Álvaro Urquijo, voz y líder de Los Secretos, banda española (Efe).
Álvaro Urquijo, voz y líder de Los Secretos, banda española (Efe).

En las canciones de Los Secretos, es posible identificar parte de la historia del pop español, y también la historia de una familia, los hermanos Enrique, Javier y Álvaro Urquijo, cuyo abuelo, fanático de la música latinoamericana, les hacía escuchar boleros y rancheras. Así, el concierto comenzaba, minutos antes de la medianoche, con la versión pop-rock de la ranchera "Échame a mí la culpa" y aquel clásico coro: "Y allá en el otro mundo que, en vez de infierno, encuentres gloria, y que una nube de tu memoria me borre a mí". Era el principio de una noche emotiva.

Seguidamente, en el escenario del C.C. Barranco Arena, la armonía de los teclados de Jesús Redondo introducía los rasgueos de la guitarra de Ramón Arroyo, acompañados del bajo de Juanjo Ramos y la batería de Santiago Fernández. Álvaro, el único Urquijo que continúa en la banda, también con guitarra, cantaba "Colgado". La atracción que inmoviliza, que suspende a los amantes como un cuadro en la pared.

Javier Urquijo se apartó de la banda tras sus primeros tres discos. Enrique, emblemático compositor de la escena española de los 80 y 90, falleció de una sobredosis en 1999. Una de sus creaciones más celebradas la cantaba su hermano en el escenario: “No me imagino”, con las tonalidades del country-rock, género que Los Secretos ayudaron a introducir en España.

Después de que el público saltara con “Buena chica”, Álvaro cuenta que, de su larga amistad con Ramón, no recuerda algunas de sus conversaciones ni momentos compartidos; se han extraviado en la memoria. Tal es la presentación de "La calle del olvido", de vivo coro y toques de blues. El acto de recordar piezas perdidas de una relación. Siguieron “Margarita” y “Cambio de planes”.

"Ojos de gata", del álbum Adiós tristeza (1991), tiene un lugar especial en el repertorio del grupo madrileño. Joaquín Sabina escribió las dos primeras estrofas de una canción y se las entregó a Enrique Urquijo, y los dos artistas la completaron a su estilo. Por un lado, en el caso del cantautor, el resultado fue la conocida "Y nos dieron las diez"; por el otro, la canción que Los Secretos interpretaban ante un público que escuchaba esa lírica de amor y excesos junto a una mujer de mirada encantadora.

Por una diferencia sustantiva la canción más escuchada de la banda, tanto en plataformas de streaming como en YouTube, es "Pero a tu lado". Sin embargo, precisa el líder de la agrupación, no se vendió mucho cuando fue lanzada en el álbum Dos caras distintas (1995).

Con “Ponte en la fila” volvían a su obra compuesta en los últimos años. Así, reafirman su vigencia con esta canción de 2015. La melancolía prevalece. “Y no amanece” y “Te he echado de menos hoy” se suman a ese sonido y letras que evocan recuerdos. El público, de 20 a 50 años, en un auditorio que no llegó a estar lleno, podía revivir sus propias historias en aquel recital íntimo donde Juanjo Ramos se divertía saltando y haciendo saltar a los asistentes.

La trayectoria de Los Secretos ha estado marcada por distintas peripecias. Además de la partida de su letrista principal, perdieron a su primer baterista en 1980, cuando se llamaban todavía Tos, y a su segundo baterista en 1984. Sin embargo, su carrera marca el comienzo de lo que se llamó la época dorada del pop español. En el concierto en homenaje a su primer baterista, tocaron bandas que protagonizarían la década de los 80, como Nacha Pop o Alaska y los Pegamoides, marcando el inicio de la movida madrileña, un movimiento de exploración y contracultura que marcó una época.

Después de la alegre “Gracias por elegirme”, en “El boulevard de los sueños rotos” y la deuda con la cultura mexicana: “Las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas y las escribe un tal José Alfredo”. Luego de “Nada más”, el eco de la voz de la audiencia que cantaba la emotiva “Déjame”, de su disco debut de 1981, sobre las oportunidades perdidas; la soledad tenía algo de poesía. Era la despedida momentánea de la histórica agrupación, que sale del escenario entre palmas y el clamor de los asistentes.

Los Secretos contaban historias con armonía, de separación, de idilios imposibles. ¿Qué mantuvo de pie a la banda tras tantas peripecias? En entrevista con Perú21, Álvaro declaró que ha sido el público. “Tras la muerte de nuestro segundo baterista, en 1985, estaba deprimido y viajé a los Alpes a desconectarme. En el camino, paré a comprar en una discoteca de un pueblo que no recuerdo. Y lo que se oía era Los Secretos. Me recibieron como si fuera Mick Jagger”, relató.

Volvieron con la antológica “Agárrate a mí, María”, la canción que Enrique Urquijo dedicó a su pequeña hija a mediados de los años 90. La niña que ayuda a dormir al padre. Luego invitaron al estrado a Wicho García, de Mar de Copas, para cantar “Quiero beber hasta perder el control”. La banda peruana, que abrió el concierto, ha grabado e introducido en sus álbumes este tema y “No me imagino” en homenaje al grupo madrileño. El público se hacía parte de aquella historia, el intento de ahogar la serenidad. Cuando el recuerdo vence.

Tras “Otra tarde” y la movida “Ojos de perdida”, cierra el concierto “Sobre un vidrio mojado”, una de las primeras canciones que Álvaro recuerda haber tocado con sus hermanos mayores, a los 15 años. Original de la banda uruguaya Kano y los Bulldogs, el coro fue repetido a viva voz en el local de Barranco. Tras ello, la reverencia de agradecimiento de los músicos, y la respuesta del público que gritaba el nombre de la banda en forma de reconocimiento. Además, la ovación. "Sois de puta madre", dijo Álvaro, finalmente.

Algunas personas crecieron con la emblemática banda que ha cumplido 40 años de trayectoria. Lo disfrutó también el significativo grupo de ciudadanos españoles que asistió al recital, comprometidos con aquellas pistas que forman parte de su historia personal. Del concierto, conservaré la uña de guitarra que lanzó el menor de los Urquijo al público en “Nada más”. Grandes recuerdos. Grandes Secretos.