Rigoberto Camargo enseña braille en la Biblioteca Nacional del Perú. (Fotos: joel alonzo/gec).
Rigoberto Camargo enseña braille en la Biblioteca Nacional del Perú. (Fotos: joel alonzo/gec).

Lo último que vio fue el cruce de las avenidas Argentina y Nicolás Dueñas. Un estallido repentino y ensordecedor apagó todo. Viajaba con su familia en una cúster de transporte público. Eran las 10 de la noche. Volvían del Callao. Fue la explosión de un cochebomba. Él viajaba al lado de la ventana y las esquirlas de los vidrios volaron, incrustándose en sus globos oculares. En aquel atentado terrorista de hace 30 años falleció su hermano, que estaba sentado adelante. Rigoberto Camargo tenía 33 años y trabajaba como seguridad en la .

Dice que aquella noche volvió a nacer. Gracias a su familia, compañeros de trabajo y al Centro de Rehabilitación de Ciegos de Lima (Cercil) pudo recuperarse de un episodio traumático. “Me demoré como ocho meses para aprender braille”, me dice sobre el sistema de escritura para personas con discapacidad visual. Don Rigoberto hoy enseña Braille en la BNP como parte de las actividades de La Sala para Personas con de la biblioteca; además, ayuda en la gestión de este valioso espacio.

Los usuarios con discapacidad visual pueden solicitar la impresión en braille de un libro o un documento personal. Elegir de un catálogo de 400 obras digitalizadas. Servicio gratuito que se retomó en diciembre y que ahora realiza envíos a nivel nacional.

Rigoberto está en medio de la sala de la biblioteca. Frente a él, sobre la mesa, tiene impresos en braille libros que serán enviados a , a la selva y en Lima. Pero detrás de sus lentes oscuros y la mascarilla negra tiene escritas tantas historias que nos hablan sobre aquello que llamamos volver a empezar.

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-¿Cuando transcribía a braille, por ejemplo, obras literarias se iba dejando atrapar por la historia o ya lo hacía de manera mecánica?

Iba imaginando lo que iba transcribiendo. Y lo revisaba nuevamente para ver si me había equivocado en algo.

-¿De los libros que ha transcrito, hay alguno que hasta ahora lo recuerde de manera especial?

Los gallinazos sin plumas de Julio Ramón Ribeyro. También Los cachorros de Mario Vargas Llosa, que lo transcribí justo cuando ganó el Nobel. He transcrito unos 50 libros desde 2001 que se creó la sala. Pero ahora ya contamos con el equipo (impresora) necesario para hacerlo de manera rápida, porque un libro como Agua de Arguedas me demoraba unos cuatro meses, claro alternando con otras labores de la BNP.

-Cuando pierde la visión, ¿ya era padre de familia?

Todavía. Me casé en el año 2001, siendo una persona ciega. Me casé justo cuando empezó la sala.

Impresora de braille de la Biblioteca Nacional del Perú. (Fotos: joel alonzo/gec).
Impresora de braille de la Biblioteca Nacional del Perú. (Fotos: joel alonzo/gec).

-Perder la visión es traumático, pero a la vez le cambió la vida de muchas formas y, pese a todo, para bien. ¿Así lo cree?

Yo me adapté y parece que (mi caso) ayudó a que haya una sala para personas ciegas en la BNP. Yo era la única persona ciega antes de crear la sala. Yo paraba practicando en el aprendizaje del sistema braille, paraba con mi regleta y mi punzón practicando la lectura y escritura, y así nos pusimos a transcribir un texto, el de Paco Yunque, con otro amigo que es bibliotecólogo. Lo hicimos de forma voluntaria y parece que eso le gustó a la señora Isabel Miranda, que era la jefa de nuestra área, y le llevó el encargo a la directora nacional, Martha Fernández, y empezó la idea de crear una sala para personas ciegas.

-¿A quién se le ocurrió transcribir el texto de Paco Yunque?

En son de práctica le dije al amigo: “Vamos a transcribirlo”.

-Usted ha inspirado esta sala.

A veces me pongo a pensar qué habría pasado si no llegaba a ser ciego, qué sería.

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-¿Qué quería ser cuando era adolescente?

Me gustaba la idea de ser profesor. También me gustaba bastante el fútbol. Donde vivía, en Palpa, venían profesores de todo sitio a hacer las olimpiadas de profesores, y jugaban fulbito. Eran como visitantes ilustres.

-Bueno, finalmente es profesor de braille.

Sí pues. Soy profesor de braille para personas que ven, es con el objetivo de sensibilizar, también dirigido a los padres de las personas con discapacidad visual, y a los profesores de colegios regulares y público en general.

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-Con 34 años trabajando en la biblioteca y todo lo vivido, ¿piensa tal vez en el retiro?

(Ríe). Tengo que cumplir los 65 años para pensar en jubilarme y tengo 63. Después de los 65 lo evaluaré. Además, tengo una hija y cumplirá 20 años, y veo por ella.

-Tiene casi la edad de la sala.

Y ella estudia Bibliotecología.

-Deduzco que ella estudia esa carrera porque lo ha visto a usted en este mundo.

Sí, por eso. Desde niña venía y ayudaba en algunas cosas. Siempre le doy consejos de que hay que esforzarse. Mi esposa también era ciega, falleció hace tres años.

-A usted le ha tocado empezar de nuevo muchas veces.

Y también me dediqué al deporte. Quedé ciego y no hice deporte por cuatro años porque tenía la esperanza de poder ver. Hasta que me dijeron que ya no volvería a ver. Y retomé mis actividades deportivas, y empecé a entrenar. Fue así que quedé primer puesto en el 96 a nivel nacional. Me dediqué al atletismo. Viajé a Chile, Argentina, Parapanamericanos, Estados Unidos y a un mundial en Canadá. De repente si seguiría viendo, no habría viajado a varios países (ríe).

Rigoberto Camargo enseña braille en la Biblioteca Nacional del Perú. (Fotos: joel alonzo/gec).
Rigoberto Camargo enseña braille en la Biblioteca Nacional del Perú. (Fotos: joel alonzo/gec).

-¿Qué tiene usted que ha logrado todo eso?

De repente es el esfuerzo que ponía en cada cosa que me metía. La disciplina, dedicación.

-¿No poder ver era un reto?

Cuando perdí la vista, mi familia paraba detrás mío, cuidándome. Me casé con una persona que no veía y tuve una hija, que sí ve. Pero prácticamente me olvidé que era ciego y tuve que asumir la responsabilidad de ver por mi hija pequeña y mi esposa. Uno se adapta al lugar que le toca llegar. El ser humano es adaptable de acuerdo a cómo se le presenta la vida. Y estoy contento.

AUTOFICHA:

- “Soy Rigoberto Gregorio Camargo Alfaro. Tengo 63 años. Nací en Ica, en el distrito Llipata, provincia de Palpa, el 4 de enero de 1959. Acabé el colegio en el 77, estuve dos años apoyando a mis padres, que criaban animales y me vine a Lima en el 79, 80 y estudié una carrera técnica”.

- “Soy referencista en la Sala para Personas con Discapacidad Visual de la BNP. Hay usuarios asiduos que ya conocen el sistema; quienes no pueden entrar a , llenar los datos y elegir lo que deseen imprimir. Pueden recogerlo o lo enviamos”.

- “También pueden escribirnos a o al número 513-6900, anexo 7608, lunes y miércoles, de 9 a 12. También tenemos un club de lectura. Quienes quieran ser parte pueden comunicarse al correo y teléfono indicados, es para quienes leen en braille o en tinta”.

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