Sergio Galliani ahora emprende EcoBus. (FOTOS: ALESSANDRO CURRARINO/EL COMERCIO).
Sergio Galliani ahora emprende EcoBus. (FOTOS: ALESSANDRO CURRARINO/EL COMERCIO).

Estacionado en el puente Atocongo, Sergio salía por la ventana y gritaba: “, Punta Hermosa”. En el techo de una Westfalia Volkswagen viajaban las tablas de surfear. Adentro, todos los asientos ocupados por pasajeros. Y en la maletera, cajas de cerveza con los envases llenos. Estacionado en la playa, abrían la puerta trasera y empezaban a vender las cervezas. Con lo recaudado, entre su amigo y él, almorzaban, pagaban la gasolina y se quedaban hasta las 8 de la noche. “Éramos chicos de barrio”, dice sobre aquella adolescencia y atrevimiento que resplandecían hacia finales de la década del ochenta, en un país en crisis.

Atrevimiento que persiste a los 54 años de edad. Llegó la pandemia y creó tres empresas. Una donde vende café, otra de alquiler de casas y EcoBus, un servicio de transporte público, una línea de buses y minibuses que no usan gasolina, se cargan a corriente o con energía solar y con un precio económico para el usuario.

Podría ser el inventor de los cupcakes. Tenía 18 años y se inscribió en clases de decoración. En una zona de la casa de su madre, puso lo que él llama un laboratorio: mangas para hacer tortas, hornos semi-industriales, fajas que rotaban con las manos. Producía queques, postres, tortas de chocolate, mientras estudiaba para ser actor. Pero empezó a escasear la leche y el azúcar. Había llegado el ‘Alanazo’, aquel Perú en crisis.

¿Qué le falta hacer a Sergio Galliani? Asegura que cambiar el mundo. Replico: está un poco difícil. “Todo lo que tenemos ahora es porque un loco hace miles de años sembró una semilla”, insiste.

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-¿Por qué elegiste entrar el rubro de transporte?

Yo soy fierrero, me gustan los carros, las motos. Pero más allá de eso, todos decimos: “Oye, esto está mal, esto es un caos, contamina, mira cómo maneja”. Y nadie hace nada.

-Pero te estás comprando un pleito grande.

Pero este es el futuro. Nosotros estamos empezando a trabajar con fondos internacionales, que nos han buscado cuando han comenzado a ver la prensa y las redes.

Sergio Galliani ahora emprende EcoBus. (FOTOS: ALESSANDRO CURRARINO/EL COMERCIO).
Sergio Galliani ahora emprende EcoBus. (FOTOS: ALESSANDRO CURRARINO/EL COMERCIO).

-¿Cómo nace EcoBus?

Con mi socio teníamos la idea de crear un sistema de movilidad para que las familias puedan viajar, con un circuito de paradas por la costa. Vino la pandemia, y dijimos que lo que habíamos pensado va a ser más importante. Trajimos un prototipo de Miami y nos comenzó a funcionar un montón. Buscamos socios estratégicos en China. Buscamos y encontramos dos socios estratégicos, uno para vehículos menores y otro para vehículos mayores. Hicimos una marcha blanca con la Municipalidad de Punta Hermosa, y fue tal el éxito que la gente hacía cola.

-En pandemia mucha gente, más bien, retrocedió un poco, congeló sus inversiones hasta que el panorama esté más claro.

Yo siempre he hecho empresas. Desde los 15 años tengo emprendimientos, negocios.

-La pandemia no te frenó.

Es que yo siempre creo que en los momentos en que todo el mundo piensa que está jodido, es donde más oportunidades hay, y no solo para hacer dinero, sino para hacer emprendimiento de servicio; ahí es donde la gente necesita más cosas. Cuando hay problemas, la gente necesita que le alivies la vida, la gente necesita que le soluciones la vida. Todo lo que he hecho en mi vida siempre ha tenido un cierto grado de altruismo; me gusta meterle creatividad a mis cosas. Estudié administración de pequeños negocios, pero mi papá fue mi gran asesor.

-Pero él falleció cuando tenías 15, 16 años.

Claro, mi papá sanguíneo, pero mi papá de crianza ha sido mi gran asesor.

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-Alguna vez me dijiste que tu papá sanguíneo era un miraflorino de ultraizquierda.

Claro. De él heredé la parte artística.

-¿Él también se dedicaba a muchas cosas?

Sí, también, se dedicaba a todo. Era zoobotánico, sociólogo, estudiaba en la universidad, era de izquierda.

-¿Cómo influye la partida de tu padre cuando eras adolescente?

Cuando él fallece, yo estaba internado en Leoncio Prado. Me dieron la noticia de madrugada. Gracias a esa experiencia, comencé a tener una enfermedad que se llama insomnio crónico, y ahí es donde hago Radio Insomnio, TV Insomnio, Producciones Insomnio y comienzo a trabajar de noche. Y gracias a eso, hace tres o cuatro años publiqué mi primera novela, que empieza con ese incidente de la muerte de mi papá a mis 16 años. Yo estaba en cuarto de secundaria, cuando estaban grabando La ciudad y los perros en Maranguita. Nunca llegué a despedirme de mi papá, fue bien heavy. Fue en julio y ese año hice la parada militar voluntariamente, lo hice en parte porque a mi padre le hubiera gustado verme.

Sergio Galliani ahora emprende EcoBus. (FOTOS: ALESSANDRO CURRARINO/EL COMERCIO).
Sergio Galliani ahora emprende EcoBus. (FOTOS: ALESSANDRO CURRARINO/EL COMERCIO).

-¿Cuando dejas Leoncio Prado empezaste a trabajar por primera vez?

No. En mis tres meses de vacaciones de verano, trabajaba porque yo no vivía en mi casa. Salí del colegio y puse mi primera marca de ropa.

-Para un adolescente puede ser más fácil pedirle plata al papá o a la mamá.

Cuando he sido actor formado, treintón, cuarentón, saqué plata de mi bolsillo para hacer mis propias obras de teatro, y la mayoría de actores en esa época estaban buscando que los llamen y asegurarse. Nunca me ha gustado ser solamente dependiente. Cuando hago mis cosas, las hago como yo quiero hacerlas. No me gusta mucho la comodidad. Ahorita, por ejemplo, podría estar trabajando haciendo novelas y estaría cómodo.

-Entonces, ¿para qué poner tres empresas?

Me aburro. Lo más bonito es la parte creativa. Hago cosas a partir de una necesidad mía.

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-EcoBus es un proyecto que puede ser de larga duración, con el potencial de cambiar la forma en que nos movilizamos. Ni las autoridades han podido hacerlo.

Mi mayor traba es que no hay normativa para los carros eléctricos, no pertenecen al mercado automotor. Chile y Colombia tienen su sistema eléctrico. ¿Por qué acá hasta ahora no? Es una solución a la contaminación y al estrés social. EcoBus lo hemos creado acá, no lo he visto en ninguna parte del mundo. Es un sistema interno y la proyección es salir a las troncales. Esto es traslado, es divertido, pet friendly, inclusivo y turístico. Nosotros hacemos el 100% de la inversión y cobramos el boletaje. Puedes comprar por 30 días o subes y yapeas, tienes pasajes desde 27 centavos hasta un sol. También está creado para darle independencia a las personas con discapacidad física.

-Pero estás en un rubro muy complejo.

Tiene que ser un cambio paulatino. Nuestro eslogan es “mejoramos el mundo”. Acabamos de cerrar un convenio de trabajo internacional asociado a una multinacional. Tienen mil millones de euros para invertir en plantas de tratamiento de basura: sin quemas ni entierros. Encima, tienen economía circular. Ellos han llegado a mí por el EcoBus para ver si podemos prestarle servicio a las plantas que quieren poner en Latinoamérica de volquetes eléctricos para recoger la basura.

-¿Te da tiempo para todo?

Sí, ahorita empiezo a grabar una serie (ríe a carcajadas). Tengo 54 años, todavía tengo que aprovechar mi vitalidad. Me levanto todos los días a las 6 de la mañana, me voy a jugar tenis y después recién empieza mi trabajo. Me acuesto a las 12:30 máximo.

-Es la vena de tus padres.

¿Crees que los grandes empresarios del mundo tienen una empresa? Acciones por aquí, acciones por allá. Gerenciar es saber delegar, ahí tienes que tener a tu gente de confianza, gente que tiene que ser tú. Tampoco soy millonario ni mucho menos.

Sergio Galliani ahora emprende EcoBus. (FOTOS: ALESSANDRO CURRARINO/EL COMERCIO).
Sergio Galliani ahora emprende EcoBus. (FOTOS: ALESSANDRO CURRARINO/EL COMERCIO).

-Cuando te entrevisté en 2018, me dijiste que llevabas 10 años escribiendo una película. ¿Ya la acabaste?

Ya la terminé. Ahí está mi guion. Cuando tenga dos milloncitos para invertir la haré. Se llama Sueños de azar.

-¿Y el segundo libro ya está en marcha?

Es una novela que todavía la estoy bosquejando. Algo que nos pasó con mi hijo, cuando era chiquito, en un hotel en Cuba. Mi hijo tenía cuatro, cinco años y se enamoró de una chiquita argentina que tenía seis (ríe).

-Como se ve en los videos de tus redes, tu hijo es bien carismático.

(Risas). Sí, bien carismático, un loco de... (risas). Tiene un corazón más noble que la patada.

-¿También eres un loco de...?

Sí, claro. Me encanta. Por Chabelos desfogo mis locuras. Hay que prestar más atención a los locos que a la gente cuerda, los locos son los que llevan la vanguardia de todas las cosas que suceden en el mundo. El resto es gente automatizada. El loco nunca espera que le digan lo que tiene que hacer, es el que comienza a hacer cosas y después le dicen: “oye, ya deja de hacer esa vaina” (ríe). Cuando me dicen: “deja de hacer esa vaina”, es cuando digo: algo debo estar haciendo bien.

AUTOFICHA:

- “Soy Sergio Martín Galliani Chávarri. Tengo 54 años. Nací en Lima, soy de Barranco. Acabé el colegio y empecé a estudiar actuación. En el Maristas ya hacía teatro. Repetí de año en el Maristas y me meten al Leoncio Prado, donde hacía teatro”.

- “Mi vieja quería que yo sea militar. No lo pasé mal en el Leoncio Prado, pero yo sabía que lo mío era la actuación o música. Al final, hice las dos cosas. También estudié música. Lo más loco que he hecho es ser jalador para taxis en el aeropuerto, pero duré dos días”.

- “Voy a entrar a grabar la segunda parte de una serie con Pro TV. Se vienen las giras con Chabelos, tenemos que reivindicar a muchos amigos (como Kenneth Quiroz, bajista de Chabelos) que se han ido con la pandemia; también mi suegro (Eduardo Chaparro, fundador del Sargento Pimienta) sin que haya sido por COVID”.

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