Marisol Aguirre-Morales: “La comedia no es solo para reír, debe tener mensaje”

“Siento que la vida me ha hecho encontrarme a mí. Tras mi separación (de Christian Meier), me fortifiqué como persona, crecí en mi amor propio. Ahora soy una mujer de casi 50 años con un amor propio muy bonito”, señala.
Entrevista a la actriz peruana Marisol Aguirre. (Perú21/ José Rojas)

Nancy es un pueblo rodeado de campos y con una plaza antigua, se dice que mucho más preciosa que la de París. Nancy está al sureste de la capital francesa. Y Nancy es donde nació . Sus primeros meses de edad los vivió ahí, en la tierra de su madre, y adonde todos los años volvía para vacacionar. Aunque asegura tener su lado “criollazo”, tal vez heredado del lado paterno.

Cuando entró a Locademia de TV tenía 19 años. “Sé tú”, le dijeron. Eso hizo y eso vimos en la televisión estatal de aquel año 92, tiempo del autogolpe de Fujimori y del terrorismo. Era un programa de entretenimiento en medio de la violencia. Casi surrealista. Dos años más tarde, sería la protagonista de la telenovela Gorrión. “Tú eres Gorrión, te queremos”, le dijeron. Hoy, tras una carrera que solo frenó cuando fue madre, es parte del filme La cosa, nueva comedia de Álvaro Velarde, que se exhibe en el Teatro Británico de Miraflores, como parte de un circuito de proyección de cine independiente.

Del colegio salió convencida de que lo suyo era la actuación. Su padre, quien fue ingeniero hidrogeólogo, quería que ingrese a la universidad. Y la obligó a estudiar, estuvo más de un año intentando seguir Educación, como su madre. “Yo quería ser actriz, no profesora”, me dice Marisol Aguirre. Se rebeló: dejó la universidad, sin avisar en casa, para convertirse en actriz.

¿Hoy contra qué te rebelas?

Ya soy un poquito más tranquila (risas). Pero alzo mi voz cuando no se respetan los derechos de los demás, cuando se maltrata a alguien o cuando se maltrata a un animal.

En una entrevista del año pasado, declaraste que estabas cansada de ser la actriz que siempre representaba el papel de pituca.

Los personajes que me tocaban eran de pituca dentro de la comedia, que me encanta, pero no había algo de fondo. El año pasado fue lo máximo porque pude demostrar con el personaje que hice en Sres. Papis que mi talento iba para más, un personaje que me ha dado muchas satisfacciones, un personaje muy natural.

Tal vez más cerca de tus inicios, donde no empezaste como la chica pituca.

Para nada, cero. Y ahora en la nueva novela de Michelle Alexander tengo un personaje con una buena situación económica, pero no es una pituca en comedia, sino un drama. Ya no es la pituca atorrante, huachafa, mala, coqueta, etc.

Y en La cosa tu papel ya es hilarante.

Totalmente. Admiro a Álvaro Velarde muchísimo, he visto sus otros filmes, me encantó El destino no tiene favoritos, me parece que tiene un humor recontra inteligente. Hace cine como se hacía antes, donde todo te habla, desde la música hasta el vestuario. Un cine mucho más complejo.

¿Lo que se opone al cine comercial?

No por ser comercial será malo. Pero claro, hay películas que son muy malas, como las gringas tipo ‘Retroceder nunca rendirse jamás 18’ (risas).

¿Pero y las películas tipo Locos de amor 3 y No me digas solterona 2, por estrenarse y donde actúas?

No me digas solterona 2 tiene un fondo súper importante para la mujer, un mensaje profundo. La comedia no solo es para ir a relajarte y reírte, debe tener un mensaje.

Si bien has hecho mucha comedia, ¿crees que el papel de Gorrión sigue siendo el que más te ha marcado?

Actoralmente no, pero en la calle todos me dicen “gorrión”.

¿Dirías que también te ha marcado el hecho de haber sido la esposa de Christian Meier, con quien protagonizaste Gorrión?

Sí, también; ahora menos. Hemos tenido 13 años de matrimonio y tres hijos. ¿Pero sabes por qué nos siguen ligando? Porque ninguno de los dos se ha vuelto a casar.

¿Que te vuelvas a casar es una posibilidad?

Nunca niego esa posibilidad. Aunque ahorita te diría que no. No sueño con eso.

¿Cómo es el amor a los 48 años?

Más maduro, seguro, con más amor propio, con más conocimiento de la vida. Pero cada año me vuelvo más exigente (risas). Cuando eres más chico, piensas que todas las diferencias que ves desde el comienzo se van a resolver.

¿Y no es verdad?

No (risas). Uno se hace más viejo y nuestras manías se acentúan. Siempre digo que cuando vuelva a tener un enamorado, será un extranjero, porque los peruanos son muy machistas, conservadores.

¿El divorcio es un fracaso?

De repente, porque cuando uno se casa, quiere que la relación dure para toda la vida. Yo soñaba con que mi matrimonio dure toda la vida. Mi papás han durado toda la vida casados, me hubiera encantado lo mismo. Pero no me siento fracasada en la vida. Me considero exitosa como madre, porque siento que soy una excelente mamá. Veo a mis hijos grandes y lo que son, es un trabajo netamente mío porque Christian vivía afuera. Podrá ser un excelente papá, pero quien los ha criado he sido yo. Los miro y digo: son mi obra. Y tengo mi carrera como actriz, no me falta trabajo, estoy contenta.

En tiempos en que es necesario dar el mensaje de que no son buenas las relaciones tóxicas.

Si no funciona, para qué hacer sufrir a los hijos, o sufrir tú y aceptar cosas que no te gustan. Es absurdo. Pero también siento que los jóvenes de ahora que se casan ya no luchan por el matrimonio. Entonces, por un lado está el que aguanta todo, que no debe; y por otro lado, el que a la primera pelea se divorcia. El matrimonio es una chambaza, es un trabajo mutuo, un compromiso y respeto mutuo. Hay que estar dispuesto a chambear en el matrimonio y también saber perdonar, porque somos imperfectos.

¿Has tenido que pedir más veces perdón o has perdonado más?

¿En mi matrimonio? He perdonado más, ¡de todas maneras! (risas). Pero claro que pido perdón, no tengo vergüenza de hacerlo.

Marisol, ¿sería descabellado pensar que mañana más tarde Christian y tú vuelvan a ser pareja?

¡Sería descabelladísimo, ni en mi peor pesadilla! (ríe a carcajadas).

Es que conozco personas que se han vuelto a casar luego de años.

Yo también conozco esas historias, pero no es la mía (ríe). Así estamos bien, como padres separados.

¿Qué Marisol Aguirre quieres para los 50?

(Piensa, ensaya respuestas). Pucha, ninguna más que la que soy. Siento que la vida me ha hecho encontrarme a mí. Tras mi separación, me fortifiqué como persona, crecí en mi amor propio. Ahora soy una mujer de casi 50 años con un amor propio muy bonito, que no tiene que ver con el ego, que lo detesto. Si tú no estás bien y no te quieres, el resto no podrá quererte ni respetarte. Vivo para tener paz, alegría y risas.

AUTOFICHA:

- “Soy Marisol Aguirre-Morales Prouvé. Tengo 48 años. Nací en Nancy, Francia. Cuando era chica, volvía siempre y hace nueve años regresé con Celine (hermana), nos reencontramos con mi abuela y mi tío. Fue un viaje de despedida, porque ellos fallecieron luego”.

- “Estudié en el colegio Franco Peruano. También intenté ser hostess y no duré ni tres meses; mi papá casi se muere, me dijo que prefería que sea actriz (risas). Estudié teatro en distintos lugares y talleres. En teatro, recuerdo con cariño Ocho mujeres; en novelas, amo mi personaje en Sres. Papis”.

- “La novela que estoy grabando con Michelle Alexander se llama Dos hermanas. El 2 de abril se estrena en los cines No me digas solterona 2 y estamos con el programa Sal y Pimienta en YouTube, con Celine Aguirre y Pablo Saldarriaga, es un programa de entretenimiento de cocina; la plataforma digital es el futuro”.

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