‘Tár’: El poder corrompe [RESEÑA]

Siguiendo los elementos comunes de las biografías cinematográficas, Tár retrata la historia ficticia de Lydia Tár (Cate Blanchett), una brillante compositora y directora de orquesta que ha llegado a todo lo alto de su carrera, habiendo obtenido numerosos premios y siendo galardonada con la posibilidad de conducir la prestigiosa Orquesta de Berlín. Pero Tár tiene un lado oscuro, uno que no presenta ante cámaras: tiende a ser arrogante, exigente y le preocupa poco cómo sus actos afectan a otros. Pero su vida pronto se irá abajo una vez que salgan acusaciones contra ella que pondrán en juego toda su carrera y reputación.

La película sirve como una reflexión ante un tema que se tiende a platicar a menudo en conversaciones actuales: ¿cuánto podemos perdonar? ¿Es ético ignorar la conducta personal de un artista si sus creaciones llegan a conmocionarnos? La película toma estas preguntas y en lugar de posicionarse a favor de una, intenta demostrar las distintas razones y respuestas; todos los matices de un cuadro para poder comprenderlo en su totalidad. Tár es representada como una mujer fuerte y agresiva; que llegó a tomar graves acciones, pero aún así llegamos a encontrarla carismática y compleja. Una persona real más que un villano o un mártir.

Todo ello se logra gracias al elegante guion y una actuación soberbia de Cate Blanchett, quien podría considerarse una de las mejores actrices de nuestros tiempos. Interpreta a Tár con sobriedad y elegancia, mostrando la faceta más profesional de la compositora, a la vez que su lado más vulnerable. No es una persona que nos agradaría conocer en la vida real, pero sí es fascinante para analizarla como personaje.

-Cate Blanchett tuvo que aprender a tocar el piano, dirigir una orquesta y hablar alemán para el papel de Lydia Tár.

-El director Todd Field escribió el guion con Blanchett en mente, y no habría filmado nada sin ella.

-Tár incluye la participación de la etnia shipibo- konibo, a través de la curandera Elisa Vargas.