María Rosa Álvarez-Calderón: "Existe una devoción que crece con vida propia"

"La fe trasciende todo. Una procesión son tumultos y la gente viene por la absoluta certeza de que ahí se produce un encuentro tan íntimo entre uno y Dios que se manifiesta en un milagro. La experiencia de octubre es una experiencia maravillosa", sostiene.
"La fe trasciende todo. Una procesión son tumultos y la gente viene por la absoluta certeza de que ahí se produce un encuentro tan íntimo entre uno y dios que se manifiesta en un milagro", sostiene María Rosa Álvarez-Calderón (Foto: Piko Tamashiro)

Esta semana, María Rosa ha sembrado tres nuevas orquídeas moradas en su casa, como lo hacía su madre. Pero lo que viene cosechando desde hace años es su devoción por el . Ella forma parte del equipo que conserva valiosas piezas religiosas de más de 300 años de antigüedad y, con ello, difunde la historia del Cristo de Pachacamilla y buena parte de la historia de Lima, que casi son lo mismo. Pues, como dice María Rosa, la devoción por el Cristo Morado es parte de la identidad de los limeños y ha trascendido fronteras. Conversar con ella es dejarse llevar por un viaje en el tiempo.

¿Desde cuando nació esa relación tan estrecha con el Señor de los Milagros?
Mamá era muy devota, mis abuelos también. Yo soy la mayor y me puso María Rosa Milagros. Luego nació mi hermana y le puso Milagros. 

¿Qué recuerda de su primera procesión?
Me llevaban desde muy chica. Iba a la oficina de mi padre y de mi abuelo, que quedaban por donde pasaba el Señor. Entonces nos vestían con mantilla para verlo pasar. Es una imagen que uno lleva desde siempre, es parte de tu vida.

¿Cómo nace la idea del museo?
Es una idea que tiene muchísimos años. En el 66, había carencia de monjas y el cardenal Juan Landázuri decidió reforzar el convento y traer a cuatro carmelitas descalzas de España, entre las que vienen las madres María Rosa y María Soledad. Dos mujeres absolutamente extraordinarias que reordenan todo.

“Las madres María Rosa y María Soledad fueron dos mujeres absolutamente extraordinarias que reordenaron todo y restauraron el museo”, expresa Álvarez-Calderón (Piko Tamashiro/Perú21).

¿Las dos toman la iniciativa?
Ellas toman a su cargo la iglesia, el monasterio, todo lo que conlleva preparar y tener todo listo para la procesión. Parte de su trabajo fue empezar un proceso de restauración de las piezas que teníamos desde 1730. Ellas ya tenían la idea de hacer un museo para exponer estas obras.

¿Y cuándo logran abrir el museo que vemos ahora?
En 2014. Se fue armando poco a poco. También hubo que recuperar este espacio. Con las miles de crisis que hemos tenido, perdimos propiedades, pero la madre Soledad y la madre María Rosa las fueron recuperando para contar con una herramienta más para promover la devoción del Señor.

Una devoción con muchos años de tradición.
En 1671 empieza una historia muy bonita. El muro donde estaba la imagen había sido abandonado. Un día pasó un señor de la parroquia de San Sebastián que sufría de un cancro contagioso. Vio el muro y se quedó fascinado. Le hizo una pequeña peana, lo limpió y le puso una protección de hojas de mangle. Al cabo de unos meses, se le sanó el cancro que nadie había podido curarle.

(A los que van a la procesión) yo les digo abran su corazón con fe y certeza, que cuando se está con Dios y en Dios solamente la bondad y las cosas buenas salen de uno", expresa Álvarez-Calderón (Piko Tamashiro/Perú21).

¿Por qué luego hubo intentos de borrar la imagen?
Después del milagro, el párroco de San Marcelo se enteró de que la Cofradía de Negros de Angola y algunos vecinos de los alrededores adoraban el muro de una manera irreverente: bailaban y cantaban con arpa y bajón cada viernes. Eso era inaceptable para la época.

Pero no lo logró.
Mandaron a tres personas a borrar la imagen. La primera cayó desmayada, a la segunda la imagen se le exaltó y la tercera simplemente no pudo. Luego el propio virrey Amat se acercó a la imagen y le debió haber impresionado muchísimo porque la mandó a completar. Hasta ese entonces, solo estaba el Cristo crucificado, el sol y la luna. Amat contrató al famoso pintor José de la Parra para que dibujara la imagen del calvario que vemos ahora.

¿Esta historia de fe y cultura ha ido creciendo?
Es una devoción con vida propia que sigue consolidándose, creciendo y ha trascendido a Lima. La imagen está en los sitios más increíbles.

¿Por ejemplo?
En Nueva York se pasea por la famosa Quinta Avenida. Sale desde St. Patrick, la catedral. En París, el Señor vive todo el año en Notre Dame, tiene su espacio con la Virgen de Guadalupe. En Roma, desde el papa Juan Pablo II, lo llevan el domingo más cercano al 18 de octubre a la hora del Angelus. El Papa sale y lo reconoce y le da la bendición. Lo ha hecho Benedicto y Francisco también. En Chile es muy grande la procesión. Termina en la catedral y cantan el Himno Nacional de Perú y de Chile.

Es uno de los más grandes poderes de la fe: unir personas.
Yo creo que sí. Trasciende todo. Mira una procesión. Son tumultos y la gente viene por fe, por absoluta certeza de que aquí se produce este encuentro tan íntimo entre uno y Dios que se manifiesta en un milagro. La experiencia de octubre es una experiencia maravillosa.

En estos tiempos de división, es bueno experimentar eso.
Yo diría que hasta necesario. Ahí no hay diferencia de nada. Y el Señor a todos les da milagros por igual.

(Foto: Piko Tamashiro)

Este mes de fe coincide con las elecciones políticas.
El día siguiente de la primera salida del Señor son las votaciones.

¿Podríamos pedir que todos asumamos nuestra responsabilidad como ciudadanos y votemos de manera consciente?
Voy a ser drástica. Nosotros reclamamos a nuestras autoridades que se comporten de cierta manera. Pero yo me pregunto si nosotros realmente cumplimos con lo que reclamamos. Porque cuando uno sale a la calle, se encuentra con un tráfico espantoso en el que hacemos las cosas porque nos da la gana y hay cero respeto. Podemos quejarnos, pero antes debemos ser lo que exigimos que sean los demás, porque al final las autoridades salen de nosotros.

¿Tiene alguna recomendación para quienes van a participar en las procesiones?
Yo les digo abran su corazón con fe y certeza, que cuando se está con Dios y en Dios solamente la bondad y las cosas buenas salen de uno. 

AUTOFICHA
- “Me fui a vivir a los Estados Unidos y estuve allá casi veinte años. Regresé en 2012 y me integré al grupo de trabajo del Museo del Señor de los Milagros, bajo la dirección de Liliana Canessa. Dos años después, abrimos las puertas para todo el público y ahora soy la encargada de comunicaciones”. 

- “Un libro clave es Historia del Santo Cristo de los Milagros de Rubén Vargas Ugarte. Fue el primero que tuvo acceso a los archivos de las madres del monasterio. Lo usamos como referencia para ubicar documentos y armar el museo, nos ha servido de guía”. 

- “Todo el mundo habla de los milagros con mucho drama, con cosas increíbles. Yo creo que la vida misma es un milagro y que cuando uno deja, lo bañan con milagros. El Señor te concede y te lo afirma, te deja saber que ha sido él. Cada año vivir aquí octubre es la experiencia más fabulosa que puedas vivir”.

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