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Redacción PERÚ21

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El docente y escritor español Santiago Posteguillo cuenta en su libro La sangre de los libros (Planeta) que Drácula se iba a llamar El No Muerto o El Conde Wampyr. Esto, ante la imposibilidad que tenía Bram Stoker de viajar a Rumania para recoger datos para la historia de vampiros que quería escribir. Stoker, relata Posteguillo, buscó documentación en distintas bibliotecas británicas sin resultados. Sin embargo, en una de su lugar de veraneo, en Whitby, encontró una mención al significado del nombre Drácula: "En la lengua de Valaquia, quiere decir el demonio". A partir de allí, reemplazó el título de su novela.

Detalles como este pueden parecer irrelevantes para un mortal común. No obstante, para Omar Delzo (42), un adorador de la parte más demoniaca y sangrienta del más famoso de los vampiros, resultan trascendentales. "Soy un fanático de los no-muertos desde que vi mi primera película del conde de Transilvania. Gary Oldman me parece que fue el que mejor lo interpretó en el cine en el film Drácula, de Bram Stoker, que fue dirigida por Francis Ford Coppola en 1992", refiere Delzo, un reconocido caracterizador de efectos especiales de la TV local y el cine. La película obtuvo cuatro nominaciones a los premios Oscar, de los que ganó tres. Uno de ellos al mejor maquillaje. Ese detalle fue lo que más impresionó a Delzo.

MIEDO QUE DA DE COMERSin embargo, desde su punto de vista, el terror no es para sentir miedo, sino un trabajo que requiere mucha dedicación para entregar un producto que sorprenda al televidente y lo haga vivir una experiencia terrorífica.

"Es un arte conceptual. Comienza desde que eliges el personaje, luego vas haciendo ajustes en la computadora. Si vas a utilizar maquillaje digital, se toma una foto 3D del rostro del actor y se trabaja con un programa que elabora una escultura combinada con movimientos faciales", cuenta el artista.

Agrega que, por el contrario, un maquillaje en vivo es mucho más trabajoso. "Hay personajes, como Freddy Krueger, Terminator o los del Planeta de los Simios, que son complicadísimos por todos los detalles de sus rostros y manos. Lograr los efectos puede demorar hasta cuatro horas. Los zombies de pies a cabeza también son todo un reto. En otros casos, hay que trabajar con prótesis a las que hay sacar moldes de yeso y luego hacer una escultura de plastilina. "Todo eso puede durar una semana, antes de filmar una escena para una serie o película", sentencia Omar.

A Omar también lo espera el Horror Fest, donde dictará una charla demostrativa de maquillaje. "Voy a recrear a un zombie en vivo para que todos los asistentes puedan observar la técnica que se utiliza en los sets de televisión o en los platós de rodaje cinematográficos. También voy a presentar una muestra de cómo se hacen los efectos especiales. Llevaré una espuma de látex de un personaje, a la cual le realizaré disparos ficticios para que parezca que sangra", revela.

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