“Camina”. Ella hizo caso. “Ahora camina como hombre”. Siguió las instrucciones. “Golpea acá”. Cumplió y tumbó a su interlocutor. “Ponte a llorar”. Se acordó del padre que no conoció, fue hacia un rincón, se concentró en la dolorosa ausencia y volvió con lágrimas en el rostro.
Así fue el casting que Rosa Isabel Morffino pasó a los 13 años de edad para luego interpretar a '', película que cumple 30 años y que conserva la categoría de hito del cine peruano. La cinta producida por el emblemático grupo Chaski ha sido restaurada y el resultado será presentado esta noche, como parte del Festival de Cine de Lima. La cita es a las 9:30 p.m., en la sala azul del Centro Cultural de la PUCP, en la Av. Camino Real 1075, San Isidro.

La actriz llega a la entrevista con esa sonrisa grande que la caracteriza. Trae la alegría de verse otra vez en la pantalla grande. Pero detrás de su contagiosa risa esconde una pena: hace unos días perdió a su abuela Saturnina, quien ayer habría cumplido 90 años. Ella ocupó la figura del padre que falleció cuando Rosa tenía apenas seis meses. Son días para las emociones fuertes, en el mundo real y en la ficción.

-¿Por qué te internaron en un colegio de mujeres?
Mi mamá me internó a los ocho años. Yo era hija única y mi mamá tenía otro compromiso. Yo era inquieta, nunca podía estar en mi casa, me salía, estaba en las tiendas, cantaba. Entonces, mi mamá dijo “no” y me internó.

-¿No te dolió que te internen?
¡Sí! A cualquiera, que te alejen de la persona que amas. Pero al final me resultó bien, porque hice la película Juliana. En el internado conocí al padrecito Mauricio, que conocía al grupo Chaski. Además, en el internado me daban de todo.

Rosa Isabel Morffino, actriz: “‘Juliana’ sigue vigente, es 
una película para siempre”. (Piko Tamashiro/GEC)
Rosa Isabel Morffino, actriz: “‘Juliana’ sigue vigente, es una película para siempre”. (Piko Tamashiro/GEC)

-Pero prácticamente creciste sin el calor de tu madre, incluido el hecho de la temprana muerte de tu padre.
Diez años estuve en el internado. Y durante tres meses convivimos con los chicos con quienes hicimos la película y ya no quería regresar al internado, aunque tengo un bonito recuerdo del Hogar de Niñas San José, porque aprendí japonés, danzas, nunca nos faltó un plato de comida.

-¿Cuánto se parecía Juliana a Rosa Isabel?
Rosa Isabel tiene el carácter fuerte, es decidida, jodida (risas) y de un corazón grande. Juliana es así. Y también soy bonachona y muy divertida.

-¿No te rebelaste cuando te mandaron al internado?
En algún momento pasó eso, pero no podía vivir así. Mi mamá me explicó los motivos y comprendí. Ahora tengo tres hijos, con quienes trato de no repetir las cosas que me han pasado.

-Si fuera el caso, ¿los habrías mandado a un internado?
Los tiempos han cambiado. En esa época era diferente. Yo no lo haría, pero mi mamá tuvo sus razones. Y ahora le digo: “Ya, mamita, olvidemos eso”.

-Bueno, gracias al internado llegaste a Juliana. ¿Cómo fue?
Buscaron a las más ‘pirañonas’ (risas) y en Chaski pasé por un casting. Pero ahí había una cola increíble de niñas que querían ser Juliana. Al mes, me llamaron. Y todos contentos. La situación de mi mamá era difícil y con lo que gané pudo vivir un poco mejor.

-Era el año 88, tiempo de crisis económica y social.
Hacíamos cola para que nos regalen pescado. No había azúcar. Y estaba el terrorismo.

-¿Fue complicado interpretar el papel de hombre?
Sí, claro que sí (ríe). Fue un poco vergonzoso. Yo viví con los niños de la película y era la única mujer. Fueron de dos a tres meses viviendo en Barranco. Cuando me cortaron el cabello, te imaginarás todo lo que me decían. Yo sufría. Me han contado que yo me escondía debajo de la mesa para que no me vieran. Me fregaban, pero yo igual les sacaba su ‘miércoles’ a todos.

-Como parte de la anécdota, después de ver Juliana quedó la duda de si eras hombre o mujer. ¿Te pasó?
Sí, sí. Incluso, en la calle me decían: “Ah, tú eres Juliana, a ver, enséñame tu pipí” (ríe a carcajadas). Juliana sigue vigente, es una película para siempre.

-¿Por qué funcionó tan bien, al punto de llevar 600 mil espectadores?
Porque es una realidad: el maltrato, la explotación, hasta ahora veo niños que son explotados por sus padres. Aún me escriben y me dicen que ellos pasaron por eso.

-Y después de Juliana qué vino?
Te cambia la vida totalmente. Luego trabajé con David Zúñiga (quien hizo de Gregorio). Hicimos un cortometraje y luego en Anda, corre y vuela. Ojalá la vuelvan a pasar, como Juliana, que ahora está restaurada. Sería lo máximo si Juliana vuelve a los cines.

"Mi mamá me internó a los ocho años. Yo era hija única y mi mamá tenía otro compromiso". (Piko Tamashiro/GEC)
"Mi mamá me internó a los ocho años. Yo era hija única y mi mamá tenía otro compromiso". (Piko Tamashiro/GEC)

-¿Qué representa para el cine peruano?
La realidad de nuestro país. Las cosas están difíciles, una sociedad donde mueren mujeres.

-Finalmente, Juliana es la mujer que se rebela.
Así es. Eso debe cambiar y depende de nosotros, de educarnos mejor, de tener mejor comunicación en casa.

-¿Por qué dejaste el cine?
Estudié para counter y fui mamá. Entonces, me dediqué totalmente a mis hijos.

-¿Decidiste dedicarte a tus hijos por la experiencia que pasaste de niña?
¡Claro que sí! Por eso les di el 100%. Ahora ya no quieren parar conmigo porque ya están grandes (risas).

-¿Este momento que vives con Juliana puede considerarse un regreso?
Eh (piensa), sí, de repente. Todo depende del presupuesto (risas). Por lo menos, seguir haciendo cortometrajes, que es lo que más he hecho. Mientras tanto, pido que se le dé una oportunidad a Juliana para que se pueda pasar en los cines comerciales, porque después de su primera vez nunca más volvió a las salas de cine a nivel nacional. Está restaurada y es una película que engancha.

Juliana fue estrenada en 1989.
Juliana fue estrenada en 1989.

AUTOFICHA

-“Soy Rosa Isabel Morffino Sifuentes, tengo 45 años, nací en la Maternidad de Lima. Estudié canto con (la gran) Chalena Vásquez. En esa época yo tenía buena voz. Después hice talleres con Alberto Isola, en Yuyachkani. Debo haber hecho diez cortometrajes y largometrajes han sido dos”.

-“Estuve en Juliana y Anda, corre y vuela. Pero también hice una parte pequeña en La Perricholi, creo que sonreí nomás. En televisión no hice nada. Y si hoy se da la oportunidad de volver a trabajar, estoy dispuesta. Ya me han hablado de algunos proyectos, de repente un corto”.

-“Por Juliana he viajado bastante al interior del país, con el grupo Chaski, a través de la red de microcines. He estado en Chile en un festival y en Colombia también, donde fuimos a los barrios más populares. El cine puede cambiar la vida de las personas, porque refleja sus realidades”.