Juan Pablo Torres Muñiz, escritor.
Juan Pablo Torres Muñiz, escritor.

Observador agudo, escritor y docente. Juan Pablo Torres Muñiz acaba de publicar , el cual es honestamente racional, como lo es en su día a día, mientras hablamos, por ejemplo, del país que nos toca.

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¿Cómo ves el escenario político? En medio de tanto ruido, hay espacio para la reflexión como país y lo que somos.

Dices bien: ruido, y aunque siempre lo hay, cabría decir que acaso ahora andamos bastante escandalosos. Y es en casos así en que resulta más importante la reflexión: hay que ver qué hace uno ante, con y en el lío. Ahora bien, “reflexionar como país” y “sobre lo que somos” me parece que juega en el plano de la abstracción más entusiasta.

El país está polarizado. Tú dices que se deben hablar de muchas izquierdas y muchas derechas.

Ese aparente fenómeno no obedece a las supuestas coordenadas de izquierdas y derechas. En efecto, hay varias izquierdas y más de una derecha, según el grado de indefinición general y el corte ideológico que asumen unos y otros que les brinda, dizque, alguna “superioridad moral”. La amplísima mayoría de la población, incluidas autoridades, es incapaz de definir qué es izquierda o derecha, si bien identifica a los primeros con supuestos luchadores por una supuesta igualdad, los del lado de los oprimidos (basta que “se sientan” tales); y a los segundos, con quienes, en el mejor de los casos, están a favor de una meritocracia insostenible dadas las condiciones actuales y, en el peor, con viejos “fachos”… aunque, claro, no tengan claro qué quieren decir con este último adjetivo… ni mucho menos pueden explicar cómo es que el fascismo surgió, más bien, del lado contrario. Los polos son, en realidad, dos hemisferios de confusión. Con muchos tontos útiles.

¿Por qué los peruanos votamos hace ya bastante tiempo con la idea del ‘menos malo’?

Es una generalización excesiva. Y habría que preguntarle a cada peruano qué espera en concreto de un candidato, que no sea puro ideal romántico. Dada una respuesta a esa cuestión, recién cabría esperar otra a la pregunta de qué criterios emplea para evaluar a un candidato... partiendo de cuán poco o mucho sabe sobre gestión gubernamental…

¿Qué impresión te da el presidente Castillo?

El señor Castillo ha dejado varias impresiones de sí mismo bastante elocuentes en variedad de medios. Lamentables. El llamado “profe” seguramente sabe cosas, quizá muchas; ha de ser bueno en algo que no salta a la vista. Pero no parece especialmente diestro en asuntos de enseñanza y aprendizaje, para lo que supuestamente sí estudió. En cuanto a si es o no una víctima, mejor hablar de qué es responsable y en qué grado, y de qué no. El juego lastimero es patético, valga la redundancia.

El Perú parece entrampado…

La democracia se basa en un juego de vaivén: según los resultados de los comicios, una minoría cede la conducción general del país a los representantes de la mayoría ganadora. Por supuesto, los votantes no tienen, en general, ningún conocimiento técnico sobre gestión gubernamental y varios de sus representantes tampoco. Esta concesión se da a la espera del término del periodo de gobierno de los ganadores, cuando será posible que el orden se revierta. Así, en general, el rumbo de un estado depende del sentido que brota de su trazo constitutivo, así como de su situación en contexto internacional. Ambos hemisferios de confusión, como los llamamos hace un rato, requieren cierto balance. Dados los extremos actuales del lado de los populismos reivindicatorios, es de esperar un contrapeso equivalente del otro. Como en un péndulo, el ángulo de desplazamiento bien puede ir reduciéndose, a costa de sacudidas…, salvo que el péndulo entero se caiga para atrás. El rumbo que trazamos en este vaivén nada tiene que ver con el término “progreso”. La base constitutiva del Estado peruano es puesta en duda por relativismos ideológicos que sirven claramente a intereses foráneos. Más y más tontos útiles.

¿Por qué se han hecho tan importantes las redes sociales para los peruanos?

Evito los debates en redes sociales. En las redes la gente opina. Las opiniones no exigen necesariamente pensamiento racional, mucho menos sistemático, apenas causas inmediatas. Son importantes no solo para los peruanos, sino para todo el mundo: millones creen que generan algo más que estadística y ruido con sus publicaciones, esperan que se los tenga en cuenta por “sus sentimientos” e impresiones primitivas, las más subjetivas, todo lo cual confunden con muestras de honestidad. La honestidad no es sinónimo de brutalidad ni de torpeza. Las emociones, los impulsos, los pálpitos, etcétera, sí que importan, pero como base o punto de partida vitales; ocurre que requieren ser gestionados inteligentemente para poder operar con ellos efectivamente en sociedad. Toda gestión de este tipo requiere algo distinto de inmediatez, de apuro, de ánimo de afrenta, de impulso de provocación y, por supuesto, del mero afán de ser oído.

Cuéntame cómo nace “Errar, de infinitos”.

El conjunto de textos es producto del trabajo con una serie de apuntes que tomé para un taller de crítica y filosofía que daba para estudiantes de bachillerato. Así, el material que tenía respecto de cómo se construye el pensamiento crítico, cómo se ejerce la crítica misma y el resultado de su aplicación sobre determinados temas, cobró vida como colección. Pensar críticamente es políticamente incorrecto.

Autoficha

  • “Nací en Cusco, pero he pasado la mayor parte de mi vida en Arequipa, y viajando por el Perú. Soy profesor y capacitador docente; crítico literario y de artes, así como editor. Colaboro con medios nacionales e internacionales con regularidad. Tengo 40 años y soy padre de un niño estupendo”.
  • “He publicado “Palabra a cuestas”, libro de narrativa, y “Errar, de infinitos”, colección de ensayos críticos, bajo el sello de Grupo Editorial Caja Negra. Si hablamos de vocación: leer, estudiar, abordar textos de todo tipo. Articular el pensamiento lo mejor posible, y ofrecerlo a confrontación. Cuestionar, cuestionar”.
  • “Errar, de infinitos va de la distinción elemental entre opinión, comentario simple y crítica, al análisis de algunos programas de enseñanza, así como la situación de determinadas instituciones en nuestro país, pasando por el uso y abuso de términos que merecen honda revisión dada la complejidad de las ideas que ponen a operar”.