La casa del protagonista de la novela Solenoide, de Mircea Cartarescu (Bucarest, 1956), fue construida por un investigador de la electricidad y los campos magnéticos, una especie de Nikola Tesla rumano, y por azares de la vida queda en manos del profesor de colegio que cuenta su historia. Bajo el edificio, que tiene forma de barco, yace un solenoide, aparato generador de energía electromagnética, el cual, al ser activado por el personaje, le permite flotar dentro de su vivienda.
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El intimismo y la decantación por el onirismo del renombrado autor, varias veces propuesto al Premio Nobel de Literatura, llevaron, en 2018, a Laura Rosales y Oscar Contreras a nombrar Solenoide a su proyecto de shoegaze y dream pop. Y acaban de lanzar su primer disco.
La producción, de 10 pistas, comienza precisamente con un tema titulado “Cartarescu”, con referencias al mundo narrativo del autor. Como esta pieza, el disco incursiona en lo que se ha denominado lit-rock: la apropiación de imaginarios literarios para reinterpretarlos en la música.
La prosa del rumano es detallista en su desgarro. Sus personajes sueñan con un rescate imposible a su soledad. Buscan completarse. En su caída hay una belleza profunda y terrible. Y atractiva y envolvente en su atmosfera intimista. Esa es la búsqueda de la catarata de riffs sobre un ritmo que explota.
Otras fábulas sonoras
Otros viajes literarios se encuentran en “Casa de Islandia”, de impresionismo guitarrero, posible homenaje a Slowdive, que trata sobre el “hogar que llevamos dentro como el caparazón de una tortuga y en el que podemos cobijarnos para descansar”, refiere Contreras, guitarrista de la agrupación.
“Maquillaje”, por su parte, evoca a la obra de teatro Maquillage de Jorge Eduardo Eielson y “Sonqo” está basada en un cuento del también peruano Daniel Alarcón llamado “28 de Julio, 1979”. “Tiananman”, por otra parte, es una recreación de la escena en la que un hombre se enfrenta a un tanque en la plaza de Tiananman, Pekín, luego de la masacre de los estudiantes chinos que protestaron en 1989 contra el régimen opresivo del momento.
Y sí. Y el escritor ha conocido la producción. De hecho, los sigue. “Le gustó mucho nuestro álbum”, manifiesta Contreras, quien comenta que el autor sabe del proyecto musical desde el lanzamiento de su primer single. “Es un sonido nuevo e hipnótico”, ha escrito el bucarestino en sus redes, donde ha recomendado el disco.
Cierra el álbum la instrumental “Macabea”, que recibe el nombre de la protagonista del cuento “La hora de la estrella” de la escritora brasileña Clarice Lispector. En los segundos finales, la lectura de un fragmento del relato en voz de Rosales. “Lo que escribo es más que una invención, es obligación mía hablar de esa muchacha […]. Es mi deber […] revelar su vida. Porque tiene derecho al grito. Entonces yo grito”.
Es también una declaración de principios de la banda limeña. Un grito distorsionado que es testimonio de vida. Acompañado por campos melódicos de escapismo, atmósferas introspectivas para soportar la ciudad.
Cabe anotar que la existencia del deslumbrante solenoide permite al protagonista de la novela, una de las más notables del siglo XXI, dormir levitando sobre su cama.
Datos:
-En la producción participaron Mario Silvania, Juancho Esquivel y Simon Scott (Slowdive) en masterización.
-La banda la completan Héctor Espinoza (voz), Renzo López (batería) y Óscar Chávez (guitarra). Algunas letras han sido cadáveres exquisitos, composición colectiva en la cual distintas personas crean una parte de una obra sin conocer la de los demás, y luego se une.
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