¿Qué le enseñó '20 Lucas'?
Fue como un antes y un después. Perdí un poco mi identidad, porque hasta ahora la gente me saluda con efusividad y cariño diciéndome: “Hola, '20 Lucas'”, “'20 Lucas', ¿cómo te llamas?”, “chévere tu programa, cuándo vienes a mi mercado”, “chau, '20 Lucas'” (risas). El formato fue muy potente y empático con un ciudadano que quería ser reconocido. Me enseñó a nunca más estereotipar y que no hay nada más impactante, sexy, desopilante y conmovedor como la vida misma. A veces uno quiere, apelando a la ficción, construir una historia, pero sales a la calle y resulta que eso es sobrecogedor siempre.