Miguel Zamalloa, presidente de RONAP (RONAP).
Miguel Zamalloa, presidente de RONAP (RONAP).

Miguel Zamollao se califica así mismo como un “castañero de toda la vida”. Razones no le faltan pues desde sus siete años ha trabajado en la selva de Madre de Dios recolectando nueces con su padre. Incluso cuando estaba en la universidad, pasaba sus vacaciones en el campo porque justo coincidía con la temporada de castañas. Treinta años después, considera que ningún tiempo es perdido y todo esa labor le ha permitido conocer otros países y ayudar a otros castañeros como él gracias a Recolectores Orgánicos de la Nuez Amazónica del Perú ().

Esta es una asociación fundada por su padre hace 17 años, que tiene como fin impulsar el desarrollo social y económico de los castañeros y sus familias. Es así que gracias a su gestión y trabajo conjunto, ha logrado mejorar la vida de muchos trabajadores y ganar el premio . Desde una chacra y con machete en mano, Miguel nos cuenta sobre cómo la vida puede ser circular, como una nuez.

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¿Qué particularidades tienen las castañas del Amazonas?

Ayuda al sistema inmunológico porque tienen selenio, es un buen antioxidante. También se usa para uso cosmético por tener grasa sana. Si comes tres castañas, es como tomar un desayuno completo, lo reemplaza.

¿Qué tipo de nueces pueden obtener de nuestra selva?

El shihuahuaco, marañón y la castaña. Nuestro proyecto es exportar el marañón en el futuro, tiene un mercado potencial importante en EE.UU. y Francia. El shihuahuaco es súper novedoso, hubo un pedido de 8 mil kilos el año pasado, pero como es una especie en área forestal, es todavía un proyecto a largo plazo. Pero toda la castaña que recolectamos se exporta, casi nada va al mercado nacional.

Dijiste que casi nada va al mercado nacional. ¿Qué ocurre en el mercado peruano?

No se consume mucho porque no se conoce. Hemos visto en YouTube que hay más de 100 videos sobre recolección de castañas en Corea del Sur, pero en Perú hay tres o cinco a lo mucho. No hay mucha información o promoción.

¿Por qué el mercado peruano no se interesa en las castañas, que son tan demandadas en el extranjero?

No valoramos lo que tenemos. Preferimos comer chizitos, arroz o productos de Ecuador o Chile. Por el valor nutritivo de la castaña, podría ser incluido como parte de los alimentos de Qali Warma y otros programas sociales del Estado. Aparte, se necesita más marketing, investigación y publicaciones sobre las nueces.

Además de castañas, en la página web de RONAP ofrecen snacks y aceite. ¿Cómo les ha ido con esos derivados?

El problema fue la pandemia. El año pasado ya teníamos la chamba hecha y lista para venderse por la web. Pero se detuvo por dos meses. Nos hizo perder medio container de castañas. Fue una gran pérdida que hasta ahora no hemos recuperado. Cuando la pandemia se inició estábamos en varias ferias de Lima, pero todo se paralizó. Aunque se detuvo la producción del aceite y el snack, nunca paramos la maquinaria de trabajo para el acopio de nueces.

Entre sus fundamentos de trabajo está la conservación de bosques. ¿Cómo lograr el equilibrio entre extracción y la conservación?

Lo más importante que hemos planteado a los socios de RONAP es que intenten trabajar ordenadamente preparando registros de madera, por ejemplo. Además, cuando se registra una invasión en los bosques, hacemos la denuncia y utilizamos los drones para la vigilancia. Para evitar la deforestación, trabajamos en agricultura en bosques primarios y secundarios.

¿Qué te motiva para mantenerte trabajando en estos temas que realizas desde niño?

Porque me gusta ayudar gente e innovar. He visto cosas que se podían hacer en temas de castaña y agricultura. De todo esto aprendí que todas las cosas se hacen en familia. No puedes trabajar las cosas solo. Se requiere unirte a personas, tener un equipo. Me quedó un recuerdo de mi madre, que estaba muy decepcionada de mí porque había puesto mucho esfuerzo en este negocio pero no había recibido nada económico. ¿Qué haces ahí?, me preguntaba. Antes que muriera, me dijo que si me gustaba, me quede en esto.

¿Ese recuerdo de tu mamá te motiva mucho?

No solo eso sino que cuando veo a alguien caminar en la carretera bajo este solazo, me acuerdo que yo también he caminado ahí. Y por eso mismo hay que ayudar a la gente. Por eso siento mucha empatía con las personas del campo porque siento que podemos hacer más cosas juntos. RONAP no solo es mío, sino de todos los que podemos aportar algo.

¿Qué reflexión te deja tu trabajo en tantos años que trabajas en la selva?

Me hace valorar todo lo que he vivido hasta ahora, y de dónde vine. Yo he vivido en el campo, he trabajado en un monte de espacio abierto con castañas. Estudié en la universidad y RONAP me ha hecho viajar a Europa. Nunca había viajado en avión. Si no hubiera trabajado en el bosque desde niño con mi padre, trabajando con las castañas, no estaría hoy aquí hablando contigo. Siento que el tiempo que doy, y lo que diga, podría motivar a alguien.

Es como que si todo tuviera un sentido, aunque en un momento no pareciera tenerlo.

Claro y eso significa que tengo que dar un trabajo como pago a la naturaleza. Porque siento que le debemos algo con las castañas y madera que retiramos. Por eso siento que tengo una responsabilidad con la naturaleza.

¿Cuál debería ser la visión del país en 200 años de fundación respecto a los productos naturales?

Que nuestra riqueza es muy grande. Debemos valorar más los productos que producimos. No solo exportarlos sino también consumirlos. Debería crearse una visión de productos más sostenibles que involucre a las regiones y una mejor articulación de instituciones.

AUTOFICHA:

- Soy Miguel Zamalloa Condori, tengo 37 años. Estudié Ecoturismo en la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios (UNAMAD). Hoy presido RONAP e impulso con mis hermanos un parque de castañas en esta región”.

“Nuestra asociación brinda el servicio de procesamiento y transformación de la castaña y sus derivados. Nuestro principal objetivo es lograr un equilibrio entre nuestra labor y la naturaleza. Trabajamos con personas jóvenes, hijos y nietos de castañeros y también con profesionales de diferentes profesiones”.

“En 2019 hemos exportado dos contenedores de castañas a  EE.UU. El año pasado fueron seis y este año proyectamos exportar entre tres y cinco contenedores. A Francia hemos exportado 1,000 kilos. Este año serán 3,000 kilos de castaña partida que es usada para aceite. También exportamos a Ecuador”.

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