Orlando Fundichely: “El amor tiene que ser loco pero a la vez racional”. (Piko Tamashiro/GEC)
Orlando Fundichely: “El amor tiene que ser loco pero a la vez racional”. (Piko Tamashiro/GEC)

Se fue de Cuba con una visa falsa. Unos amigos de Venezuela le mandaron una carta por fax, invitándolo a un trabajo. Cuando estaba en la mejor parte de su carrera en la isla, su madre, la primera actriz Doris García, se encontraba enferma y él no podía ayudarla. Un día llegó al hospital y ella le dijo: “Hijo, ¿no tienes nada que me des de comer? Apenas he comido hoy”. “¿De qué me valía tener toda la fama y no podía alimentar a mi mamá? Ese día dije: ‘Me voy’”. Y se fue. Aún guarda una fotografía –que asegura que no puede ver– del último abrazo que se dieron.

Con el amor de madre en el recuerdo, encontró el amor de pareja en el Perú, donde se casó (y divorció) con la conductora de televisión Karina Rivera y tuvo dos hijas, sus otros dos amores. Ahora radica en Miami, pero ha vuelto por unas semanas para el estreno de Locos de amor 3, la taquillera saga musical que se estrenó ayer en la salas de cine, donde canta “No sé tú” de Luis Miguel y “Perdóname” de Camilo Sesto. Su personaje se llama Orlando, está en los 50 como él y también se divorcia. Coincidencias y excusas perfectas para conversar en el Día de San Valentín.

Hijo único, hacía sus tareas detrás de la escenografía, mientras su madre actuaba, cuando la televisión era en vivo. O estaba al lado de su padre, ingeniero de sonido, jugando en la sala de control con el noticiero al aire. “Mis amigos me llamaban para jugar y yo no podía, porque estaba estudiando un libreto, pero para mí era natural, yo nací así”, me dice Orlando Fundichely desde su habitación en un hotel en San Isidro.

-Primero fue la actuación. ¿Y el primer amor cuándo llegó?

Era enamoradizo, pero eran amores no correspondidos, mujeres mayores. Era un niño. Veía a una mujer en la TV y la veía después en persona. Todos tenemos historias desafortunadas de amor.

-¿Has sido más afortunado o desafortunado en el amor?

Afortunado. Quizás me sirvió ser extrovertido, sin miedo al ridículo. Quien no trata no lo sabe.

-¿Eres de volverte loco de amor?

Sí, claro. Aunque todos queremos ser cuerdos en la vida.

"Era enamoradizo, pero eran amores no correspondidos, mujeres mayores". (Piko Tamashiro/GEC)
"Era enamoradizo, pero eran amores no correspondidos, mujeres mayores". (Piko Tamashiro/GEC)

-¿Qué locura has hecho por amor?

Muchas. Una vez, mi expareja se fue a otro país. Y le dije: “Mañana te van a llevar un ramo de flores”. Pero el regalo era yo (risas). Ya había comprado mi pasaje, ya lo tenía todo hecho para darle la sorpresa. Soy de los que creen en las locuras de amor.

-¿Y qué pasó?

¡Le encantó!

-Sin embargo, hoy vivimos tiempos para la violencia en nombre del amor.

Tendríamos que definir qué cosa es amor. El amor tiene que ser loco, pero a la vez racional. El amor no eres tú, somos los dos. Yo tengo que saber hasta dónde puedo llegar contigo, qué te gusta y viceversa, porque a lo mejor no queremos ver la misma película. El amor es una democracia.

-¿El divorcio es como una herida en el amor?

Claro. Siempre hay partes que salen heridas. No creo que te cases pensando en un divorcio, y si lo haces, no serás feliz porque siempre tendrás esa predisposición y nunca te vas a entregar de verdad. Yo me entregué. Me tocó el divorcio como a muchas personas, pero no es algo de lo que me tenga que vanagloriar ni es algo que me alegró la vida.

-¿Divorciarse es fracasar?

Claro, es un fracaso. Fracasé. Yo tenía un proyecto de vida, tenía una familia. Pensé que yo iba a llegar a viejito, y se me frustró.

-¿Hay culpables?

No le voy a echar la culpa a nadie. Son culpas compartidas, errores que se cometen, monotonías. (Con Karina) llevamos un año y medio separados, y estamos incluso divorciados. Yo no engañé a nadie ni la relación se acabó porque yo me fui.

-¿Se te acabó el amor?

Quizá se nos acabó a ambos.

-A un año y medio, ¿una separación duele todavía?

El tiempo cura. Me duele mucho más eliminar un proyecto de vida que ya lo tenía diseñado con mis hijas y empezar a construir otro proyecto con ellas, desde otra perspectiva. Te tienes que reinventar. Hoy tengo una relación buena con mis hijas y la lucho por sobre todas las cosas.

-¿La amistad es más importante que el amor?

La amistad es amor. Mis amigos pueden contar conmigo, como lo puede hacer una exesposa mía.

Karina puede contar contigo.

Claro. En algún momento de la vida eso va a suceder. Estamos unidos para siempre, tenemos motivos suficientes para tener, al menos, una buena relación.

-¿Y la tienen?

En este momento no. Siempre una separación trae roces, trae un lado negativo que tienes que aprender a superarlo.

-¿Qué te enamora?

No creo en el amor a primera vista. Tiene que haber una primera atracción, incluso física. Después te enamoras.

-¿Y hoy estás enamorado?

Tengo una relación muy bonita. Lo estamos tomando con calma.

-¿Así es el amor a los 50?

Mucho más maduro, más tranquilo, toleras y valoras más. Amas desde una palabra inteligente hasta una arruga.

-¿Saboreas más el amor?

Sí, claro.

-Porque en el amor adolescente devoras todo en minutos.

Quizás por eso se agota. A los 50, saboreas esa bocanada de vino, pero a los 21 te tomas la botella en un minuto.

-Cuba es otro amor. ¿Y el Perú?

Cuba lo es y el Perú también. El Perú no solo es mi segunda patria, me dio la familia, las dos cosas más bellas: mis hijas, mis amigos, vine por seis meses y me quedé. Uno ya quiere el país el día que se ve buscando las noticias del país. Me pasaba que me iba a Miami, y buscaba los medios de Perú para enterarme lo que ocurría aquí. Ya yo tengo de andino, de todas maneras.

AUTOFICHA

“Soy Orlando Óscar Fundichely García. Tengo 51 años, nací en La Habana. Después de que dejé Cuba, volví cuando mi padre enfermó y le pude decir adiós. La última vez que estuve allá fue en 2012. Me encantaría volver, porque quiero que mis hijas vean parte de sus raíces”.

- “Desde niño estudié actuación en Cuba, en una escuela formadora de talentos de la televisión cubana. Debo haber hecho más de 20 novelas. En Cuba me marcó la serie policiaca Día y noche, por la cual los cubanos me conocen como ‘Suchel’, donde trabajé con César Évora”.-

- “En Perú, el personaje de Sergio en la novela Luz María también me marcó. Esa novela tuvo mucho éxito a nivel internacional. En 2012, volví a Telemundo y me nominaron como Mejor actor de la cadena. Ahora que llegue a Miami, me espera una nueva serie, una comedia, producirla y actuarla”.

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