Mechaín Doroteo Guerra: "Las imperfecciones del ser humano me inspiran”

“La caricatura tiene que ver con descubrir qué elementos físicos hay que exagerar del personaje para no solo hallar el parecido, sino su personalidad, su forma particular de ser, como una ceja levantada, una manera de pararse. Es como desnudarlo”, nos explica.
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"Para mí, la caricatura tiene que ver con descubrir qué elementos físicos hay que exagerar del personaje para no solo hallar el parecido sino su personalidad", dice Mechaín (Renzo Salazar/Perú21).
“El caricaturista debe incomodar siempre al poder. No es alguien que dibuja para hacer reír. En realidad, el humor es un pretexto para opinar”, expresa Mechaín (Renzo Salazar/Perú21).
“La caricatura está muy ligada al periodismo. Es comunicación, es opinión. No me interesaba solamente dibujar bonito, sino decir algo interesante”, comenta el caricaturista (Renzo Salazar/Perú21).
"La historia parece cíclica. Yo encuentro una caricatura mía de hace 20 años y tranquilamente podría funcionar hoy", dice el caricaturista de 'Floro y fauna' de Perú21 (Renzo Salazar/Perú21).
"Para mí, la caricatura tiene que ver con descubrir qué elementos físicos hay que exagerar del personaje para no solo hallar el parecido sino su personalidad", dice Mechaín (Renzo Salazar/Perú21).
“El caricaturista debe incomodar siempre al poder. No es alguien que dibuja para hacer reír. En realidad, el humor es un pretexto para opinar”, expresa Mechaín (Renzo Salazar/Perú21).
“La caricatura está muy ligada al periodismo. Es comunicación, es opinión. No me interesaba solamente dibujar bonito, sino decir algo interesante”, comenta el caricaturista (Renzo Salazar/Perú21).
"La historia parece cíclica. Yo encuentro una caricatura mía de hace 20 años y tranquilamente podría funcionar hoy", dice el caricaturista de 'Floro y fauna' de Perú21 (Renzo Salazar/Perú21).

Su padre quería que sea matemático. Él intentó con Medicina y Economía. Se impuso el arte, la caricatura política en diarios, la voz crítica detrás del humor. Doroteo Guerra publica de lunes a sábado ‘Floro y fauna’ y los viernes en El Otorongo de Perú21. Y desde hoy hasta este sábado es parte de la muestra del colectivo Arte-sano 'La caricatura y el humor en tiempos de crisis' en la Fundación Euroidiomas (Libertad 130, Miraflores), a propósito del Día de la Historieta Peruana. Su sueño fue ser artista plástico. Tal vez por eso en su obra vemos cierta inspiración de la escultura, en los dibujos en tres dimensiones de Mario Vargas Llosa, Allan Poe, Gabriel García Márquez. Imágenes que lucen como trofeos en las paredes de su casa, donde trazamos el camino que emprendió hace más de 35 años.

Con 17 años de edad, debutaste en Monos y Monadas.
Estaba en quinto de secundaria. Me apasionaba el arte. Pero la caricatura viene de más atrás. A un profesor que tenía le gustaba hacer caricaturas de los alumnos que se portaban mal.

¿Te caricaturizó?
No. Yo me portaba bien (risas). Aunque no era ni buen ni mal alumno. Pero sacaba 20 en Arte.

¿De dónde venía esa vena?
De mi padre. Aprendí por imitación, porque él no quería que yo me dedique al arte. Empecé a destacar en el colegio y los profesores me pedían que caricaturice a sus colegas. En esos años conocí al caricaturista Juan Acevedo, que estaba de moda con El Cuy. Lo busqué para enseñarle mis dibujos. Fui a su casa, me recibió amablemente y me dijo: “Yo te puedo publicar este, me gusta”. Y así salió mi primer dibujo en Monos y Monadas. Pero él me preguntó a qué me iba a dedicar. Le dije que quería ser artista plástico. “No te lo recomiendo”, respondió. Reforzó la idea de que no se podía vivir del arte. Luego entré al entonces Sistema Nacional de Comunicación Social (Sinacoso) y el jefe vio mis dibujos y ordenó que pase a La Crónica.

“El caricaturista debe incomodar siempre al poder. No es alguien que dibuja para hacer reír. En realidad, el humor es un pretexto para opinar”, expresa Mechaín (Renzo Salazar/Perú21).

Eran tiempos de Belaunde en el poder. ¿Qué te hizo ver que lo que hacías era importante?
Me hacía escuchar más cuando dibujaba que cuando hablaba. Mi dibujo era una opinión masiva. Pero donde tomé atención a la caricatura fue antes de eso, cuando estaba en el colegio. Teníamos el típico auxiliar, que era un tipo muy malo, que te veía una costura mal puesta y te la rompía. Siempre te jalaba en conducta. Y al final de año, te cobraba para aprobarte. Era conocido. Le hice una caricatura. Era gordito. Lo dibujé calato con un vestido de ballet, bailando con plata en una mano y una manguera en la otra. Lo hice solo para mis compañeros. Gustó tanto que se divulgó por todo el pabellón hasta llegar a la mesa del auxiliar. Indignado, fue a quejarse con el director. Llegaron a mi salón y me llamaron. Salí pálido. El director pidió la caricatura como prueba de la suspensión, pero el auxiliar no quería mostrarla (risas). La sacó con vergüenza y, pucha, le vi la cara al director y se quería reír. Al final, me dejaron con el auxiliar para que él decida qué hacer. “Mira, hijo”, me dijo. “Tienes talento, pero deberías mostrarlo en los periódicos murales y no así”, añadió y me suspendió cuatro días. Mi viejo nunca se enteró (risas). Estaba en tercer año de secundaria.

¿Y por qué estudiaste Comunicaciones y no Artes Plásticas?
La caricatura está muy ligada al periodismo. Es comunicación, es opinión. No me interesaba solo dibujar bonito, sino decir algo interesante.

En tu caricatura fisonómica noto cierta influencia de la escultura. ¿Es correcto?
Claro, el volumen juega mucho. Pensar en tres dimensiones.

"Para mí, la caricatura tiene que ver con descubrir qué elementos físicos hay que exagerar del personaje para no solo hallar el parecido sino su personalidad", dice Mechaín (Renzo Salazar/Perú21).

¿Por qué tu obra evoluciona a esa forma de exagerar los detalles del personaje?
Para mí, la caricatura tiene que ver con descubrir qué elementos físicos hay que exagerar del personaje para no solo hallar el parecido sino su personalidad, su forma particular de ser, como una ceja levantada, una manera de pararse. Es como desnudarlo. Una cosa es mirarse en el espejo, donde te ves como quieres verte, y otra en la caricatura.

Has sido testigo de la historia política del Perú en casi 40 años de democracia. ¿Cuál es tu balance?
La historia parece cíclica. Yo encuentro una caricatura mía de hace 20 años y tranquilamente podría funcionar hoy. Seguimos dando vueltas. Parece que el libreto fuera el mismo. El Poder Judicial ha funcionado siempre así. Los políticos son los mismos corruptos de siempre.

Sin crisis no hay caricatura.
Todos los días hay algo de qué hablar, ‘felizmente’. El caricaturista debe incomodar siempre al poder. No es alguien que dibuja para hacer reír. En realidad, el humor es un pretexto para opinar.

¿Qué te inspira?
Las imperfecciones del ser humano me inspiran para hacer humor. De lo contrario, no tendría de qué hablar.

¿Cuáles son las imperfecciones de Mechaín?
¡Uy! Es una pregunta difícil porque son muchas. Pero respecto al arte, a veces soy demasiado exigente con mi trabajo y eso me pone neurótico. Al punto de estresarme. Hacer humor diario es un ritmo muy fuerte. Tengo que empezar el día con la noticia y ver qué pasa durante la jornada. La parte gráfica se hace en las últimas horas.

¿Qué te jode?
La injusticia e indolencia. La sinvergüencería del político, que crea que somos estúpidos.

"La historia parece cíclica. Yo encuentro una caricatura mía de hace 20 años y tranquilamente podría funcionar hoy", dice el caricaturista de 'Floro y fauna' de Perú21 (Renzo Salazar/Perú21).

¿El político no es reflejo de los que somos?
Totalmente. Todos somos así. Todos tenemos un poquito de Hinostroza dentro de nosotros.

¿Qué te pone de buen humor?
Cuando gana la selección peruana de fútbol (risas). La solidaridad de la gente cuando sale a las calles en grandes cantidades para protestar contra los feminicidios, la homofobia y el Poder Judicial.

¿Qué te hace reír?
El absurdo, que está en todo.

DATOS:
- “Tengo dos nombres, pero no quiero mencionar el segundo porque no lo uso. Mi padre me puso Mechaín porque él era profesor de matemática y quería que yo sea matemático. Entonces, me puso el nombre de un matemático francés. Me gustaba la geometría, pero logaritmos, física no eran para mí”.

- "Debo haber trabajado en unos 20 periódicos. Una vez hice un cálculo que había hecho unas 7 mil publicaciones en medios. Ahora deben ser más. Tengo dos hijas y ellas me han sacado el lado artístico: una toca piano y la otra la guitarra. Aunque estudian Ingeniería y Psicología”.

- “Mi padre ya falleció. Al comienzo él odiaba mis trabajos. Me aceptó cuando veía que mi nombre sonaba, cuando empecé a ganar más que él (risas). Llegó a apreciar mi arte. Sus amigos me contaban que él se sentía orgulloso. Era un tipo duro. Somos cuatro hermanos y soy el único terco que se dedicó al arte”.

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