Tiene de Chavela Vargas, de Axl Rose, de Chabuca Granda, de Janis Joplin, de blues, de heavy, de folclore peruano, de potencia española. Canta ‘Cardo o ceniza’, pero también ‘El hombre’; y ‘Damita destino’, en cierta forma, sintetiza ese hermoso arcoíris musical. Esta es una entrevista con Sara Van, la peruana que radica en España. Que cantó hace unas semanas en Nueva York y mañana en nuestro Teatro Municipal. Una entrevista con la cantante y profesora de colegio. Pero, sobre todo, con la maestra.

Alistas 'Hotel Bolívar'. ¡Qué nombre para un disco!
Vengo a presentar unos pocos temas esta vez, que son los que canté en Nueva York. El gran hotel Bolívar fue un lugar donde me hospedé. En ese momento fue mágico, sucedieron cosas increíbles. Esas habitaciones esconden mucha historia. Han ocurrido cosas increíbles y a mí también me pasaron cosas increíbles. Telúricas…

¿Y el disco que preparas cuánto de telúrico tiene?
Mi nuevo disco tiene un montón de habitaciones un poco fantasmagóricas. El hotel es un sitio muy especial para mí, porque parte del video de ‘Damita destino’ lo grabé en la azotea del Bolívar. Y en mi vida hay un montón de habitaciones clausuradas, algunas que quiero clausurar y otras que a lo mejor están abiertas, remodelándose, en vías de... A propósito del nombre del libertador, tengo muchas cosas interiores que libertar. El disco va ser muy variopinto, siempre bebo mucho de la esencia de la música peruana. No hago folclore peruano ni lo pretendo hacer. Lo que pretendo es usar las sonoridades del Perú, incluso de Latinoamérica, para poder exponerlas afuera. Siempre me llamó la atención que, por ejemplo, el tondero, que es un baile hermoso, tierno y de seducción, no fuera tan conocido en el mundo como el tango o el flamenco.

¿Por qué crees que pasa eso?
La gente vive en su caja. A todos nos falta salir más. Hay que unir, conectar, hacer puentes. Por eso fui a Nueva York con mis ahorros como maestra de lengua y literatura e inglés. Los frentes en los que me muevo son la lengua y la música. Si cuidas muy bien los contenidos de ambos, puedes hacer cosas muy importantes y trascendentes. Hay músicos que me han cambiado la vida, que me han tocado el alma para siempre. Te puedes defender de un padre, de un político, de un maestro, un juez, un doctor, pero si un artista llega a tus entrañas, no te puedes defender de eso. El artista no apela a tu raciocino solamente, va directamente a tocarte el corazón. Claro, también hay mucho entretenimiento e industria de la música, del arte que no equivale necesariamente a arte.

Dirías que hoy impera más el entretenimiento.
Sin duda, no interesa mucho que la gente sienta y piense. No tomamos acción sobre la responsabilidad que todos tenemos en la transformación del mundo, que no se va dar porque vengan unos políticos a resolvernos la vida. Jamás. Va darse cuando cada persona sea responsable de su pequeño campo de acción, de hacer algo. Todos tienen un poder de transformación a pequeña escala. Por eso trabajo como maestra y nunca lo voy a dejar. Cada día siembras y muy a largo plazo vas a tener resultados. Niños educados en el respeto, en la coexistencia, en la armonía, en valores más que en contenidos. La educación está mal planteada.

¿Sigues la problemática educativa en el Perú?
Sí y creo que es gravísimo que los maestros estén mal atendidos o sean los últimos de la fila. Los maestros hacen el trabajo más importante.

¿Y ese es un drama exclusivo del Perú?
No, es un drama de todos lados. Los maestros cobramos mal en todos los países del mundo, menos en Finlandia. Allá no hay escuela pública y privada. Solo pública, así es que el rico también va con el pobre a la escuela y ya se puede encargar con sus impuestos de que la escuela sea buena. Otra cosa también te digo, cuando veo a los maestros –que son mis colegas y los respeto muchísimo– reivindicando mesiánicamente: “apoyo al dirigente de tal sindicato…”; y digo, ¡no!: la educación tampoco es esto, no es una cosa politizada.

'Hotel Bolívar' será el segundo disco en 20 años de carrera. ¿Por qué?
Porque el primer disco, 'Talitá Kum', lo defendí como era. No transé con las ofertas de disqueras como Universal, Virgin Records, Warner, BMG Ariola… Ese disco tomó un recorrido mucho más lento, pero más respetado.

'Talitá Kum' le deja la valla alta a Hotel Bolívar.
Hotel Bolívar trae la madurez. Talitá Kum la compuse con 17, 18 años, pese a que salió cuando yo tuve casi 30 años. No ha sido nada fácil darle visibilidad a lo peruano fuera de mi país. Soy hija de padres separados y mi madre migró a España, nos sacó adelante sola. Y ahora no pretendo la fama ni nada de esas cosas, quiero hacer las cosas para darle al Perú un orgullo. Quiero que las peruanas se sientan orgullosas no de que tienen buenas ‘yucas’ sino de que tienen un corazón muy dulce y enorme y un cerebro alucinante.

Y hoy se vive un gran momento con muchas artistas mujeres en el escenario, quizá como nunca antes.
Y creo que no solo en Perú, eh. Es un siglo en el que le toca a la mujer.

Hablando de actualidad, Europa vive momentos difíciles con el tema de la violencia y los desbordes migratorios. ¿Cómo ves esa coyuntura?
He trabajado en ayuda humanitaria a Siria. Tenía la esperanza de que esos países con las primaveras árabes pudieran libertarse, porque hay mucha opresión religiosa, política… Viven mucha incomprensión del resto del mundo. Están injustamente demonizados.

¿Crees que hay una intención de satanizar al musulmán?
Totalmente. Aunque sí pienso que hay gente que se ha envilecido. Siria comenzó como una reivindicación real de la gente contra su dictador. Yo antes era de izquierdas, pero me quité por la guerra en Siria, porque el dictador era socialista. Se convierte en una cosa mesiánica. Son unos fantoches todos esos políticos. Todos, de izquierda y derecha, es lo mismo. Por eso no creo que la política vaya a hacer nada. Los estamos viendo desangrarse y van para el sétimo año.

Y desde ciertos sectores de la izquierda se ha defendido a Bashar al Asad.
Por eso me bajé de ese carro, porque yo también era de reivindicar a la izquierda. ¡Qué bah! Si en nombre de la izquierda también matan. Los sirios solo querían ser libres y que les quitaran a ese tipo de encima. No se ha hecho nada y ahora escapan como pueden. El mundo duele mucho. Hay que luchar bastante por preservar tu energía sana. El ser humano es capaz de lo mejor y lo peor. ‘Las coplas metamórficas’ (el single del nuevo disco) habla de eso: “yo soy el desencuentro de dos caminos, accidentada entre dos destinos, muerdo bien fuerte en el raciocinio, muerdo bien fuerte en el desatino, yo soy la mejor orillando el error”.

La semana pasada falleció el poeta Arturo Corcuera, padre de Javier, quien dirigió el documental ‘Sigo Siendo’, del que fuiste parte. Y entiendo que debes tener un gran recuerdo de Arturo.
Tuve el honor de conocerlo. Además, voy a musicalizar uno de sus poemas para un proyecto que están alistando. Seguramente de Noé Delirante. Y le canté ‘El hombre’ en el sepelio. Es un poeta que cantó a la luz, muy elevado. Sus hijos son todos artistas. Eso quiere decir que el poeta ha sembrado muy bien. Ha sembrado en todos.

El heavy rock también ha sembrado en ti.
A los 10 años de edad, 1987, compré mi primer disco gracias a mis ahorros. Era el ‘Appetite for Destruction’, de Guns N' Roses. Axl Rose fue quien despertó en mí las ganas de cantar. En su momento, me conecté con la furia y rabia que tenía porque había sido arrancada de mi familia, porque tenía un padre violento, porque me tuve que ir del Perú, porque estaba peleada con el mundo entero. Estaba molesta. Vengo de ahí, de esa furia. Cuando me vuelvo loca cantando es eso, mi energía primera. Entonces, los primeros grupos que hice son de heavy rock. Luego conocí a un tipo que se llamaba Javier Fernández. Me dijo que le gustaba Janis Joplin, como a mí, y que quería hacer un grupo folk. Y comencé a hacer un poco música de Tracy Chapman. Él me puso a escuchar son cubano, vieja trova, fado portugués. Me enamoré de Amália Rodrigues, de Cesária Évora. Me enamoré de otras sonoridades. De la música africana. Ya buscaba música rusa. Así descubrí que en la música de Europa del Este el ritmo era como el de una polka o un valse peruano. O cuando escuchaba ópera china y decía: ‘pero esto es una canción de Puno’. ‘Hortaliza ingrata’ del Jilguero del Huascarán es bien rockabilly. La música es mágica. No somos solo un cerebro y un cuerpo, sino también un espíritu, Y la música es el sonido de esa alma. El arte que empieza y acaba en ti, empieza y acaba en ti. Pero si haces algo que empieza y acaba en los demás, eso es trascendente.

¿Qué escucharemos mañana en el Teatro Municipal?
Con ‘Sigo Siendo’ ha habido un poco de confusión y hay gente que espera que yo sea la nueva criolla y que represente la música criolla. Yo solo quiero colocar nuestros sonidos en un escaparate internacional para que la gente vaya a buscar la música criolla. Traigo a Eric Kurimski de Nueva York. Este tipo no tiene una gota de sangre peruana, pero es el discípulo del maestro Carlos Hayre, quien tuvo la inteligencia de enseñarle nuestros ritmos a un norteamericano. Es un chico que venía del jazz y del conservatorio. Ha emigrado a lo peruano por devoción. Será un concierto elegante, con percusiones, más acústico. Y con unas proyecciones hermosísimas de Ana de Orbegoso, una artista peruana arraigada en Nueva York. Y luego, el día 5 de setiembre, haré otro concierto en La Noche de Barranco, ahí iré con batería y vamos a rockear más. Yo quiero cantarle a la luz y superar mi propia oscuridad, porque también la tengo. Me confieso como una mujer que batalla y quisiera ser honesta en mi discurso para que las personas se puedan reconocer de verdad.

Datos:
- ‘La letra viva’ es el nombre del espectáculo que Sara Van ofrecerá en el Teatro Municipal de Lima (jirón Ica 377, Centro de Lima). 8 p.m. 

- Entradas a la venta vía la plataforma de Internet Joinnus y también el mismo día en las boleterías del teatro.

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