Sebastián Llosa: "Hay canciones geniales y pésimas en el reggaetón"

Joven cantante lanza single "Esa boca", en clave de música urbana. Conversamos con Sebastián Llosa, quien dejó su carrera de Economía en Yale por la música.
Sebastián Llosa es el hijo del cineasta Lucho Llosa y la cantante Roxana Valdivieso.

Sebastián Llosa tiene muchos intereses. De niño jugaba a ser director de cine. En sus planes de adolescente, ser periodista y abogado fueron posibilidades. Le apasiona la y habría sido feliz estudiándola. Finalmente, siguió Economía en Yale University, en Estados Unidos. Pero terminó volviendo a su esencia familiar: el arte.

Hoy es músico. Autodidacta, por convicción. Y acaba de estrenar el single “Esa boca”, en clave de música urbana, reggaetón, que ya se puede escuchar en las plataformas digitales. Asegura que quiere tener la tranquilidad de poder trabajar en la música y que no le preocupa el éxito.

Es hijo del reconocido cineasta Lucho Llosa y de la cantante Roxana Valdivieso, además de sobrino del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Nombres que no le pesan, los asume con naturalidad y solo está enfocado en componer y tocar sus canciones. Desde su departamento de Barranco, frente al Pacífico, nos recibe con las palabras exactas y respuestas concretas del economista, pero con los sueños del artista.

Afirmas que como economista eras infeliz. Hoy, como músico autodidacta, ¿hallaste la felicidad?
Creo que sí. En todo caso, tengo muy claro que estoy haciendo algo que me gusta, en comparación con lo que me podía ofrecer una chamba como economista.

¿Llegaste a trabajar como economista?
Hice un par de pasantías y no me llegué a meter a una chamba estable porque no la hacía (risas).

¿Cómo aguantaste toda la carrera, además porque imagino que en Yale no debe ser muy fácil?
Es exigente, definitivamente. Pero lo que pasaba es que igual me interesaba desde un punto de vista académico. La carrera me parecía súper interesante. Y yo tengo un montón de intereses y no se me hizo tan complicado. Eso sí, no quería dedicarme a eso después.

La música la desarrollaste de manera autodidacta.
Me hubiera gustado estudiar música. Por ahí tomé clases aisladas, pero nada formal.

¿De niño soñabas con ser músico o economista?
Quería ser director de cine (como mi padre). Ahora, el cine sigue siendo una parte súper importante en mi vida. Me encanta ver películas y hablar de ellas, pero no creo que hubiera sido un buen cineasta porque en realidad no soy tan visual.

Jugarías a ser director de cine.
Con mi hermano hacíamos películas caseras. Él sí quiere dedicarse a eso. Nuestro juego de chibolos era agarrar una cámara y hacer películas de terror caseras.

¿Y la música?
La escuchaba, pero no cantaba. Me daba vergüenza. Lo hacía, pero caleta. Y no sé por qué. Lo hacía, pero no me permitía a mí mismo pensarlo como algo a lo que pudiera dedicarme.

¿Cómo se coló Economía?
En ese momento mi visión del éxito estaba muy ligada al éxito en los negocios. Yo pensaba que para tener una vida segura y vivir como a mí me hubiera gustado, uno tenía que tener éxito en los negocios.

Tu padre es cineasta, tu madre, cantante. ¿En quién te reflejaste para la Economía?
En nadie. Se cree que al venir de una familia de artistas sería más fácil para mí dedicarme al arte, pero en realidad no sé qué tanto. Como vengo de ese mundo, sé lo complicado que es. Es inseguro, inestable. Quizá tenía eso tan presente que me cerré un poco.

¿Cómo fuiste considerando la música como una opción?
Fue gradual. Primero le mostré a mi mamá algunas grabaciones caseras que hice, donde cantaba algún cover. Cuando vi que la reacción era positiva, dije: “De repente hay algo y no estoy loco”.

¿La economía y la música tienen algo en común?
Nada (risas), son polos opuestos. Aunque en cualquier industria, uno puede ser creativo.

El single que acabas de lanzar, “Esa boca”, es una clara apuesta por el género de moda: urbano, reggaetón. ¿Lo elegiste porque puede ser una ventana al mundo o por simple convicción musical?
Por convicción musical. El tipo de música que suena ahora es el tipo de música que escucho en todas partes, me gusta y lo escucho tanto, que se vuelve parte de mí. A la hora de componer y buscar sonidos, me sale naturalmente eso

Y sobre todo un género que, al mismo tiempo, es muy criticado desde ciertas élites.
Ningún género de por sí es malo. Hay canciones geniales y pésimas en el reggaetón, como en cualquier otro género. Además, el reggaetón ha cambiado mucho, ha evolucionado. Ha pasado de ser un género de calle a uno global, y que es cada vez más pop. A mí me gusta más el reggaetón de ahora, porque me gusta más el pop. Las letras también se han vuelto más pop.

¿Qué música hay en tu reproductor?
De todo. Escucho tanto pop, reggaetón, rock, como baladas, música alegre y triste.

Este año fuiste parte de la secuela de la novela Torbellino. ¿La actuación también es algo por explorar?
No es algo que quisiera como prioridad, pero sí lo exploraría si saliera otra oportunidad. Me divertí mucho haciéndolo.

¿Qué te dejó haber estudiado Economía?
Yale tiene algo muy bueno: no se trata tanto de aprender lo que harás en tu chamba, en el día a día. Es una educación bastante académica e intelectual, que te enseña a pensar, lo que se puede aplicar a lo que tú quieras.

Por tu formación como economista, ¿hasta qué punto planificas los pasos que quieres dar en la música?
Hay que ser responsable, planear las cosas, ver las cosas como un trabajo, pero no soy economista. Estudié Economía en la universidad, pero no es lo mismo. Soy músico.

AUTOFICHA:
“Nací en Lima, el 1 de junio del 92. Tengo 26 años. Hice el colegio aquí y luego me fui a EE.UU. para seguir la universidad. En un principio quería ser abogado, pero llevé un curso y cambié de opinión. El periodismo también fue una opción, hice una pasantía en El País, que fue bonita, pero no era lo que quería ser”.

“Cuando decidí que me quería dedicar a la música, me fui a Los Ángeles. Luego me di cuenta de que quería cantar en español. Por ahora pienso en el Perú. Me encanta vivir aquí. Me gusta estar cerca de mi familia y de mis amigos. Eso me ayuda a ser creativo”.

“Siempre he sido seguidor del rock clásico, como The Rolling Stones, The Beatles, Led Zeppelin, The Doors. Con esa música crecí. Si no estudiaba Economía y no me dedicaba a la música, la literatura habría sido una opción. Pero no porque quiera ser escritor, sino porque me encanta leer”.

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