi bolsillo desde el día uno. Pagué el primer arreglo para Ana Belén. Pero ya había hecho con Susana Guardia Vieja. Guardia Nueva, dos volúmenes, y nos fue bien. Susana coordinó con Joaquín Sabina. Y así empieza todo.

S: Y nos demoramos tres años en conseguir los fondos.

M: Pero nosotras igual avanzamos. Seguro Chabuca desde arriba estaba presente.

¿Qué diría Chabuca de lo que están haciendo?

S: Entraría bailando, nos abrazaría y estaría feliz. Era su carácter.

M: Quizá hubiera dicho que le gustaría hacer un dúo con algunos de los artistas (risas).

¿Con quién haría un dúo?

M: Hubiese sido lindo con António Zambujo.

S: Con Zizi Possi.

¿Y ustedes qué le dirían a Chabuca Granda?

S: ¡Gracias!

M: Vente a mi casa, nos tomamos un vino, te quiero cocinar un lomo saltado. Le preguntaría qué tema le gustó más; quizá el de Vives y Novalima, porque Chabuca quería que la discotequeen, llegar a las nuevas generaciones.

AUTOFICHA: Susana Roca Rey

- “Soy Susana Arias Colfer de Roca Rey. Nací el 5 de enero de 1948, en Lima. Estudié Relaciones Públicas y luego Comunicaciones en la Universidad de Lima. Por ahí llegué a la fotografía. Pero me fui a vivir a Europa. Y después me he dedicado a producir. Hace 18 años produje ‘La misa criolla’ de Chabuca, que se había grabado pero no publicado. Tengo toda su música”.

AUTOFICHA: Mabela Martínez

- “Soy Mabel María Rocío Martínez Woodman. A mi mamá también le decían Mabela de joven; cuando nací, heredé ese nombre. Nací en Lima, el 4 de agosto de 1960. Entré a volar y fui fly hostess y conocí el mundo durante un año y medio. En esa época ya era coleccionista. Tenía como mil vinilos y los vendí cuando me fui a Canadá. Fui ejecutiva de ventas. En el 95 nació Sonidos del mundo”.