Régulo Franco, el arqueólogo cusqueño que descubrió a la Señora de Cao.
Régulo Franco, el arqueólogo cusqueño que descubrió a la Señora de Cao.

Es cusqueño, pero ha sido conquistado por los . “Me creo trujillano. Amo esta tierra. Es como si hubiera nacido aquí”, afirma después de 30 años de que empezara sus excavaciones en el complejo arqueológico El Brujo, donde hoy es director.

Caminaba una hora para llegar a . Se perdía en los sitios arqueológicos cusqueños. Se quedaba a meditar para preguntarse qué hicieron los incas, qué enterraron ahí, cómo fueron. Así nació su pasión por la arqueología, alimentada también por las reuniones familiares cada 24 de junio en torno al Inti Raymi.

De padre carpintero y madre ama de casa, en Lima postuló a Medicina, pero no ingresó. Pese al desconcierto y desacuerdo de su hermana –que veía por él–, optó por Arqueología. Hace 14 años descubrió a la , uno de los hallazgos más importantes de este siglo y la cima del arqueólogo Régulo Franco. Recientemente, presentó el libro El arte moche en el antiguo Perú. Simbolismo y poder, organizado por la Embajada de España, y alista la obra que resume sus investigaciones en el norte del país. “Hoy mi hermana es mi fan número uno”, dice y ríe el mochicólogo cusqueño.

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-¿Cuál era la función del arte en los Moche?

El arte en la cultura Moche, que data de los 200 a 850 d.C., tiene varias expresiones. La cerámica es muy conocida a nivel mundial, sobre todo por la presencia de los huaco-retratos. Hay mucho valor en las expresiones de los rostros de los antiguos mochicas, probablemente de señores principales. Los rasgos faciales son muy auténticos, muy bien logrados, inconfundibles; y muchos de estos rostros los podemos ver hoy en día en la región de Lambayeque sobre todo. Uno camina por la calle y está caminando con los Moche. En la metalurgia, fueron notables artistas. Generalmente estaban aleando oro con plata u oro con cobre. Hay un dicho que dice que el oro es el sudor del sol y la plata las lágrimas de la luna. Y también hay otra expresión de la cual no se habla mucho para esta cultura: los ídolos de madera. Otro arte que sobresale en los Moche es el arte mural, lo que no se conocía antes de 1990. Precisamente, la Fundación Wiese y quien habla tuvimos la gran oportunidad de empezar nuestras excavaciones en el complejo arqueológico El Brujo en 1990, y fuimos los primeros en registrar figuras en altorrelieve mochicas.

-Hoy que vivimos una pandemia, ¿qué nos dice el pasado Moche sobre la muerte y la enfermedad?

Lo vemos justamente a través de la iconografía Moche que aparece en la cerámica. La muerte era considerada como un viaje al mundo paralelo, al inframundo, al mundo de los ancestros. Ellos tenían la creencia de que después de morir seguían viviendo y realizaban las mismas actividades que en vida; por eso cuando representan actividades vinculadas con la muerte, lo hacen con seres esqueléticos que tienen uniones sexuales, danzando y más.

-¿Qué podemos aprender de esa cosmovisión?

Ellos se refieren a cambios de ciclos de vida. Que cada 100 años hay un cambio fuerte en la sociedad y tienen que prepararse para ello. No olvidemos que en la costa norte siempre hubo desastres ocasionados principalmente por el fenómeno de El Niño, que está vinculado con el aumento de la temperatura y cuando pasa eso, cambia el medio ambiente y aparecen plagas y enfermedades. Estaban preparados. Sabían que se venía el fenómeno de El Niño o las lluvias, en algunos casos, cuando aparecían en el mar norteño las conchas espóndylus, traídas por las aguas cálidas.

-Planificaban su existencia.

Convivían en armonía con la naturaleza. Los cronistas mencionan que cuando les preguntaban a los nativos qué ven en el cielo, decían: “Lo que hay arriba, hay abajo”.

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-Otro tema actual es el empoderamiento de la mujer. Pero ya los Moche tenían a la Señora de Cao. ¿Qué nos dice la presencia de ella?

Ya en el siglo XVI muchos cronistas hablaban de mujeres importantes que vivían en la costa norte del Perú, especialmente radicaban en Lambayeque y Piura. Eran mujeres muy bellas, tanto así que muchos soldados españoles o gente de la burocracia española se dice que tuvieron romances con ellas; por eso hay el dicho de que cuando se enamoraban de ellas, estaban bajo el sol de Colán y en la luna de Paita (risas). Y ellas tenían libre disposición para escoger a sus consortes. Y tenían mucho poder porque eran consideradas como cacicas. Pero la Señora de Cao constituye una mujer de mucho poder y liderazgo en el Perú antiguo. He tratado de ver si en otro sitio había una mujer con la misma importancia de ella y es la Reina Roja de Palenque, que está al norte de México. Ambas son casi contemporáneas. Descubrir a la Señora de Cao fue un honor. Pienso que ella me eligió para descubrirla, no sé por qué.

-¿Por qué diría que se volvió mochicólogo?

Excavé durante 10 años el centro ceremonial de Pachacamac, al sur de Lima. Y junto con el doctor Wiese, entonces presidente del Banco Wiese –yo era su arqueólogo–, emprendimos un nuevo viaje al norte. Hemos estado en las excavaciones del doctor Walter Alva. Y contagiados con el descubrimiento de los señores de Sipán, hicimos una visita especial a Trujillo, en julio de 1990. Y nos llamó poderosamente la atención Huaca Prieta y fuimos a conocerla. En el camino un colega nos dijo que un huaquero le había contado que habían descubierto en una de las huacas del complejo El Brujo frisos moche y que, según el huaquero, eran personajes, hombres en altorrelieve y a color. Al día siguiente fuimos al complejo y ahí empezó la historia. Estábamos excavando el templo mayor moche.

-¿Qué lugar ocupa hoy la cultura Mochica?

Un lugar importante para el Perú. Pero uno de los problemas serios que tenemos es la falta de identidad, no nos identificamos con nuestros ancestros. Y Moche ayuda a fortalecer nuestra identidad.

-¿Y qué le falta a usted luego de 30 años dedicados a Moche?

Compartir mi conocimiento con la población. Seguir investigando y con nuevos descubrimientos.

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AUTOFICHA:

- “Soy Régulo Gilberto Franco Jordán. Tengo 61 años. Nací en Cusco. Me titulé en Arqueología por la Universidad Mayor de San Marcos. Hice una maestría en Patrimonio Cultural en la Universidad Nacional de Trujillo y hoy culmino un doctorado sobre planificación y gestión”.

- “Tengo un doctorado honoris causa de la Universidad Inca Garcilaso. He sido nombrado profesor honorario por la Universidad San Cristóbal de Huamanga. He recibido el diploma de honor del Congreso y la medalla de La Libertad otorgada por el gobierno regional”.

- “Se viene un libro que es el resumen de mis investigaciones de los últimos 30 años, que se titula Moche, iconografía y cosmovisión, que pronto lo presentaré. Y también se viene una guía bilingüe sobre Chan Chan y la Ciudad de la Luna, considerado Patrimonio de la Humanidad”.

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