"“En el Apra auroral (todos) estarían revolcándose en sus tumbas si supieran lo que ha pasado con el partido. De eso no queda nada. Es una misión imposible”, declara Mujica (Alessandro Currarino/Perú21).
"“En el Apra auroral (todos) estarían revolcándose en sus tumbas si supieran lo que ha pasado con el partido. De eso no queda nada. Es una misión imposible”, declara Mujica (Alessandro Currarino/Perú21).

En su mesa de noche tiene uno de los tomos de '' autografiado por Julio Ramón Ribeyro. Es como una imagen religiosa, una creencia, símbolo de su fe por la lectura. Libro que conserva desde los 12 años.

Confiesa que no ha sido una persona muy sociable. Prefería quedarse en casa leyendo. En las clases de matemática se sentaba en la última carpeta, donde a escondidas camuflaba su lectura favorita dentro de algún texto de números, y daba rienda suelta a la lectora voraz.

Pretendió ser historiadora, estudiar Literatura, Sociología, Psicología, Arqueología. Logró seguir Periodismo, pero su carrera profesional alcanzó un importante impulso como editora de un sello transnacional. Y su esperado debut literario llegó recientemente con la novela 'Una ciudad para perderse' (Animal de Invierno, 2018), donde narra dos historias en paralelo: la de su abuelo, un dirigente aprista en el exilio y en medio de la Segunda Guerra Mundial, y la de un matrimonio, que trae sus propios muertos y heridos. De batallas ganadas y perdidas, con Mayte Mujica, quien prefiere que no la llamen escritora.

¿Qué tienen en común la militancia partidaria y la militancia sentimental?
Las dos historias del libro son de entrega y renuncia. En el exilio, mi abuelo sufrió una serie de carencias, miedos y amenazas. En Europa, cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, su vida se redujo.

Con el amor puede llegar a pasar algo parecido.
La otra historia, de la chica, es sobre su estado asfixiante, desesperanzador, que también la reduce a ella. Ambas historias conversan en un plano emocional. Ella también se siente insegura, amenazada. Pese a que en su caso no hay un invasor, es una guerra interior. Y trata de escapar de esa apatía.

¿Cómo ejerces la política?
Nunca he tenido militancia política, a pesar de que alguna vez mi abuelo quiso llevarme al partido. Pero sí he visitado con regularidad a Armando Villanueva, que era amigo de mi abuelo. Me gustaba ir a conversar con él.

Fue tu breve paso aprista.
¡No! La política la ejerzo como ciudadana y como mujer. Les enseño a mis hijos para que no crezcan con las taras machistas.

En el libro te preguntas de qué le serviría al Perú el partido aprista.
En el Apra auroral (todos) estarían revolcándose en sus tumbas si supieran lo que ha pasado con el partido y sus ideas. De eso no queda nada. Es como la cueva de Alí Babá. Sacarlo adelante es una misión imposible.

Y en la orilla del amor, ¿cómo lo vives?
Es una palabra inmensa. Lo vivo en diferentes dimensiones: de pareja, con mis hijos, amigas, amigos. Hay que estar dispuesto a todo cuando uno quiere a una persona y entregarlo todo.

"“Cuando era niña, debajo de mis sábanas, en los pies, me imaginaba circos. Sobre las sábanas era una niña normal. Las cosas ocurrían debajo de ellas”, afirma la editora y escritora (Alessandro Currarino/Perú21).
"“Cuando era niña, debajo de mis sábanas, en los pies, me imaginaba circos. Sobre las sábanas era una niña normal. Las cosas ocurrían debajo de ellas”, afirma la editora y escritora (Alessandro Currarino/Perú21).

Sin embargo, Pelo Madueño cantaba “el amor es la peor de las guerras”.
Es un concepto un poco perverso. Creo que el amor no debería ser así. Hay que huir de esas relaciones tóxicas en las que prevalece la idea de que el amor duele. El amor no debería doler, sino ser placentero.

¿El dolor no es parte de una relación con el amor?
¿Tú crees? ¿Tú sufres? (risas). Es un tema de perspectivas y decisión. No es mi caso.

Lo digo porque esa dialéctica amor-dolor se ha eternizado en canciones y en la propia literatura.
Sí, pero una cosa es lo que ocurre en la literatura y otra en la vida. En la literatura nos podemos permitir personajes, acciones que en la vida podrían ser muy cuestionables. Está instalada la idea de que hay que sufrir por amor y eso está muy mal. La literatura es un universo que corre en paralelo y donde todo vale. Me parece absurdo criticar las acciones de un personaje ficticio en la literatura. A un personaje literario no le puedo exigir que se porte correctamente. A los personajes de ficción no les exijo nada moralmente.

A las canciones se les exige que no refuercen ciertas actitudes negativas como el machismo. ¿A la literatura también tendríamos que exigirle lo mismo?
No. A la literatura no se le puede exigir nada, solo que sea buena literatura.

¿A las canciones?
Es otro universo. En la literatura las cosas ocurren a través de los personajes. En las canciones es el propio autor el protagonista.

"Nunca he tenido militancia política, a pesar de que alguna vez mi abuelo quiso llevarme al partido", expresa Mayte Mujica (Alessandro Currarino /Perú21).
"Nunca he tenido militancia política, a pesar de que alguna vez mi abuelo quiso llevarme al partido", expresa Mayte Mujica (Alessandro Currarino /Perú21).

Una batalla que has librado es contra el cáncer. Llegó en un momento paradójicamente maravilloso para ti pues te ibas a casar.
La vida puede pasarte por encima. Pero pude verla, no sé si ingenuamente, de otro modo. Qué horrible debe ser pasar una situación crítica de una enfermedad sin amor, sin compañía. Yo la pasé acompañada, tranquila, rodeada de cariño y eso fue lo que me ayudó a sobrellevarlo. Si caes en el pantano del miedo, te fundiste. Y mi enfermedad la pesqué en un estadio temprano.

El amor finalmente cura.
¡Sí! Cura, alegra, emociona. Me encanta estar enamorada de mi esposo.

Has trabajado varios años desde la edición de textos. Y este es tu primer libro. ¿Te sientes escritora?
No, para nada. ¡Por favor! No creo que publicar una novela me haga escritora. No me pienso así. Me gusta escribir y vivo leyendo.

Noto en tu mirada que siempre estás pensando otra cosa o como si estuvieras imaginando alguna historia. ¿Es así?
Sí. Eso no quiere decir que no te esté prestado atención (risas).

Lo sé. Pero es como que vives en dos mundos.
Cuando era niña, debajo de mis sábanas, en los pies, yo me imaginaba que ahí había circos. Lo imaginaba despierta, a la hora de acostarme, momento que los niños detestan. Sobre las sábanas era una niña normal. Las cosas ocurrían debajo de las sábanas.

Una ciudad para perderse
Una ciudad para perderse

Autoficha:
- “Nací en Lima, el 5 de setiembre de 1978. Estudié Periodismo en la UPC, pero lo ejercí poco. A los 23 años me ofrecieron un trabajo en la editorial Alfaguara. Hice mi vida profesional ligada a la edición. Ahora edito como freelance, pero mi trabajo de lunes a viernes es en Belcorp, en el área de Comunicaciones”.

- “En casa siempre hubo libros, mis padres me leían. Y lo más importante: siempre los vi leer. Un hito importante fue cuando leí 'Las brujas' de Roald Dahl. Luego leí 'Matilda' y 'Charlie y la fábrica de chocolate'. Actualmente, escribo cuentos, pero sin tomarlo muy en serio”.

- “Mi abuelo Nicanor Mujica falleció cuando yo tenía unos 20 años. Me acuerdo cuando me contó cómo entró al Apra. Su familia no era aprista, sino vinculada al Partido Civil, conservadora. A pesar de todo, entró al Apra y le contó a su papá, quien solo le dijo: ‘Nunca traiciones’. Eso me ha quedado como una máxima”.