(Museo Larco e Internet)
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“Es fruta más de golosina que de sustento; porque aunque se coma un hombre una canasta de pacaes, no se satisface ni le causa hastío”. Así describía el cronista Bernabé Cobo, a mediados del siglo XVI, esta fruta.

El pacae es una leguminosa que ha estado presente en el Perú desde hace miles de años. Se caracteriza por ser una vaina con un fruto dulce. En el siglo XVII se solía comparar su pulpa blanca y suave con el algodón.

El Dr. Elmo León, del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, explica que su consumo fue importante en la época prehispánica y durante la Conquista.

Uno de los hallazgos que demuestran su presencia en el Perú antiguo son los restos del fruto en unos molares encontrados en el valle de Zaña (Lambayeque). Datan del periodo entre 7,142 a.C. y 5,802 a.C.

Como es frecuente, las culturas antiguas representaron sus alimentos en la alfarería. Este es el caso de los Mochica y Chimú, que simulan al pacae en vasijas y botellas.

Francisco Pizarro halló pacaes en la bahía de San Mateo (Trujillo) durante la expedición al Perú en 1531. El cronista Pedro Pizarro contó que el inca Atahualpa envió de regalo al fundador de Lima una canasta con esta fruta. También se ha descubierto que se cultivaba en nuestra capital para usar su leña.

El pacae ha estado presente en la historia de nuestro país. Un fruto considerado regalo y manjar para los incas y conquistadores que hoy podemos disfrutar en nuestras mesas.

DATOS:
- Existen evidencias arqueológicas del consumo de pacae en las culturas Caral, Chimú, Moche, Lima, Wari e Inca. 

- También se le conoce como pacay, guabo, guamo o inga.

- La vaina es dura, puede alcanzar de 3 a 5 cm de largo y ser de colores desde el amarillo oscuro hasta el verde. Su pulpa es de color blanco, textura suave y dulce. Tiene alto contenido de agua. Y la semilla es lisa, dura y de color negro.

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