Redacción PERÚ21

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Para conseguir un buen plato de tacacho no tenemos que irnos hasta la selva. En Lima, también existen lugares que nos sirven a la mesa este delicioso potaje hecho a base de plátano. En este recorrido nos dimos cuenta de que la sazón, el secretito y la ración varían de lugar en lugar, pero mantienen algo en común: el exquisito olor que despide un rico tacacho caliente listo para ser comido hasta el último bocado, clásicamente acompañado por la cecina.

EN BUSCA DEL TACACHOHace 44 años, la señora Paulina Cáceres abrió en el mercado de Magdalena El Antojito de la Selva. Con solo cuatro mesas, ha convertido este rincón en el favorito de los comensales a la hora del almuerzo, solo para probar su delicioso y tradicional tacacho con cecina y chorizo, preparado con insumos traídos de Tarapoto.

La segunda parada fue en El Guacamayo, en Jesús María, donde Karla La Torre, dueña del lugar, nos recibe con un refrescante jugo de taperiba y una abundante ración de tacacho pinto acompañado de una crocante palometa frita, que desde el 2006 es uno de los platos más representativos del lugar y simplemente una delicia. La carta ofrece potajes clásicos y fusiones con recetas originales de Iquitos.

Y nos vamos a El Pichito, en Breña, un lugar donde la decoración te transporta a la Amazonía. Aquí el tacacho es servido con una refrescante ensalada de lechuga y se acompaña con un jugo de aguajina.

Tomamos el Metropolitano y llegamos a El Aguajal, en Los Olivos, que tiene 25 años y cuya sazón prevalece en un secreto familiar denominado mishquina y en el ají de cocona con sabor acevichado que acompaña al tacacho. Es una de las cadenas más conocidas de comida selvática.

Y no podía faltar Ámaz, de Pedro Miguel Schiaffino. Un ambiente lleno de tótems y pinturas de la Amazonía. El chef nos recibe con un nuevo plato fusión del tacacho, en el que destaca la crocante panceta frita. Exquisito.

Ya sabe, nuestra selva de cemento lo espera. Y si es en familia, sabe mejor. Provecho.

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