Desde que era un niño, quería ser un piloto militar, soñaba con volar por los aires, atravesando las nubes de un lugar a otro en solo horas. Pasó algunas vacaciones escolares en bases aéreas de la FAP, donde trabajaban algunos de sus tíos y, apenas terminó el colegio, postuló a la Escuela de Oficiales, de donde se graduó como piloto de caza. Tras dejar la institución militar, logró ingresar al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, equipo que este año ha sido reconocido con el Premio Nobel de la Paz. El peruano Germán Puente nos atiende desde África, donde vive hace nueve meses apoyando en la lucha contra el COVID-19.