Conversamos con el escritor Pedro Llosa. (Perú21/ Piko Tamashiro)
Conversamos con el escritor Pedro Llosa. (Perú21/ Piko Tamashiro)

Para Pedro, la historia de la humanidad implica un largo y continuo proceso de . En su caso, la experimentó en carne propia cuando se fue a estudiar a Holanda, pero hubo un viaje que implicó un cambio aún más profundo: su llegada al mundo de la Literatura. Pedro estudió Economía y trabajó en un banco por tres años, pero luego decidió estudiar una maestría en Literatura. “Aparentemente son dos hemisferios separados, pero creo que en mi trabajo los he ido acercando”, comenta. De hecho, esa labor de tender puentes está claramente plasmada en su nuevo libro Hasta aquí llegamos, donde nos pone en los zapatos de 11 extranjeros que llegaron al Perú y narra las peripecias de cada una sus vidas. Aquí, una conversación con este incansable viajero.

¿Hay algo en común entre la Economía y la Literatura?

Siento que toda fuente es útil para la Literatura. Para escribir hay que ser un parásito del mundo, cualquier tipo de experiencia vivencial o académica te va a retribuir, incluso las más extremas. Pero creo que la Economía está más cerca de la Literatura porque al fin y al cabo es una ciencia social donde mucho de lo que se ve son los mecanismos humanos y la reacción frente a determinadas situaciones.

En la introducción de su último libro escribe que no hay historia humana sin migrantes.

Creo que todos tenemos en nuestras familias algún caso de migración, si no fue el padre, fue el abuelo, si no el bisabuelo. De todas maneras hubo alguien en esa línea genética que ha pasado por esas experiencias. La idea de esa frase es que todos tenemos un punto de partida de una historia de migración y sería un poco absurdo hacer algún tipo de separación entre los migrantes y ¿los qué? No existe el no migrante. Pueden haber unas ciertas generaciones que se hayan quedado estáticas, pero la migración es una condición natural del ser humano.

Entre los testimonios que ha recogido, ¿hay algún motivo común que lleva a las personas a dejar su hogar?

Todas las historias son diferentes, cada situación es distinta. Pero si tuviera que sacar el patrón que más se repite sería algo que también es intrínsicamente humano: querer estar mejor. En el libro hay unos cuatro o cinco personajes que consiguen un trabajo en Perú, como el sacerdote que dice que en Malta hay muchos sacerdotes y la cosa está muy aburrida, o el norteamericano que estaba interesado por estudiar cómo la música recoge la historia de las sociedades, pero hay otros que no tienen una razón específica por la que llegaron aquí, sino que simplemente querían salir de su país y se quedaron en Perú. Todos quieren estar en un lugar mejor, pero a veces no se cumple ese deseo.

En varios de los testimonios, los peruanos brindan su ayuda a los extranjeros; sin embargo, estos observan que entre los propios peruanos no somos tan gentiles. ¿Por qué cree que ocurre?

Hay esa percepción. Una chica de Mozambique sentía que las personas no sabían si discriminarla o no, pero cuando se daban cuenta de que no era peruana la trataban mejor. Eso muestra un poco el fenómeno de la xenofilia, o sea, la idea de que el extranjero es mejor. Es interesante que la crítica venga desde la persona que está en la posición cómoda. Una profesora inglesa también se pregunta por qué es que a sus colegas casi que les rinden pleitesía y una palestina no entiende por qué hay cierto rechazo por las cosas locales y un amor ciego por lo extranjero.

¿Considera que es necesario ponernos en el lugar de los migrantes, justo en esta coyuntura?

Sí, definitivamente, creo que hay que conocer más sobre la realidad del migrante para entender mejor el lugar donde estamos viviendo. La idea original de este libro me brotó de haber escuchado tres o cuatro historias increíbles. A través de esta diversidad uno puede ver que hay situaciones comunes y quizá entender el fenómeno de todos lados. Generalmente, quienes rechazan a los extranjeros lo hacen porque creen que llegan para llevarse un pedazo de pan y nunca se ve todo el pan que están trayendo.

¿Cómo se hace para enfrentar el miedo a un viaje incierto?

Lo afrontan manteniéndose en pie. Lo interesante es que no hay ninguno que vino para gozar las maravillas del Perú, vinieron sin imaginar que el lugar adonde iban a llegar sería, quizás, más hostil que su país de origen. En todos los casos, sentir la incertidumbre donde tienes que ganarte la vida en el día a día es tremendo. Yo que me fui 4 años a estudiar al extranjero no me puedo contar entre quienes tenían que conseguir el pan del día siguiente.

Si todos somos o provenimos de migrantes, ¿por qué cree que son tan masivos los sentimientos de rechazo al extranjero y hasta políticas públicas xenófobas?

Uno de mis alumnos hizo un trabajo donde se pregunta por qué justo ahora que estamos más comunicados que nunca de pronto es cuando más aparece esa actitud. Creo que es porque te confrontan con tus limitaciones y miedos. Aparece alguien que te dice que los migrantes te están quitando tu trabajo y te es muy cómodo creerlo porque ves solo una esquina de la realidad. Trump ha capitalizado una preocupación del mundo que es principalmente económica, por encima de lo racial o sexual.

¿Son muchos los riesgos cuando estos sentimientos nacionalistas se vuelven extremos?

Es bien difícil pensar hasta dónde se podría llegar, pero por supuesto que hay riesgos. Hemos visto un siglo atrás todas las consecuencias nefastas de los nacionalismos radicales, y hoy en un mundo completamente distinto todavía vemos personas que pierden la vida escapando de un sitio sin poder llegar a su destino. Mi esperanza está en que si bien parece que la cosa va para peor, sí creo que las personas más jóvenes tienen un entendimiento de la globalización distinta a la de la generación actual que está experimentando el cambio. Los mayores son quienes tienen más miedo hacia el otro.

AUTOFICHA:

- “Soy Pedro José Llosa Vélez, soy de Lima y nací el 19 de julio de 1975. Canceriano. Trabajo como profesor en un colegio. Cuando no estoy enseñando o escribiendo lo que hago es leer. Desde hace poco tiempo le he agarrado un vicio a caminar porque me parece que te ordena mentalmente muy bien”.

- “Tengo una gata que es muy protagónica en mi vida. Me ha hecho descubrir un vínculo distinto que no había tenido antes con los animales. La sofisticación de un gato es algo que me sigue maravillando 5 años después. Se llama Lolita en honor a Nabokov”.

- “Ahora enseño un curso que se llama Política global y siempre Economía. El colegio tiene un bachillerato nacional donde enseñé Teoría del conocimiento, cursos de ciencias sociales. Lo interesante es que no enseño Literatura, que es con lo que mucha gente me asociaría”.