Sergio Galliani es el baterista de los Chabelos, que presenta 'Priapismo', su quinto álbum de estudio. (Foto: Piko Tamashiro).
Sergio Galliani es el baterista de los Chabelos, que presenta 'Priapismo', su quinto álbum de estudio. (Foto: Piko Tamashiro).

De niño dibujó las teclas de un piano en un cartón y con eso estudiaba música. Hasta que su tía Carmen Moral, la gran directora orquestal y compositora, le dio la oportunidad de tocar un piano, lo que marcó su relación con la . Colegio donde estuvo, integró las bandas, y acompañó a su padre desde el cajón en las jaranas familiares. Junto con la actuación, la música siempre estuvo presente. 

A los 24 años de edad, armó su primera banda de rock: Ivonne y Los Mercantiles, y en 2001, los Chabelos, con la que, precisamente, presentará su quinto disco, Priapismo, el próximo sábado 3 de noviembre en la explanada del Parque de la Exposición. 

Para , el éxito está en que a sus 51 años pueda tener (y vivir) una banda de rock que “hace lo que le da la gana”, que es finalmente su consigna en la vida.

¿Hoy ya se puede pensar en la música como una opción sólida?
No solo la música. Si hay chicos que son youtubers y viven de eso. La música es más negocio que ser un youtuber. Llega un momento en que tu constancia, disciplina, buenas chambas y continuidad te dan la posibilidad de escoger cosas que realmente quieres hacer. En la música es lo mismo. Llega un momento para decir: vamos a dedicarnos seis meses solo a tocar y ensayar. Con Chabelos ensayamos tres veces a la semana, a pesar de que ya empezamos la gira. Hemos armado un show visual, musical, teatral de casi tres horas.

¿Y por qué ahora?
Ya tenemos cinco discos, prácticamente seis. Entramos a un letargo porque no hacíamos canciones nuevas, comenzamos a tocar lo mismo. Empiezas a sentir que estás estafando a la gente y a ti mismo.

Hay muchos grupos que tocan lo mismo de hace 30 años y viven básicamente de eso.
Sí, pero uno se guía por uno mismo. Ya he gozado la época de tener una banda radial y hoy en comparación con las redes sociales, no hay mucha diferencia.

Chabelos
Chabelos

¿Son necesarias las radios ahora?
El mundo se mueve a través de las redes sociales. Chabelos es una banda que no hace radio, no hace prensa normalmente. Somos una banda que ha nacido y crecido en redes. En algún momento hemos llamado a un par de radios porque comenzaron a poner las canciones de Chabelos y les dijimos que las saquen.

¿Por qué?
Nuestra música no puede ser abiertamente para todos. No queremos que las kermés de los colegios nos comiencen a llamar para que toquemos.

¿Los han llamado?
Un par de veces. No hemos ido porque no hacemos música para kermés (risas).

¡Pero la gente quiere divertirse!
No es para que la Apafa esté pogueando con Chabelos (risas). No somos para quinceañeros ni matrimonios. Imagínate ver a los abuelos escuchando “Shakira y sus amigas” (risas). Se mueren. Y sentimos que la gente quiere escuchar a Chabelos en otro contexto, más propio, más con el chongo con que nacimos en La Noche y luego en el Sargento Pimienta.

¿Por qué nació Chabelos?
Fue una casualidad o causalidad. Hace 17 años, Paul Vega, Giovanni Ciccia y yo estábamos haciendo una obra de teatro y nos fuimos a mi casa. Llegaron y encontraron mi batería. Los dos dijeron que tocaban guitarra y acordamos hacer música, así como quien va al gimnasio. Al día siguiente, los dos vinieron con sus guitarras y amplificadores y comenzamos a chonguear. Y siempre tuvimos la premisa de que esto es un vacilón.

¿Y hoy qué es?
Es un vacilón responsable, porque queremos hacer más cosas, como sonar mejor en los discos, pulir lo visual en el show.

¿La influencia de tus padres cómo se dio?
Mi papá me regaló mi primer cajón y después lo acompañaba en las reuniones. Él era músico amateur. Estudió como ocho carreras, desde zoología hasta contabilidad, pero ninguna la acabó (risas). Era un loco maravilloso que vivía en su mundo utópico.

¿Cómo era su mundo utópico?
Era un miraflorino de ultra izquierda.

¿Te consideras un miraflorino de izquierda?
No, soy más social demócrata. Ellos sí tomaban universidades. Pero eran, porque los tiempos cambiaron. Mi padre falleció también. Mi madre sigue vive, ella estudió Sociología.

¿Y ella qué te dice de Chabelos?
‘Un poco fuerte, ¿no?’ (risas). Lo que pasa es que a mí no me dicen nada desde hace mil años, porque yo me independicé hace mil años, cuando tenía 15, en el momento que ingresé al Leoncio Prado. He sido independiente económicamente, tenía mis propios negocios. He vendido carros, ropa, de todo.

¿Qué te motiva a hacer las cosas?
Soy curioso y así como el mundo se mueve, uno se tiene que mover. Nunca he pensado que tengo que demostrarle algo a alguien. Me pongo una meta y hasta que no la cumplo, me quedo ahí insistiendo. Hago miles de cosas diferentes, pero me tomo mi tiempo para cada una. Llevo poco más de 10 años escribiendo un guion de cine. Tengo un record Guinness, me he ido al Everest.

Vives en un reto constante con la vida.
Ahorita estoy en mi año sabático. Aprovecho más el tiempo con mi hijo que tiene 7 años, lo llevo al colegio, lo recojo, viajo un montón. Ahora por Chabelos hago dos horas diarias de ejercicio en batería, repasando los 36 temas que estamos alistando para el show. Esto que está pasando con Chabelos me está devolviendo a mis 20 años, cuando estaba en la escuela de teatro e iba a estrenos obras. Es volver a vivir con la adrenalina al máximo, apasionado.

Están hechos unos adolescentes.
Estamos chabeleando (risas). Chabelos es morir a los sesenta cantando lo que cantamos, es morir en tu ley. Cambiar para mí es claudicar. Puedes mejorar, evolucionar sobre tus bases. No vamos hacer música para que más gente nos escuche, nunca lo hemos hecho.

Y ahora hasta le cantan a la Sunat.
La letra dice eso, pero en realidad es un canto al sistema, que es el que está mal por todos lados, al punto de que la Asociación de Contadores del Perú nos escribió. El día que lanzamos el video, era el Día del Contador (risas). ¡No sabíamos! En la noche me llegó un mensaje del presidente de la asociación. Me decía: “te pido permiso para subir la canción de Chabelos a nuestro portal”. “¡Por supuesto!”, le respondí. La canción no está hecha para hacer daño sino para crear conciencia.

¿Qué conciencia quieren crear?
Que algún político o la misma gente diga: sí pues, está mal esta vaina, porque yo gano 10 ‘mangos’, de los cuales le tengo que dar al Estado cuatro, que se supone van para educación, seguridad. Pero los seis ‘mangos’ que me quedan me los tengo que gastar en seguridad, educación, porque el Estado no lo hace. Entonces, ¿para qué le pago? No se trata de no pagar, sino de que ese dinero sea usado eficientemente.

¿A qué más le canta Chabelos en este disco?
‘Priapismo’ es como una metáfora de estar en la vida siempre al palo, como tratando de explotar, siempre quejándote con razón o sin razón. Te matas chambeando y sientes que pagas algo que no regresa. Los políticos, la corrupción, y estás siempre al palo, hasta que… Si seguimos así, todo se irá al carajo. Así vivimos los peruanos: te subes al carro y el tráfico te estresa. No hemos creado una sociedad para vivir tranquilamente, estamos creando una bomba de tiempo. La riqueza de un país no está en lo material, sino en la riqueza de las personas que van por la calle, está en que vayas caminando y hablando por teléfono sin miedo a que te roben, que las calles estén limpias, que metas un pie en la pista y los carros automáticamente paren para que pases. Eso para mí es riqueza y eso no hemos creado.

Y eso se traduce en las autoridades que elegimos.
Y que siempre nos quejamos porque vuelve a pasar. Ellos están ahí porque nosotros los ponemos ahí. Claro, también está el hecho de que quienes están ahí no nos dan la educación necesaria para nosotros ponernos a pensar de que esas personas no deberían estar ahí. Ese es el rollo del disco, de la banda. En el Perú guardamos demasiado las formas, porque no queremos quedar mal con nadie. No hay los huevos para tomar al toro por las astas. Y mientras no hagamos eso, nada va a cambiar.

¿Chabelos es una forma de tomar al toro por las astas?
Es una forma de gritar y desordenar para volver a armarlo. Y para tomarlo con humor. Si tenemos la mejor barra del mundo, por qué no podemos ser los más solidarios del mundo.

¿Hay límites para la música?
No. Un músico no creo que tenga que ser punk, pop, salsa, etc. La música es universal. Una cosa es que te guste o no. ¿A quién le tenemos que gritar que tenemos la razón? Es una cuestión de gustos.

¿Dónde confluyen todas las versiones de Sergio Galliani: músico, actor, deportista, escritor, etc.?
Todo se va a unir en la película de los Chabelos (risas). Ahí estará la música, el cine, la actuación, la escritura. El guion ya está avanzando. Va a ser algo sui generis (risas).

¿Tu papá qué te diría?
Soy todo lo que mi viejo no pudo ser. Él quería ser músico, escritor, quería cambiar el mundo. Pero tenía sus demonios. Mi padre falleció cuando yo tenía 16 años, aunque viví un montón de cosas con él. Era un iluminado, ilusionado y un utópico.

¿Y tú cómo eres?
Soy un soñador con los pies en la tierra, porque tengo la disciplina de mi vieja.

Sergio Galliani
Sergio Galliani

AUTOFICHA:
"Nací en Barranco. Estudié en el San Luis Maristas de Barranco hasta tercero de media y luego pasé al Leoncio Prado. He estudiado actuación en el TUC, música, trombón, saxofón, teoría musical, batería, danza contemporánea, improvisación, administración de pequeños negocios, Comunicaciones. Juego tenis todos los días de la vida. Tengo un récord Guinness, me he ido al Everest".

“Tengo viajes programados para mi blog, un proyecto para hacer viajes de rutas moteras, en TV. Escribo mi segunda novela. Y las ganas de actuar siempre están. Pienso en un proyecto de festival de música, pero de dos días continuos, como Woodstock, fuera de Lima. He vuelto a Rush, Mötley Crüe, Guns N’ Roses, Kiss, The Clash, Sex Pistols".

“Escribo desde muy pequeño. Incluso, cuando tenía 17 años me metí a un concurso de poesía. Estoy leyendo a Haruki Murakami. Crecí con los cuentos cortos de Milan Kundera. Por el cuento El falso autoestop me fui hasta la frontera con Colombia tirando dedo, pensando encontrar historias en el camino. No encontré nada (risas)”.