El Perú ha obtenido solo dos medallas panamericanas en su historia. Una de esas la ganó Mónica Liyau, campeona de ping-pong. Tras su destacada carrera deportiva, luego de pasar por un episodio que complicó su salud, Mónica decidió emprender un trabajo para contribuir con la educación de los niños de nuestro país. Así, a través del deporte, brinda herramientas a los escolares de colegios públicos para que mejoren su estado físico, emocional y académico. Impactando Vidas es ahora el partido más importante que se está jugando. 

¿Cómo se engancha con el ping-pong?
Mi papá era amigo del hijo del expresidente Juan Velasco. Iban a jugar ping-pong a Palacio de Gobierno. Para ese entonces, en 1974, lo invitan a hacerse socio del Regatas y toda mi familia iba los domingos a jugar al club. Rapidito comencé a ascender y fui selección nacional. Cuando cumplí 8 años hice mi primer viaje oficial representando a la selección nacional. Fuimos a un sudamericano en Chile y recuerdo que en ese momento no entendía qué pasaba porque había toque de queda, era la época de Pinochet. La gente se tenía que guardar a las 10, 11 de la noche y los soldados salían con su metralleta. Ese fue mi segundo viaje, en realidad. En el primero fui de mascota a México, como parte de mi entrenamiento. Obtuve ya resultados como campeona infantil cuando tenía 9 años, en el año 77. 

¿Cómo fue crecer siendo una campeona tan joven?
Recuerdo que durante toda mi infancia, adolescencia y juventud, lo único que hacía era ir al colegio y entrenar. Tenía que viajar mucho a campeonatos bolivarianos, latinoamericanos. Los gané todos. En la época de la universidad empecé a jugar en la categoría profesional, en el año 87 jugué en Suecia y en Brasil. Y en el año 88 fue lo más alto de mi carrera, fui a las Olimpiadas de Seúl

¿Fue difícil lidiar con la presión cuando tenía 9 años?
Salir a representar al país, y más aún siendo tan niña, me hacía temblar. Desde muy chica he tenido un carácter con bastante garra, fuerza, determinación, nunca me he dado por vencida a pesar de ir perdiendo 20 a 0 –antes era hasta 21, ahora es hasta 11–. Tú no puedes regalar el partido y por eso he volteado muchos. Creo que la cabeza se me formó de una manera tan fuerte que cuando se me mete una idea, es más fácil quitarme la cabeza que la idea. Todo el tema de la determinación, ir detrás de objetivos, la resiliencia, toma de decisiones; el tema de solucionar problemas y salir airoso, todo eso lo desarrollé a través del deporte. Yo subí bastante rápido y la presión que uno siente para mantener títulos, clasificar a las Olimpiadas y ganar campeonatos es complicado. Cuando tienes la presión de tus familiares, porque sabes la alegría que les causas al ganar y por el orgullo del apellido, la verdad es que muchas veces me intoxicaba, me daba diarrea, pero siempre tenía cábalas.

¿Como cuáles?
Mi papá siempre me daba pasas en cajitas rojas, yo me comía algunas antes de cada partido y ganaba. También comía un plátano o sino simplemente comía un chocolate porque me daba buena suerte. 

¿Por qué decide fundar una ONG?
En 2015 me dio cáncer al endometrio, fue de primer grado, incipiente, pero, realmente, el susto que te pegas es bien difícil. Te comienzas a imaginar absolutamente de todo. Me operaron en diciembre de 2015 y en enero de 2016 estaba con una amiga y le dije que me sentía vacía y quería hacer un cambio en mi vida. No quería volver a trabajar solo para ganar plata y viajar. Por esos días soñé que jugaba ping-pong en una mesa de cemento. En China, el ping-pong es el deporte más popular, en los parques públicos hay mesas de cemento y todo el mundo juega. Ahí empecé a imaginar qué era lo que quería hacer. Yo soy muy religiosa y creyente de que las cosas siempre se dan por algo; de que en esta vida estamos para crecer, ayudar, trascender y dejar un legado. Por eso, ahora pienso que quizás yo empecé a jugar ping-pong para finalmente hacer lo que hago ahora: trabajar con niños en el programa Impactando Vidas

¿En qué consiste la iniciativa?
Instalamos mesas de cemento para jugar ping-pong en los patios de los colegios nacionales. Les entregamos el material deportivo, como raquetas y pelotas, y capacitamos y certificamos a los profesores de Educación Física. Dictamos charlas y talleres psicológicos, brindamos todas las herramientas para que el niño no solamente juegue ping-pong sino también desarrolle su autoestima y motivación. El tenis de mesa, está demostrado científicamente, es el deporte que más desarrolla el cerebro en el ser humano. 

¿Cómo aporta a las competencias de los estudiantes?
En comprensión lectora y razonamiento matemático, el Perú tiene los índices más bajos de Latinoamérica y el mundo: 4.6 niños de cada diez entienden lo que leen y 3.4 niños resuelven ejercicios de matemática correctamente. Aunque nosotros somos un programa deportivo, no solo contribuimos al desarrollo físico y psicomotor, sino que casi el 100% de docentes de los colegios dicen que nuestro programa social ayuda a los estudiantes a concentrarse y leer mejor. 

¿El deporte puede ayudar a tantos campos?
Hay competencias y cualidades personales que el ser humano debe desarrollar y no necesariamente las enseñan en el colegio, como el pensamiento crítico y la resolución de problemas, el desarrollo de la creatividad, saber comunicarte, tener empatía y colaboración. En cuanto a las cualidades personales, tener curiosidad, iniciativa, persistencia, adaptabilidad, liderazgo, conciencia social y cultural. Con este programa social desarrollamos todo esto, lo enseñamos a través de juegos lúdicos. Cuando estás jugando ping-pong, te sientes alegre, frustrado, victorioso, enojado. Nosotros apuntamos a desarrollar todo este campo emocional. 

AUTOFICHA
- “Nací en Lima, en el distrito de Jesús María, en 1967. Soy la última de cuatro hermanos, somos dos hombres y dos mujeres. Mis papás vinieron de Hong Kong, soy la primera generación de peruanos de mi familia china. Mi papá jugaba ping-pong y era una persona muy activa en la comunidad china”. 

- “Me casé con Claudio Kano, que era el número 6 del mundo. En 1989 nos mudamos a Brasil y ahí el deporte está mucho más desarrollado. En 1996, lamentablemente él falleció en un accidente de moto y yo regresé a Perú. Aquí puse una empresa y dejé de lado el ping-pong”. 

- “Impactando Vidas empezó en colegios de Lima, Ayacucho y Lambayeque. Ahora estamos en 11 regiones, en más de 100 escuelas públicas y hay más de 150 mil niños beneficiados. Y tendremos una sorpresa para la inauguración de los Panamericanos. Invito a más empresas a sumarse a este proyecto”.